23 de noviembre de 2012

[Forever] Capítulo 01 - Introducción

 Hace como... frío ._.
 La tele + la música de mis vecinos -w-
 En el comedor~


Ciaossu~!!
Porque no puedo con mi genio, un nuevo fic :D No puedo decir mucho porque sino sería spoiler, pero, espero que les guste ^_^ Aunque como dice el título, esto no es más que la introducción, a partir de acá, comienza la verdadera historia >:D
Enjoy~ ♥
Título: Forever.
Fandom: Johnnys.
Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya], Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo], RyoTego [Tegoshi Yuya x Nishikido Ryo] (pero nadie dice que no puedan haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: Drama humano (?), romance.
Rating: PG-13
Capítulos: 01 / ¿?
Sinopsis: Todo comienza y al mismo tiempo todo termina con unas pocas palabras. La frase reza que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde, pero, ¿qué pasa si esa pérdida se genera repentinamente? ¿Si la persona que amas, de un momento a otro, se olvida de todo lo vivido?

Capítulo 01: Introducción


Parecía ser un día como cualquier otro en aquella habitación en la que sólo había una mesa a lo largo de la misma, sillas y algunos refrigeradores bajo mesada por si a alguno se le antojaba alguna bebida. Habían sido citados en aquel lugar por su líder, quien sólo había mencionado que debía decirles algo con suma urgencia.
Sacó su celular y envió un rápido mensaje de texto. Todos en su lugar de trabajo sabían de su obsesión por aquella forma de comunicación, y por supuesto, sus compañeros de grupo eran los que se llevaban la peor parte.
- Aunque no responda, si estás aburrido, envíame mensajes. Te aseguro que los leeré a todos – Le habían dicho en una oportunidad, y esa fue su sentencia de muerte. Efectivamente, leía todos y cada uno de sus mensajes, ya que al día siguiente charlaban al respecto.
La puerta se abrió, coincidiendo con el envío de su mensaje, por lo que el celular del recién llegado sonó avisándole de un nuevo mensaje de texto recibido. Sin llegar a entrar del todo en la habitación, miró a la única persona sentada en torno a la mesa y luego al celular, tres veces, ensanchando aún más su sonrisa.
- Debo imaginar que este mensaje es tuyo, ¿no, Tegoshi? – Preguntó Ryo, entrando a la habitación y cerrando la puerta a su paso, para sentarse luego frente al muchacho y notar que, tal y como lo había predicho, él había sido el remitente de aquel mensaje -. ¿Hace falta que te lo responda?
- No, puedes respondérmelo personalmente – Dijo el muchacho.
- Bueno – Dijo Ryo, pensando qué responderle -. Estoy bien y… aquí estoy – Lo miró, con su usual sonrisa, ocasionando el suspiro en su oyente, suspiro que fue interrumpido por la llegada de tres de sus compañeros.
- Ah, así que aquí estabas – Le dijo Takahisa a Yuya, entrando junto con Keiichiro y Shigeaki.
- ¿Y Yamapi? – Preguntó Ryo.
- Me pareció verlo en la planta baja – Dijo Keiichiro, sentándose en la punta opuesta a la que estaba cerca de la puerta, imitándolo los recién llegados y sentándose a ambos lados suyo.
- Entonces, no debe tardar en llegar – Dijo Yuya.
La conclusión del muchacho fue interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose, dando paso a Tomohisa.
- Buenos días, Pi – Lo saludó Ryo con una sonrisa, recibiendo por respuesta, un movimiento afirmativo de cabeza.
- Yamapi, tú debiste haber llegado antes que todos nosotros – Lo regañó Keiichiro, sonrisa por medio.
- Lo siento, me retrasé – Respondió el morocho, con lentitud.
- ¿Y bien? ¿De qué quieres hablarnos? – Preguntó Shigeaki.
Tomohisa levantó la vista. Aquellos cinco buscaban hurgar en lo más profundo de su ser con sus miradas, o al menos, en aquel momento, eso parecía. Dejó que el sonido de su propia respiración llenara sus oídos, mientras, internamente, buscaba dar con las palabras correctas para darle una respuesta a Shigeaki, pero el discurso que había pensado dar había sido olvidado completamente apenas entró a ese lugar. Cerró los ojos y suspiró, agachando la cabeza escasos segundos. Miró a todos y cada uno de sus compañeros a los ojos antes de empezar a hablar, dejando que cada palabra saliera desde lo más profundo de su alma.
- Ha sido un largo camino, ¿no? Desde la primera vez que nos vimos, desde que empezamos NEWS.
Los presentes se miraron. Ninguno comprendía las palabras de Tomohisa, por lo que simplemente, se limitaron a asentir con la cabeza.
- Así fue – Reconoció Takahisa.
- ¡Sí que la hemos pasado dura! – Dijo Keiichiro, con una sonrisa.
- Pero aquí estamos, ¿o no? – Preguntó Yuya.
- Como líder… La verdad es que no he sido para nada bueno – Se sinceró Tomohisa -. En vez de ir a hablar con Johnny-san acerca de las interrupciones en nuestras actividades, sólo con tener alguna que otra presentación en solitario, estaba feliz. Debí haber dicho que no, ¿cierto? En vez de hacer una carrera solista, debí haber seguido con NEWS, como parte de NEWS, pero… Creo que... Les fallé como líder.
- ¿A qué viene todo esto, Pi? – Preguntó Ryo, con el ceño fruncido, presintiendo de alguna forma lo que estaba escondido entre aquellas palabras.
Tomohisa volvió a suspirar, esta vez, en forma sonora, antes de dedicarles una rápida mirada a sus compañeros.
- Me voy de NEWS.
Silencio.
En realidad, habían miles de palabras y reproches listos para salir de los labios de todos los presentes, pero la sorpresa de aquellas cuatro palabras, hicieron que quedaran estancadas en sus gargantas. Lo siguiente que se oyó fue una especie de carcajada en forma de suspiro, hecha por Ryo.
- Entonces, Toma tenía razón – Le dijo, mirándolo -. La última vez que hablé con él, me dijo que parecía que tenías ganas de dejar NEWS.
Yuya miró a Ryo, aún sin querer creer en las palabras que había oído escasos segundos antes por parte de la persona que estaba renunciando a ser parte de ellos.
- Pero… Si… Yamashita-kun se va…, ¿quién—? – Preguntó Takahisa.
- Koyama es el más indicado para tomar el liderazgo de la banda. Al menos déjenme darle ese título antes de irme.
- Eres un egoísta – Espetó Yuya, en voz baja, con los ojos a punto de llenarse de lágrimas.
- Tegoshi – Lo llamó Shigeaki.
- ¡Eres un egoísta! – Repitió, levantándose de la mesa y cerrando sus puños sobre la misma, mirándolo con un profundo odio.
- Yo creo que lo entiendo – Lo defendió Ryo, siendo ahora él, el centro de las miradas -. Es decir, obviamente es molesto que no tengamos actividades por mucho tiempo. Shige seguro que se aburre cuando eso sucede. Pero en cambio Koyama tiene su programa de radio y Massu y Tegoshi tienen actividades como Tegomass. Hasta creo que es estresante despertarse todos los días y pensar si vamos a seguir estando como miembros activos dentro de la empresa.
- ¿Entonces lo defiendes? – Preguntó Yuya.
- Sí, lo defiendo – Respondió el muchacho de Osaka, mirando al menor directamente a los ojos. Medio segundo más tarde, Yuya se levantó, caminando en pequeños círculos en torno al espacio entre su silla y los espejos que rodeaban parte del lugar.
- Calmate, Tegoshi – Le pidió Keiichiro, casi en un susurro -. Yamapi… ¿Estás seguro de lo que estás diciendo?
- Lo estoy.
Escudriñándolo con la mirada unos cuantos segundos, el nuevo líder se sentó derecho en su asiento, levantando luego ambas manos para posarlas sobre la mesa.
- Entonces no hay nada que se pueda hacer – Takahisa y Shigeaki lo miraron, pero no se atrevieron a retrucar sus palabras -. A partir de ahora, yo me haré cargo de estos cuatro.
- Tres – Dijo Ryo, por lo que Yuya detuvo sus vueltas para mirarlo, con los ojos abiertos como platos.
- ¿Qué dijiste? – Musitó el muchacho.
- Dije tres – Respondió el morocho, mirándolo -. Yo también me voy.
- E… Espera, Ryo… ¿Qué estás diciendo? – Tartamudeó Shigeaki.
- Lo que oyeron. A diferencia de Yamapi, lo que a mí me afecta es el estrés, entre doramas, sesiones de fotografías, programas y dos bandas, no puedo. Ya no tengo quince años como para seguir con el mismo ritmo. No pensé que Yamapi diría algo así, la verdad es que yo iba a esperar a fin de año para irme, pero… Viendo como están las cosas… Creo que lo mejor es que me vaya junto con él, ahora. No sería justo ni para ustedes ni para las fanáticas que estuvieron con nosotros hasta ahora.
- ¿Por qué no dejas de hacer doramas? – Preguntó Yuya, con la voz quebrada -. ¿Por qué en vez de NEWS, no—?
- Tegoshi – Le llamó la atención Takahisa, por lo que guardó silencio.
- Chicos, no voy a obligarlos a nada – Dijo Keiichiro -. Pero quiero saber si realmente están seguros de lo que están haciendo. Saben que si se van, no podrás volver atrás, ¿cierto? - Tanto Ryo como Tomohisa asintieron con su cabeza, por lo que el mayor suspiró -. Entonces… No me queda otra cosa más que desearles la mayor de las suertes.
- Kei-chan – Gimoteó Yuya.
- Gracias – Dijo Tomohisa, quien fue interrumpido por el sonido de su celular recibiendo una llamada, la cual respondió -. ¿Sí? Habla Yamashita. Ah, sí… Voy para allá. Muchas gracias – Cortó la llamada y miró a sus ahora ex compañeros -. Por estos casi ocho años… Muchísimas gracias – Les dijo, sinceramente, dedicándoles una reverencia, quedándose por aproximadamente treinta segundos en esa posición antes de darse la media vuelta y salir de aquel lugar, sin tener el coraje para mirar atrás y verlos a la cara.
- A partir de ahora… Seremos rivales – Le dijo Keiichiro a Ryo, quién asintió con la cabeza, sonriendo.
- Me esforzaré – Dijo el muchacho de Osaka -. Aunque suene repetitivo… por estos años, gracias.
Sabía que iba a irse. Quería articular al menos dos palabras, pero un fuerte nudo en su garganta se lo impedía. En vez de detenerlo con palabras, lo hizo con gestos, siguiendo sus pasos saliendo de la habitación y agarrándolo con fuerza del brazo para evitar que se fuera -. ¿Qué sucede? – Le preguntó, sorprendido por su accionar -. Esto no quiere decir que no puedas seguir enviándome mensajes – Le dijo, acariciando sus cabellos -. Aunque… conociéndote… no creo que vayas a hacerlo.
- N… No es eso… Es… algo… Quiero decirte algo…
- Dime – El morocho se cruzó de brazos y esperó a que el menor hablara. Podía oler su nerviosismo como si se tratara de un animal inocente, por lo que sonrió con ternura -. ¿Tegosh—?
- Te amo – Soltó el aludido, completamente rojo, con los ojos cerrados con la misma fuerza con que estaban cerrados sus puños.
Ryo no podía salir de su asombro. En el momento en que se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, sonrió y volvió a acariciar sus cabellos, ocasionando que Yuya abriera sus ojos lentamente para hallar aquella tierna sonrisa.
- Lo siento, Tegoshi – Respondió -. Pero no puedo responder a tus sentimientos – El aludido se lo quedó mirando, como si con esa acción, le estuviera pidiendo alguna otra explicación -. En estos momentos… estoy saliendo con alguien…
- Si no fuera así… Tampoco saldrías conmigo, ¿cierto? – Masculló el menor.
- Nunca te vi… de otra forma que no sea la de un amigo. Realmente lo siento.
Aquella fue la última conversación que mantuvieron Ryo y Yuya. El menor había pasado una semana entera sumamente deprimido, bajo el cuidado de su mejor amigo, Takahisa. 

Varias semanas después de la partida de Ryo y Tomohisa, Yuya recibió la propuesta de protagonizar un dorama de no más de cinco episodios que se emitirían en unas pocas prefecturas de Japón. Fue por expreso pedido de Takahisa, que no podía hacerse cargo de su angustia para toda la vida, que terminó aceptando. Después de todo un cambio de aire no le haría nada mal.
Camino al encuentro con el elenco del dorama, se topó con un afiche que anunciaba la salida de un nuevo trabajo en la vida de Ryo. Llegó al lugar de reunión del equipo, dejando su bolso debajo de la silla donde estaba para sentarse encima de la misma y apoyar su mentón entre sus brazos cruzados sobre la mesa.
- Tegoshi Yuya-kun, ¿no?
Una voz para nada familiar lo volvió a tierra, ocasionando que levantara apenas la cabeza para ver al sujeto que había osado molestarlo.
- Sí, ¿tú eres…? – Preguntó, percatándose de que con la luz del sol que entraba sin impedimento alguno por la ventana le era imposible ver el rostro de aquella persona.
- Está bien que apenas nos veamos para los Countdown, senpai, pero es de mala educación no recordar a un kohai – Dijo el muchacho, a modo de chiste, tapando el sol con su cuerpo al sentarse en la silla que se encontraba a su lado -. Soy Ikuta Toma, mucho gusto – Le dijo el morocho, extendiéndole su mano derecha al menor, con una sonrisa.
- Ah… Lo siento… Es que… no te veía… por… la luz del sol – Dijo Yuya, en forma entrecortada, quedándose unos momentos viendo la mano extendida de Toma hacia él. Levantó su vista sólo para encontrarse con la suya y volver a ver su mano, la cual estrechó.
- Espero que nos llevemos bien.
- Lo mismo digo, Ikuta-san.

Otro día de filmación había terminado, y por ende, el cansancio estaba apareciendo en el rostro de cada uno de los integrantes del dorama.
- ¿Quieres ir a cenar?
Cuando Yuya se giró para verlo, iba a rechazar su oferta, pero su brillante sonrisa, hizo que imitara su gesto y terminara asintiendo con la cabeza.
- ¿Por qué no? – Respondió.
El lugar elegido por Toma fue un pequeño restorán cerca de allí. Aunque la lluvia amenazaba con acechar en cualquier momento, el mayor se encargaría de llevar a su invitado a su departamento, si es que eso ocurría. Ambos escogieron algo liviano y dejaron que la charla comenzara por sí sola.
- …Y Massu dice que no hago otra cosa más que hablar de ti cuando lo veo. Realmente, no estoy del todo seguro de eso…
- ¿De qué?
- De que sólo hablo de ti… Quizás sea porque nos vemos todos los días…, por el dorama, ¿no?
- Supongo… que sí – Respondió el aludido, dedicándole una rápida sonrisa. La cena fue interrumpida por un mensaje de texto recibido por Yuya, quien al leer el mismo, esbozó una visible expresión de tristeza y de nostalgia.
- ¿Sucede algo malo? – Preguntó Toma, bebiendo rápidamente parte de la bebida que había tomado para poder hablarle.
- Ah… No… Nada…
- Hoy has estado todo el día revisando tu teléfono, ¿seguro que todo está bien? – Reformuló, poniendo especial énfasis a la pregunta.
- Es que hoy… Es mi cumpleaños – Respondió casi en un susurro el muchacho, sonrojándose por haber estado todo el día al pendiente de las llamadas y mensajes que no dejaban de llegar. Toma se quedó casi estático, buscando con la mirada algo que no podía encontrar.
- Pero… Cuando recibiste este último mensaje… No parecías muy contento que digamos…
El menor suspiró, cerrando los ojos con pesadez, abriéndolos para mirar directamente a su compañero de trabajo.
- Es por la persona que me envió ese mensaje… ¿Ryo no te dijo nada?
- ¿Respecto a qué?
- El día que se fue de NEWS… Me declaré… Le dije que me gustaba – Toma se hizo unos pocos milímetros hacia atrás, volviendo a su posición anterior segundos más tarde -. Y él me rechazó. Me dijo que estaba saliendo con una persona. Después me enteré que esa persona era un compañero suyo de Kanjani, Okura Tadayoshi.
- Ah. Ya veo. Y tú sigues…
- No lo sé – Se sinceró, generando un incómodo silencio -. Aunque suene raro, cuando estoy ocupado con otra cosa… Puedo olvidarme de él, pero estando en mi casa, solo… Es inevitable no recordarlo. Fueron muchos años de mantener este amor no correspondido en secreto.
Toma asintió con la cabeza, coincidiendo con sus palabras.
- Si me disculpas… Acabo de recordar que tengo algo que hacer…
- ¿Eh? – Alcanzó a preguntar Yuya, observando sus rápidas acciones.
- Lo siento. ¿Puedes ir solo a casa? – Le dijo el morocho, levantándose de su asiento para colgar el bolso que estaba al lado suyo sobre su hombro -. Cuando salga, pago la cuenta, no te preocupes por eso.
- No, está… bien – Respondió el aludido, con una sonrisa -. Suerte, Ikuta-kun.
- Gracias.
Toma salió cual rayo del restorán, mientras una tormenta empezaba a golpear la ciudad.
Yuya llegó a su casa en un taxi, saliendo al poco tiempo que Toma se había ido. Mirando la lluvia a través del parabrisas del automóvil, se había quedado pensando por qué lo había dejado solo cuando sólo le había faltado rogarle para que no lo hiciera.
Subió las escaleras con pasos lentos, como si quisiera seguir escuchando la lluvia para siempre, y todo para no tener que encerrarse entre aquellas cuatro paredes. Pudo haber ido a la casa de Takahisa, pero al no haberle dado aviso más temprano, dudó mucho que estuviera despierto a esa hora. Abrió la puerta de su departamento y se quedó de pie sobre la misma, al entrar. Suspiró sonoramente, cerrando luego los ojos. El repentino sonido del timbre, alteró sus pensamientos, por lo que se dio media vuelta para abrir la puerta, sorprendiéndose sobremanera al ver a la persona que estaba al otro lado.
- Ikuta-kun… Ah… Pasa… Estás todo mojado – Notó el dueño del departamento al ver el estado en el que estaba el morocho, quien entró al lugar y se acomodó apenas el cabello -. Voy a buscarte algo para que te seques – Le dijo Yuya, girándose para ir en búsqueda de toallas, pero la mano de Toma agarrándolo del brazo lo detuvo. Sus ojos se abrieron como platos al sentir aquel agarre, por lo que lo miró.
- No hace falta – Dijo Toma, soltándolo para, con la otra mano extenderle un pequeño estuche  de color rojo con un moño dorado en el medio -. Feliz cumpleaños.
Yuya sintió por un segundo que por oír aquellas dos simples palabras, su corazón daba un respingo. Sin poder ser capaz de decir algo, sostuvo el pequeño paquete entre sus manos, antes de desarmar el moño con lentitud y nerviosismo, esbozando una hermosa sonrisa al ver el contenido que tenía dentro. Era un aro con un dije de calavera colgando, con brillantes incrustados en el mismo. El cumpleañero no podía dejar de sonreír, mirando de reojo a Toma, y volviendo su mirada al aro. Sacó con delicadeza el objeto de su pequeño estuche y se lo entregó al morocho.
- ¿Puedes…? - El aludido asintió con la cabeza y se acercó a él para colocarle el aro en su oreja derecha. Al hacerlo, Yuya se giró casi en forma instintiva para ver su reflejo en el espejo que estaba a su derecha -. Ikuta-kun, gracias. Realmente, no hacía fal—
- ¿Puedo…? – Lo interrumpió, por lo que el menor se lo quedó mirando -. ¿Puedo monopolizar tu tiempo?
- ¿Eh?
- ¿Puedo monopolizar tu tiempo para que te olvides de Ryo? – El aludido se quedó perplejo ante tal pregunta. En ese momento, recordó lo que le había dicho en el restorán y sonrió, sintiendo un ardor sobre sus mejillas -. Tegoshi Yuya…, te amo - Aquellas dos últimas palabras que salieron de los labios de Toma, hicieron que el ser entero de Yuya se agitara. Algo le estaba pasando y el culpable era la persona que estaba frente a él. Cuando quiso darse cuenta, su cuerpo se estaba derritiendo entre sus brazos, siendo abrazado casi con delicadeza, como si tuviera miedo a romperlo. Lo siguiente que notó fue que estaba siendo besado. Cerró sus ojos lentamente, como si se tratara de un sueño profundo al que estaba a punto de caer. Rodeó su cuello con ambos brazos, perdiéndose en el aroma del perfume que se desprendía de su cuerpo. Lo necesitaba. Las sensaciones que estaba teniendo Yuya en aquel momento, no tenían nombre, puesto que nunca antes se había sentido así, nunca antes había sentido algo así; la necesidad de estar con otra persona para siempre -. ¿Qué hora es?
- Las once y media…
- Todavía nos queda tiempo… para celebrar tu cumpleaños – Susurró Toma, acariciando los cabellos de Yuya, sin poder ser capaz de despegar su mirada de la suya.

Yuya llegó temprano a la sala de ensayos, sentándose sobre el cómodo sillón que estaba detrás de los tableros. Su teléfono celular le dio aviso de un nuevo mensaje de texto, por lo cual lo sacó del bolsillo de su pantalón. Sonrió ampliamente al ver el remitente, mordiéndose luego el labio inferior. La puerta de la sala se abrió, dando paso a su compañero de dueto.
- Oh. Buenos días – Dijo Takahisa, entrando y cerrando la puerta a su paso.
- Buenos días, Massu – Respondió el muchacho, sin perder su sonrisa.
- ¿Por qué esa alegría? – Inquirió su mejor amigo, sentándose a su lado.
Yuya suspiró y lo miró, aún sonriendo.
- Anoche—
- ¡Ah! ¿Y este aro? ¿Es nuevo? – Lo interrumpió.
- ¿Me dejas hablar? – Rió el menor -. Me lo regaló Toma.
- Ahh…
- Anoche fuimos a cenar y le dije que era mi cumpleaños.
- Y lo pusiste en aprietos para que te regalara algo…
- ¡No! – Rió el muchacho -. Vino a casa y me regalo esto…
- Ahh…
- Y… Nos pusimos a salir…
- Ahh – Dijo Takahisa, revisando su teléfono celular.
- ¿Ahh? ¿Esa es la reacción que vas a tener? – Sonrió Yuya.
El pelirrojo hizo a un lado su teléfono y miró a su amigo.
- ¿No te habías dado cuenta, Tegoshi?
- ¿De qué?
- Desde que conociste a Ikuta, no has dejado de hablar de él – El rubio se sorprendió por las palabras de su amigo -. Creo que puedo pedir algunas grabaciones en la estación de radio, pero… Si es que no lo mencionas, haces alusión a él… Creo que sin darte cuenta, ese peso por el abandono de Ryo, fue llenado por la presencia de Toma, sólo que eres tan terco que no te diste cuenta de ello. Quizás una parte tuya, estaba renuente a querer olvidarse de Ryo.
El rubio apoyó su espalda contra el sillón y se quedó mirando la nada. Las palabras de Takahisa, le habían abierto los ojos.
- Eh… ¿Me… disculpas…? Voy a buscar algo para beber…
- Claro, ve – Respondió el pelirrojo, volviendo a ver su teléfono -. Va a costarte bastante pelear contra tu orgullo.
Desde el umbral de la puerta, Yuya le dedicó una rápida mirada, junto con una sonrisa, antes de irse. Camino a la cafetería, oyó un barullo que se dirigía en sentido contrario al suyo. Podía reconocer aquellos acentos, después de todo, había pasado casi ocho años con una de esas personas.
- Felicitaciones – Soltó, cuando el pequeño tumulto de gente estaba por terminar de pasar por aquel pasillo.
- ¿Qué? – Preguntó Tadayoshi, el único que había llegado a oírlo.
- Oí que están por sacar un álbum en menos de una semana. Por eso, felicitaciones – Dijo Yuya, siendo el centro de las miradas de los muchachos de la zona de Kansai.
- Ah, muchas gracias – Agradeció Tadayoshi -. Ayer… fue tu cumpleaños, ¿cierto?
- ¿Eh? ¿Cumpleaños? – Preguntó Subaru, mirando al resto de sus compañeros.
- ¡¡Felicitaciones!! – Exclamó Shota, acercándose al rubio para saludarlo.
- ¿Cuántos cumpliste? – Preguntó Ryuhei.
- Veinti… cuatro – Alcanzó a responder Yuya, abrumado por tanta emoción por parte de sus rivales.
- ¡Ah! ¡Se nos hace tarde! – Exclamó You, alertando a sus compañeros, por lo que salvo Ryo y Tadayoshi, aceleraron el paso -. ¡Que termines bien tu día, Tegoshi-kun!
- Idiota, su cumpleaños fue ayer – Advirtió Shingo, golpeándolo en la cabeza, sin dejar de reír.
- ¿Recibiste mi mensaje? – Le preguntó Ryo a Yuya.
- Sí, gracias, Nishikido-kun – Dijo Yuya.
- De nada. Eso para que veas, que no me olvido de las cosas – Intentó bromear el morocho, pero sus palabras no tuvieron el efecto esperado.
- Si me disculpan – Dijo el rubio, dedicándoles una reverencia antes de irse. Ryo estaba por seguir a sus compañeros, pero la mirada que Tadayoshi tenía puesta sobre Yuya, se lo impidió.
- ¿Qué sucede? – Inquirió Ryo.
- ¿Mhh? Nada – Negó con la cabeza el menor.
- Vamos de una vez – Pidió el mayor, sonriendo, jalándolo del brazo para seguir caminando.
- Tegoshi-kun ha cambiado, ¿no lo crees?
- ¿Sí? Yo lo veo igual.

Faltaba poco para que se cumpliera un año de la partida de Ryo y Tomohisa de NEWS. Ryo siguió sus actividades junto a Kanjani , haciendo una serie de recitales en cinco domos y sacando tres singles con una diferencia de un mes. Tomohisa, por su parte, empezó su primera gran gira como solista más la salida de un álbum. En cambio NEWS, tras sacar su primer álbum compilatorio con un disco a elección de las fanáticas, sacó al mes siguiente su primer single con cuatro integrantes y todos estaban ansiosos por su primer gira como un nuevo NEWS. Por otra parte, Toma y Yuya habían sido reunidos para el especial del dorama que habían filmado casi un año atrás.

- “Te quedaste dormido”, dijo Takahisa a través del altavoz.
- Lo sé, lo siento – Se disculpó Yuya, sin perder el control del andar de su vehículo -. Llegaré lo más rápido que pueda, lo prometo – Prosiguió, deteniéndose en un semáforo que le impedía seguir para ponerse a jugar con el aro que descansaba en su oreja derecha.
- “Cálmate, y no vayas rápido. Después de todo, ya llegas tarde.
- Gracias, Massu. Eres un gran amigo.
- “Bastante que no le dije a Kei-chan las razones por las cuales te quedaste dormido. Las partes escabrosas te las dejo a ti, amigo mío.
- Gracias – Sonrió Yuya. Sin darse cuenta, el rubio se quitó el aro de su oreja, cayendo este a los pies del asiento del co-piloto -. Ah…
- “Bueno, nos vemos luego.
- Nos… vemos – Dijo Yuya, buscando el aro con la mirada. Levantó la vista hacia el semáforo. Seguía en rojo y no parecían haber automóviles que le tocaran  bocina para obligarlo a que siguiera su marcha, por lo que se quitó el cinturón de seguridad y se agachó a buscarlo, sin percatarse de que un vehículo sin control se dirigía directamente hacia él.

Podía oír una música calma, casi divina, entrando directamente a sus oídos. Lentamente, lejana a aquella melodía pudo oír voces que la interrumpían. Abrió los ojos, sólo para decir que guardaran silencio. Al hacerlo, se halló en lo que parecía ser una habitación de hospital. Se sentó en la cama y se llevó una mano a la cabeza.
- ¿Se encuentra bien? – Le preguntó una enfermera, reparando el muchacho recién en ese momento, en su presencia -. ¿Tegoshi-san?
- Eh… Sí… Me duele la cabeza…
- Espere un momento, por favor, enseguida llamo al doctor.
La muchacha salió casi corriendo del lugar. En la fracción de segundo que duró la puerta abierta, pudo ver sentados en la sala de espera a dos personas que le resultaban familiares, pero ninguno de ellos era la persona que él estaba buscando y necesitando en esos momentos.
El doctor no estuvo más de diez minutos revisándolo. Al salir, las dos personas que habían estado vigilando el bienestar y la evolución de Yuya se levantaron.
- ¿Puedo pedirles que llamen a Nishikido Ryo-kun?
- ¿A Ryo? – Preguntó Toma -. ¿Por qué?
El doctor detuvo sus palabras con un gesto con las manos.
- Por favor – Dijo el hombre -. Cuando esté aquí, por favor, avísenme.
Takahisa y Toma se miraron, haciendo caso a sus palabras segundos más tarde.
Ryo no tardó más de media hora en llegar. Estaba yendo a la empresa, pero podía desviarse al hospital, ya que el horario así se lo permitía. Cuando llegó a la habitación de Yuya, vio que Takahisa, Toma y el médico lo estaban esperando.
- Buenos días, mi nombre es Nishikido Ryo – Se presentó ante el médico, sin entender el porqué de su presencia en el lugar.
- Pasen, por favor – Los invitó a pasar, abriendo la puerta de la habitación de Yuya. La enfermera, quien estaba cambiándole el suero al muchacho, salió de la habitación, tras dedicarles una reverencia a los presentes -. ¿Cómo te sientes, Tegoshi-kun?
- Bien, supongo… Con dolor de cabeza…
- La enfermera te ha suministrado algunos analgésicos en el suero, así que pronto se te pasará.
- Ya veo…
- ¿Puedo preguntarte quiénes son estas personas? – Yuya se quedó mirando al médico y asintió con la cabeza, sin comprender el motivo de su pregunta -. Empecemos por él – Dijo, señalando a Takahisa.
- Él es Massu, mi compañero de grupo y gran amigo.
- Bien. ¿Esta persona? – Preguntó, señalando a Toma.
- Ikuta Toma-san… Mi compañero de dorama.
Tanto Takahisa como Toma se sorprendieron por sus palabras. No sólo por la forma casi seria en que lo dijo, sino porque no había mencionado que eran pareja.
- Bien. ¿Y esta persona?
Al mirar a Ryo, Yuya sonrió, agachando la cabeza y levantándola a los pocos segundos, con una brillante sonrisa.
- Él es Nishikido Ryo, mi pareja.
Esta vez, la expresión de sorpresa que tenían Takahisa y Toma, fue imitada a la perfección por Ryo. Algo estaba sucediendo y era algo que iba a cambiar la vida de muchas personas. 




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