[Supplier] Capítulo 03 - Disculpa tardía

 Frappuccino~ ♥
 Los ventiladores xD
 En casa de mi Shooootaaaa :3

Ciaossu~!!
Antes que nada miles de gracias a krlene-san, jizeru-san y Momo-san, que ya sea acá como en mi página de Amor yaoi o en la comunidad de YnR de Livejournal, me dejaron sus comentarios respecto a esta serie de fics ^///^
Realmente, me hace muy feliz recibir nuevos comentarios al respecto :3 (aunque sea un "Gracias por escribir" o algo así, me gusta recibir comentarios ^^) Sin menospreciar los que siempre recibo de mis lectoras de siempre~ ^3^
Sin más, y con mucho sueño, les dejo el tercer episodio de Supplier :3

Enjoy~ ♥

Título: Supplier.
Fandom: Johnnys.
Pairing: Ohkura Tadayoshi x Nishikido Ryo.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, smut, violento.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Cantidad de palabras: 4517.
Sinopsis: Ryo sigue enfadado con Tadayoshi por haberlo tratado como si fuera de su propiedad. Al mismo tiempo, decide preguntarle a Toma si existe la posibilidad de averiguar cómo llegó a ese mundo.
Tadayoshi y Ryuhei están dispuestos a ayudar a Hiroki a escapar de las garras de You antes de que sea demasiado tarde, pero quizás, no sean los únicos en pensar eso...

( 01. Unnamed )

( 02. Supplier )

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Capítulo 03: Disculpa tardía.
Mientras Ryuhei y Tadayoshi cenaban, reinaba el silencio en el comedor. Lo único que ambos oían era el sonido de los cubiertos cortando los alimentos y el sonido de su respiración. Ryuhei posó la vista sobre la figura de Shota, quien cruzó la habitación para regresar a la cocina llevando una bandeja con la misma cantidad de comida que le había llevado a Ryo. Una vez el rubio desapareció de su vista, dejó ambos cubiertos a ambos lados del plato y volvió su vista a Tadayoshi.
– ¿No crees que te excediste un poquito?
Tadayoshi imitó las acciones de su secretario, se limpió las comisuras de los labios y suspiró antes de mirarlo.
– Viste cómo lo miraba Subaru, ¿cierto? Parecía que se lo estaba por comer crudo.
– No te estoy hablando de Subaru… Te estoy hablando del supplier de Yoko.
– No le digas así en mi presencia – Le ordenó el dueño de casa, señalándolo con el tenedor.
– Perdón – Dijo Ryuhei, revoleando los ojos. Volvió a agarrar un trozo de comida con el tenedor y se lo llevó a la boca –. Pero, ¡no me cambies el tema! – Vociferó, hablando con la boca llena –. ¡No abuses de mi mala memoria!
Tadayoshi se sonrió y bebió un poco de vino antes de seguir hablando.
– ¿Adónde quieres llegar?
– A que te tiene celoso la relación entre Ryo y Hiroki-kun. Y que lo que le dijiste, fue para meterle miedo. Pero, cómo te dije, te excediste.
– En realidad…, estoy más preocupado de que no haya comido nada – Murmuró el muchacho, inflando levemente las mejillas mientras lentamente apoyaba su mentón sobre su mano, apoyando el codo.
– Te gusta – Tadayoshi giró rápidamente la cabeza para mirarlo, con los ojos abiertos –. Te gusta ese chico y no quieres admitirlo porque eres un imbécil orgulloso.
– No insultes a tu amo.
– Disculpe, Señor Amo Imbécil.
– Púdrete, Maru – Se sonrió el aludido.

Desde la ventana, Ryo vio a Ryuhei y Tadayoshi abordar la limusina que los llevaría quién sabe adónde. Lo único que sabía era que eso los alejaría de él, y era eso lo que estaba buscando ni bien despertó. Le había dicho a Shota que se llevara con él la comida que había llevado para que Tadayoshi subiera a ver su paradero. Pero el muy infeliz ni siquiera se preocupó por su bienestar.
– Sólo le preocupa que sea su estúpido dador de sangre – Refunfuñó, acompañando a Shingo y Shota en la cocina.
– No diga eso, Nishikido-san. Ohkura-san no es la clase de persona que está pensando – Lo defendió Shota.
– Yasu tiene razón, Ryo.
– Sólo digo lo que escuché, eso es lo único que quiere de mí.
– Acuérdate que te queda poco tiempo. Te estás dando cuenta, ¿no? – Le dijo Shingo, obteniendo por respuesta el ceño fruncido de Ryo.
– ¿Creen que Ikuta va a estar en casa? – Preguntó el humano, levantándose de la silla.
– Supongo que sí – Respondió Shota, pensativo –. ¿Por qué lo pregunta?
– ¿Mh? Nah, por nada, estoy aburrido. Nos vemos más tarde.
– Nishikido-san no ha comido nada el día de hoy, ¿verdad, Hina? – Preguntó el rubio, una vez el muchacho se fue.
– Así es – Suspiró el aludido, lavando unas copas –. No es que no tenga hambre, es que ya no lo siente…

Ryo salió de la mansión y se dirigió a la casa de Yuya. Necesitaba hablar con alguien y sentía que Toma era la persona indicada para eso. Al llegar a la puerta de la misma, sonrió al leer una pequeña nota pegada sobre la madera, que decía simplemente que fuera al jardín trasero. Al hacerlo, encontró a Yuya que, con su extraña costumbre de vestirse de mujer, jugaba con varios cachorros, o al menos eso le pareció distinguir a la lejanía. Takahisa y Toma estaban sentados en dos sillas en torno a unas mesas una muy distante de la otra.
– ¿La nota era para mí? – Le preguntó Ryo a Toma, extendiéndole un papel.
– Por supuesto que sí – Respondió el aludido, con una sonrisa, agarrando el mismo.
– ¿Sabes? A veces detesto que seas tan intuitivo – Refunfuñó el muchacho, pasando detrás de sus espaldas y sentándose a su lado, dedicándole antes una reverencia a Takahisa.
– No te fue nada bien con Ohkura-san anoche, ¿cierto?
– ¿Hace falta que lo preguntes?
– A decir verdad… Me gustaría oír tu versión.
– Dijo que quiere que sea su supplier a cualquier costo.
– Pasó algo más aparte de eso – Agregó el supplier, escudriñándolo con la mirada. Ryo bufó.
– El supplier de Yokoyama fue una persona bastante cercana a mí en la secundaria… Cuando ambos estábamos vivos, claro.
– ¿Se lo comentaste a Ohkura-san?
– ¿Por qué tengo que contarle todo?
Toma suspiró, sonriendo.
– Porque a él le interesas.
– Si le interesara no me estaría forzando a ser su cabra.
– ¿Una cabra? – Preguntó Toma, atónito.
– Claro, él es un chupa sangre, entonces yo sería su cabra… Si fuera su supplier.
– ¿Viniste para que te hable bien de él? – Ryo lo miró –. Pudiste hablar con Murakami o Yasuda al respecto, pero viniste conmigo, ¿por qué?
– Porque tú dices que lo ves todo, y además… Porque quiero saber si ya puedes ver cómo llegué a este lugar.
– No es tan fácil lo que estás pidiendo, Ryo – Dijo Takahisa, quien, a medida que el par hablaba, se había ido acercando a ambos –. Para Ikuta no es fácil moverse en el pasado y mucho menos llevar a alguien con él.
– ¿De qué estás hablando? – Preguntó el aludido.
– Lo que dice Masuda es cierto, pero no soy la misma persona que viajó al pasado para conocer la causa de su muerte – Explicó Toma, mirando fijamente a Takahisa, que poco se daba por aludido.
– No voy a permitir que Tegoshi vuelva a sufrir por tu culpa – Murmuró Takahisa, con la mirada posada sobre todos y cada uno de los movimientos de Yuya. Ryo volvió su vista a Toma, esperando que la pregunta que aún no había sido formulada, recibiera algún tipo de respuesta.
– Casi pierdo la vida en el proceso – Sonrió el muchacho –. Pero Maru es muy buen médico. Siendo un secretario y todo, parece que ciertas cosas no desaparecen.
– Lo siento – Susurró Ryo –. Por pedirte algo tan egoísta.
– No. Creo que todos debemos saber por qué estás aquí realmente – Dijo Toma. Takahisa lo miró, curioso –. Ryo conoce al supplier de Yokoyama-san.
– Vaya, eso sí que es extraño… De todas formas…, Tegoshi no va a dejarte hacerlo…
– ¿Dejarlo hacer qué? – Preguntó el aludido, quitándose los zapatos y la peluca, mientras se acercaba a las mesas.
– Yuya… Quiero saber por qué Ryo llegó aquí – Respondió Toma. Tanto para Ryo como para Takahisa, el tiempo que tardó Yuya en reaccionar, pareció eterno. A diferencia de ambos, Toma lo miraba, tranquilo.
– No – Respondió finalmente el rubio.
– Ryo conoce a Hiroki-kun, Yuya. Aunque parezca una coincidencia, hay otras cosas que necesito corroborar.
– Te dije que no – Reiteró el rubio, mirando fijamente a su supplier –. Vamos, Massu – Dijo, dirigiéndose a su secretario, quien se levantó.
– Yo seré tu supplier – Dijo Ryo, ocasionando que todos lo miraran –. Si Ikuta falla o le sucede algo…, yo lo reemplazaré.
– ¿Acaso crees que Tada-chan permitirá algo así?
– Aún no soy su supplier, así que no tiene ningún derecho a oponerse – Ante sus palabras, Toma se mordió el labio inferior. Yuya lo miró, dándose cuenta de que algo no estaba del todo bien.
– Esa es mi última palabra, y no cambiaré de opinión tan fácilmente, Ryo-chan – El rubio dio media vuelta y entró a la mansión, pero antes de cruzar el umbral, se detuvo –. No has comido nada, ¿cierto?  Massu, tráele algo para almorzar.
– Enseguida – Respondió Takahisa, retirándose segundos más tarde.
– Toma, ¿vienes un momento por favor? – Le pidió el vampiro.
El aludido se levantó de su asiento y siguió al rubio hasta las escaleras, lugar donde Yuya se volteó para agarrarlo del cuello de la camisa con fuerza.
– Ni se te ocurra desobedecerme – Le dijo, emitiendo una palpable aura de furia incontenible.
– ¿Cuándo lo he hecho? – Preguntó el aludido, con una sonrisa, ocasionando que Yuya lo soltara.
– No lo entiendes, ¿verdad? – Dijo el rubio con la cabeza gacha por unos instantes. Al levantarla, dejó que Toma viera las lágrimas que estaban comenzando a derramarse de sus ojos –. Si no te tengo a mi lado, me muero.
– Puedes hallar otro supplier. Anda, no creo que Ryo sea tan mal amante – Bromeó.
– ¡Toma! – Se quejó Yuya.
– Ya, ya – Intentó calmarlo el morocho, estrechándolo entre sus brazos –. No haré nada sin tu autorización, voy a esperar a que me digas que puedo hacerlo, pero Yuya, jamás te he pedido algo, ¿verdad? ¿Puedo hacerlo ahora? – Le preguntó, secando las lágrimas que bajaban por sus mejillas –. Necesito averiguar el por qué de la presencia de Ryo en este lugar.
– Pero…
– No vas a perderme – Le susurró Toma al oído, abrazándolo con fuerza.
Takahisa regresó con una bandeja de almuerzo bastante ostentoso para lo que estaba acostumbrado Ryo, aún así, él aceptó el gesto de buen grado, dedicándole una leve reverencia una vez terminó de acomodar el plato, la servilleta y los demás utensilios que llevaba consigo.
– Oye, Masuda, ¿hace cuánto conoces a Tegoshi?
– ¿A Tegoshi? Mhhh… Bueno… Han pasado unos buenos años de eso – Sonrió el aludido.
– ¿Sabes… por qué razón Tegoshi no quiere que Ikuta me ayude?
Takahisa lo miró. Volvió sus pasos al ventanal y la cerró un poco antes de sentarse en una de las sillas a ambos flancos de Ryo.
– No lo sé a ciencia cierta, pero puedo deducir por qué no quiere que lo haga. Verás…, cuando Ikuta se dio cuenta que podía hacer esos viajes en el tiempo, practicó hasta saber por qué llegó aquí. No sé si te habrá contado, pero muchos de nuestros recuerdos desaparecen una vez llegamos a este lugar y siguen desapareciendo conforme el tiempo sigue pasando. Viajar en el tiempo… No es algo fácil… el tiempo en tu mundo pasa muchísimo más rápido que aquí. Lo que en el mundo de los vivos pueden ser cinco minutos, aquí pueden ser cinco horas, cinco años o cinco décadas. Realmente no sé cuánto tiempo puede durar un cuerpo sin la ayuda necesaria para la vida, pero cuando Ikuta regresó en el tiempo… Tegoshi estaba desesperado. Si no hubiera sido por la ayuda de Maruyama-kun… Creo que ahora él estaría muerto… Por eso, es normal que no quiera que te ayude, aunque suene egoísta, él no deja de cuidar de la persona que ama, por sobre todas las cosas.
– Y tú a él – Dijo Ryo, ocasionando que Takahisa lo mirara –. Me refiero a Tegoshi. Se nota a una legua de distancia el odio puro que le tienes a Toma.
El aludido rió sonoramente.
– No estoy enamorado de Tegoshi. Al menos, no del modo en que tú te imaginas. Tegoshi es como un hermano menor para mí. E Ikuta es esa persona despreciable que quiere robarme el cariño de mi hermano menor.
– No tiene sentido.
– Para mí, sí.

De regreso a la mansión de Tadayoshi, Ryo se cruzó con Shingo y Shota, haciendo los quehaceres de la casa, como siempre. Él simplemente les dedicó una rápida mirada y se sentó a los pies de las escaleras.
– A veces me preguntó adónde van Maruyama y Ohkura todos los días – Murmuró.
– ¿Le importa? – Preguntó Shota, deteniendo el barrido del suelo para apoyar su mentón sobre la parte superior del escobillón, y mirar al morocho.
– No, es sólo curiosidad – Respondió Ryo –. Voy a la biblioteca – Shota suspiró, una vez el muchacho desapareció de su vista.
– Ya deja de meterte en asuntos que no te incumben, Yasu – Le pidió Shingo. El aludido lo miró, inflando sus mejillas para, escasos segundos después, volver a lo que estaba haciendo.

El cielo era azul. De un azul más claro que el de aquella noche estrellada en que finalmente llegó a su vida.
– …ra… Ohkura-san… Ohkura-san.
– Ah, lo siento – Pidió Tadayoshi, volviendo en sí, dirigiéndose a su secretario con una sonrisa –. ¿Qué decías?
– Oye, Tacchon – Ryuhei detuvo sus pasos, al igual que Tadayoshi –…, ¿qué te sucede? Desde que salimos de la casa que estás con la cabeza en otro lugar…
– N… No sucede nada – Respondió el aludido, negando también con la cabeza.
– Es por Ryo, ¿verdad?
Tadayoshi estaba por hablar, pero una voz femenina se lo impidió.
– ¿Pueden usar las instalaciones pertinentes para hablar de asuntos personales?
La emisora era una mujer de no más de treinta años, de larga cabellera azabache que, aún atada en un rodete a lo alto de su cabeza, le llegaba hasta la altura de los codos en forma de rulos. Llevaba un vestido negro con detalles violáceos, al igual que el corsé. Cuando cruzó miradas con Tadayoshi, sonrió. Ryuhei le dedicó una reverencia mientras que su amo se acercó a la mujer y tomó su mano derecha para besar el dorso de la misma.
– Erika-san – Le dijo.
– Buenos días, Tadayoshi-kun. Me enteré que ya has encontrado a un nuevo supplier, ¿eso es cierto?
– Digamos que sí – Respondió el aludido, volviendo a caminar, seguido de Erika y Ryuhei.
– ¿Dificultades? ¿Tú? – Preguntó Erika, sorprendida, ocasionando la sonrisa en el aludido.
– Sí, hasta yo tengo problemas con las personas.
– Tu hermano también anda en busca de un nuevo supplier. ¿Hace cuánto consiguió a Uchi-kun? ¿Cincuenta años? Creo que cada vez le duran menos. ¿O es que lo compartirá con Shibutani-kun?
– ¿Eso es posible? – Preguntó Ryuhei, caminando detrás de ambos.
– Nunca nadie lo ha intentado, pero no es imposible – Respondió la mujer –. Bueno, chicos, me retiro – Erika había empezado a caminar, alejándose de ellos, pero detuvo sus pasos y se giró para mirarlos –. Ah, espero poder conocer pronto a Nishikido-kun.
Ambos le dedicaron una reverencia y entraron a una de las tantas oficinas que había en ese pasillo. La misma estaba pintada de un color grisáceo, con un sofá de cuero blanco, un escritorio de caño y vidrio y unos pocos cuadros. Tadayoshi se lanzó al sillón frente a su escritorio y suspiró, mirando el techo, mientras que Ryuhei, sentándose a su lado, lo miró.
– ¿En qué piensas?
– En nada.

La tarde se asomaba y aunque no había bebido ni comido nada, Shota pensó en llevarle al menos un té, dado que desde que se encerró a la biblioteca, no había salido de allí. Entró al lugar con una bandeja en sus manos y se acercó al muchacho.
– Nishikido-san…
– Ah, Ricitos.
– ¿Dónde le dejo el té? – Preguntó el rubio, viendo que el escritorio del lugar estaba repleto de libros.
– Déjalo por… ahí – Pidió el muchacho, intentando acomodar un poco el desorden que él mismo había ocasionado, pero terminó por tirar al suelo una pila de no más de cinco libros. Miró a Shota y sonrió –. Déjalo aquí –. El sirviente suspiró y se quedó de pie una vez apoyó la bandeja sobre el escritorio –. ¿Qué?
– ¿Está buscando algo en particular? Aunque no lo aparente,  conozco esta biblioteca como la palma de mi mano.
– ¿Qué haces aquí entonces? – Shota lo miró –. Es decir, tú también eres un vampiro, ¿no?
– No he tenido intenciones de convertirme por completo en uno – Le respondió, sonriendo –. Si no me necesita, entonces, me retiro – Se excusó, dedicándole una reverencia.
– Oye, Yasu – El aludido lo miró –, ¿me ayudarías a salvar a Hiro?
– Está loco – Musitó el muchacho, después de un rato –… Es imposible hacer eso…
– ¡Sí es posible! Sí… es posible – Exclamó, buscando algo en uno de los libros que tenía frente a él –. Mira – Se levantó y se acercó a Shota –. Aquí dice que un humano también puede tener una especie de supplier, siempre y cuando ese supplier sí haya sido antes el de un vampiro.
– No lo entiende… No es tan sencillo enfrentarse a Yokoyama-san.
– ¿Por qué? ¿Es un vampiro que tiene poderes sanadores o algo así?
– Nadie conoce la especialidad de Yokoyama-san… Esa es la razón.
– Quizás no la tenga…
– O quizás sea tan poderosa que no hace falta que la use. La fortaleza de Shibutani-san es conocida y temida por todos aquellos que se le enfrentaron.
– Yasu, te lo suplico. Habla con Hina y ayúdenme.
– Lo siento, Nishikido-san. Si tuviéramos la fortaleza y una mínima chance de victoria, le aseguro, y hablo también por Hina, que no dudaríamos un solo instante es ayudarlo, pero en una situación real… La verdad es que ni uniendo fuerzas llegamos a la suela de los zapatos de Shibutani-san – Declaró el rubio, antes de irse.
Ryo se quedó más que sorprendido por el discurso de Shota. Le hubiera gustado poder retrucarle algo, pero no podía, ya que, a diferencia suya, él no conocía a You. Pensó una y mil veces en pedirle ayuda a Toma y Yuya, pero después del último desacuerdo, no creyó apropiado volver a llevarles sus problemas.
Un par de golpes sobre la puerta lo despabilaron.
– Pase.
– ¿Cómo estás? – Lo saludó Ryuhei –. Yasu me dijo que estabas aquí.
– Ah… Todo bien… ¿Ya regresaron?
– No creas que los vampiros no necesitan descansar un poco. Son un poco diferentes de lo que ves en las películas – Respondió, dirigiendo su vista, junto a Ryo, a un ventanal que pasaba desapercibido en el lugar, dándose cuenta el segundo, que ya era de noche.
– ¿Eso quiere decir que me pasé todo el día aquí encerrado…? – Ryo suspiró. Ryuhei se acercó a él y espió de reojo el contenido de uno de los libros.
– Espero que recuerdes el lugar exacto de cada uno – Le dijo, refiriéndose a los libros –. Tadayoshi detesta el desorden.
– Que sea humano no quiere decir que tenga mala memoria. De todas formas, creo que voy a a quedarme aquí un poco más.
– Abre la boca.
– ¿Eh?
– Que abras la boca.
Frunciendo el ceño, Ryo hizo caso a las palabras de Ryuhei. En ese momento, recordó las palabras de Toma.
– Tú eres médico, ¿cierto? – Le preguntó, una vez Ryuhei, se dispuso a examinar su vista.
– ¿Estuviste jugando al detective? – Sonrió el aludido –. Sí, así es. Pese a que hay muchas cosas que no puedo recordar de mi vida como humano, la aplicación de la medicina y el deber de salvar vidas, es algo que no se me ha olvidado.
– Y, dígame, sensei, ¿cómo me encuentra el día de hoy?
– Perfecto, Ryo-chan – Bromeó Ryuhei –. Te daría una paleta, pero he tenido miles de clientes en el transcurso del día.
– El “-chan” estuvo demás.
El aludido sonrió, volviendo sus pasos a la salida.
– Por cierto, Ohkura-san quiere hablar contigo.
Ryo se quedó inmóvil unos instantes, antes de seguir a Ryuhei hasta el comedor. Esperaba que finalmente el vampiro se disculpara con él por haberlo tratado como a un objeto. Ryuhei se sentó en su lugar usual: el segundo asiento a la derecha de Tadayoshi, y se dispuso a cenar. En cambio, él, se quedó esperando al final de la mesa.
– Acércate – Le pidió Tadayoshi, por lo que el mortal se acercó –. ¿Cómo has estado hoy?
– Bien, estuve en la biblioteca todo el día.
– Yasu me dijo que sólo tomaste té, ¿quieres cenar algo?
– En realidad…, no tenía apetito…, pero me pareció una falta de respeto no beber el té.
– Ya veo… Ryuhei, ¿cómo lo encontraste?
– Bastante bien. Como hace apenas un par de días que no ingiere bebidas o algo comestible, los efectos secundarios no serán visibles a corto plazo.
– ¿Eso es todo? – Preguntó Ryo, después de unos instantes en que pareció estar reinando el silencio.
– Sí, puedes irte – Dijo Tadayoshi.
– Tacchon – Lo llamó Ryuhei, una vez Ryo, con pasos firmes, subió las escaleras que lo separaban de su cuarto.
– Lo sé… Más tarde iré a hablar con él – Suspiró el aludido.

Apenas entró a su cuarto, Ryo lanzó al suelo la silla que estaba al lado de la puerta. Estaba sumamente furioso y, en parte, se sentía traicionado por Shota. ¿Sería posible que también le hubiera contado a Tadayoshi sus planes de ir a rescatar a su viejo amigo? Suponía que no, de otro modo, ya estaría atado, amordazado y encerrado en una pequeña y oscura habitación hasta que Tadayoshi solicitara sus servicios como supplier así fuera la fuerza.
Después de poner su cuarto patas para arriba y sentirse un poco más calmado, bajó las escaleras y entró a la biblioteca. Pensaba en idear un plan e ir solo a rescatar a Hiroki.
– ¿Buscas algo? – La voz de Tadayoshi, lo hizo sobresaltar.
– ¿Podrías dejar de hacer eso, por favor? – Ryo levantó la cabeza para mirarlo. Estaba sentado en una silla al otro extremo de la habitación, sonriendo debido a su reacción. No pudo ver sus ojos a causa del reflejo de las luces sobre sus anteojos de lectura.
– Lo siento. Es una mala costumbre que no se me quita – Ryo sacó varios libros de los que había dejado sobre el escritorio y los acomodó sobre la silla antes de agarrarlos y dirigirse a la puerta –. Ryo – El aludido lo miró –, espero que después acomodes esos libros en su lugar.
– No te preocupes, lo haré – Respondió el morocho, sin siquiera mirarlo.
De nuevo, la rabia lo consumía por dentro. Camino a las escaleras, vio a Ryuhei tomando el camino contrario al suyo, llevando una bebida humeante que supuso era para Tadayoshi.
– ¿Cuánto le queda? – Preguntó el vampiro a su secretario.
– ¿Qué cosa? – Repreguntó Ryuhei, dejando la bandeja sobre una pequeña mesa a su lado.
– Tiempo. ¿Cuánto tiempo le queda a Ryo? – Al mirarlo a los ojos, Ryuhei pudo ver lo preocupado que lo tenía ese asunto. Es más, si Ryo le hubiera puesto algo más de atención minutos antes, se habría dado cuenta que el libro que estaba leyendo Tadayoshi estaba al revés.
– No creo que pase de los dos meses – Respondió Ryuhei, sacándole el libro de las manos para devolvérselo dado vuelta.
– ¿Y a Uchi-kun?
– ¿El supplier de Yokoyama-san? – El aludido asintió –. Una o dos semanas si sigue en ese estado. Creo que la hipótesis de que también es compartido con Subaru va tomando fuerza al ver la frecuencia con la que han ido falleciendo sus suppliers.
Los planes de Ryo tomaron un nuevo rumbo al oír las palabras de Ryuhei. Regresó a su cuarto y lanzó los libros a la cama desecha.
– ¿Crees que exista la posibilidad de salvarlo de alguna manera? – Interrogó Tadayoshi a su secretario.
– Dándole una rápida hojeada al asunto…, la única posibilidad de salvarlo es siendo el supplier de alguien más – Tadayoshi revoleó los ojos –. ¿Has hablado con Ryo?
– Todavía… no…
– Me gustaría que dejaras de buscar excusas – El aludido lo miró –. ¿Qué estás esperando? Ve de una maldita vez.
– Y a mí me gustaría que me hablaras con un poco de respeto – Dijo, mientras se levantaba –. ¿Sabes que puedo romperte el cuello en un mal día?
– Sé que no lo harás – Respondió Ryuhei, sentándose en su lugar –. Te morirías sin mí.
Tadayoshi lo miró y le sonrió, antes de dirigirse al cuarto de Ryo. Había preferido tardar unos treinta minutos, pero la realidad era que no podía tardar más de cinco.
– ¿Ryo? ¿Estás despierto? – Preguntó, luego de golpear suavemente la puerta con sus nudillos. Al no recibir respuesta, suspiró –. Estás molesto conmigo, ¿no? Sí, seguro que lo estás – Apoyó su cuerpo sobre la puerta y se deslizó sobre ella hasta quedar sentado en el suelo –. Si te tengo que ser sincero, creo que con el paso del tiempo he perdido el tacto para tratar con los humanos. Desde que Tegoshi llegó que no he… ¿Cómo decirlo? Hablado con el corazón o ser sentimental con alguien. En fin… lo que quiero decir con todo esto es que… Lamento haberte tratado como lo hice. Con lo que dije, sólo quise decir que hasta que seas un supplier no puedes andar libremente por ahí – Hizo silencio, pero sus palabras parecían no tener efecto alguno en la persona al otro lado de la puerta –. ¿Sabes? He estado hablando con Ryuhei y – a medida que hablaba, se levantó del suelo –… existe la posibilidad de que Uchi-kun venga a vivir aquí, ¿qué te parece? – De nuevo, no obtuvo respuesta a sus preguntas –. Oye, ¿en serio te dormiste tan rápido? – Al abrir la puerta, lo único que fue capaz de ver Tadayoshi fue todo, a excepción de la enorme cama, fuera de su lugar –. ¿Ryo? – Se acercó al cuarto de baño, pero el muchacho tampoco estaba allí. Vio los libros que minutos antes Ryo se había llevado desde la biblioteca y leyó muy por arriba qué estaba investigando exactamente. Bajó las escaleras rápidamente, cruzándose con Ryuhei.
– ¿Hablaste?
Tadayoshi le hizo una seña para que guardara silencio, por lo que el secretario, lo siguió. Llegaron a la habitación de los sirvientes, deteniéndose el vampiro frente a una de las puertas para golpearla con fuerza.
– Yasu, Hina, despierten – Les pidió –. Yasu, Hina.
Un somnoliento Shota abrió apenas la puerta, restregándose los ojos.
– ¿Qué sucede…?
– ¿De qué hablaron con Ryo cuando fuiste a llevarle el té?
– ¿Eh?
– En la biblioteca, ¿de qué hablaron?
– ¿Sucede algo? – Preguntó Hina, apareciendo detrás del rubio.
– ¿Dónde está Nishikido-san? – Preguntó Shota, despabilándose rápidamente.

En el cuarto de Yuya, Toma se sentó de un salto en la cama, despertando también al muchacho que dormía a su lado.
– ¿Qué sucede? – Le preguntó el rubio, sentándose a su lado.
– Ryo… Fue a rescatar a Uchi-kun.