1 de octubre de 2016

[PPoH] Capítulo 02: Grave

Ciaossu~!!
Me estoy dando cuenta que estoy publicando 340 fics a la vez. Perdón por eso xD jajajajajaja~
Ustedes saben que no publico nada o publico todo junto :P
Espero que les guste este segundo capítulo de PPoH :D
Enjoy~ ♥

Título: Pied Piper of Hamelin.
Fandom: Johnny's.
Pairing: Ryokura [Nishikido Ryo x Okura Tadayoshi].
Otras pairings: MaruYasu/ YamaDa [Maruyama Ryuhei x Yasuda Shota] & YokoHina [Yokoyama You x Murakami Shingo].
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, violento.
Rating: NC-17.
Estado: En proceso.
Capítulo: 02/ ¿?
Número de palabras: 1707.
Sinopsis: El regreso a la rutina diaria de Tadayoshi no hará otra cosa más que alimentar sus ganas de volver a la locura a la que ya estaba habituado, aún cuando eso signifique poner en riesgo a sus amigos y él mismo.

( Capítulo 01: Prestíssimo )
 
*************************************************************************

Capítulo 02: Grave.

Pasaron tres meses,  dos semanas y cuatro días desde que regresó a su hogar. Ni su habitación ni el resto del lugar habían cambiado demasiado. En lo que a su familia respecta, su hermana menor sí lo había hecho. Hasta podía jurar que lo miraba como a un extraño. ¿Sería posible que él también hubiera cambiado, y ya no era ese hermano cariñoso que había sido alguna vez? Si es que alguna vez lo había sido. Realmente, no recordaba muy bien cómo había sido su relación con el resto de las personas antes de su ausencia hace medio año. Hasta sus compañeros de curso se mostraban distantes con él. Pero a él no le importaba. Es más, prefería que fuera así y no tener que dar explicaciones y contar fábulas de terror a esas personas que decían ser sus amigos.
Lo que él consideraba sus amigos, su familia, le había sido arrebatado el día en que volvió con su familia biológica. Su madre era la única persona que lo trataba con un poco más de normalidad que el resto de esa casa. Extrañaba el bullicio que mantenía con los demás integrantes del equipo mientras comían.
Quizás era eso.
Los extrañaba.
A aquel grupo tan demente como lo era él.
Así, de una forma demente, engañó a un profesor de informática para encontrar información por lo menos de uno de sus ex-compañeros. Cuando intentaba buscar información de alguno de ellos en su casa, la computadora automáticamente se reiniciaba. Estaba seguro que las mismas personas que lo rescataron se habían tomado el trabajo de registrar y espiar cada una de sus búsquedas, por lo que su historial de internet se había limitado al sitio de pornografía más sórdido, que dejaba durante horas mientras él hacía cualquier otra cosa.
Y la única persona que sabía, podía ayudarlo, era Yasuda Shota.
Había logrado un encuentro con él a la tarde. Le había dicho a su profesor que había oído que ese tal Yasuda tenía experiencia en informática y podía ayudarlo con unas tareas. Y no se equivocó. Para su suerte, Shota tenía una página donde ofrecía sus servicios como programador y diseñador gráfico, por lo que fue fácil establecer una fecha para reunirse. Tenía el motivo.
Lo único que le restaba era cruzar esa avenida cuyo semáforo parecía que jamás iba a darle el paso. A punto de rendirse, finalmente vio, esa esperanzadora luz verde que lo invitaba a seguir caminando en línea recta.
Pero no estaba seguro si la persona de traje color gris que cargaba un portafolios, de pie al lado de un poste, respondía con la vaga descripción que tenía de Shota. Lo que antes había sido una maraña de cabellos rubios con las puntas hacia arriba, ahora estaban teñidas de su color natural y en sentido contrario. Aún titubeando, se detuvo frente a él y lo miró.
— ¿Yasu…? — Llamó su atención, haciéndolo levantar la vista. Al principio, el aludido se extrañó que un muchacho de secundaria conociera su apodo, y más se extrañó al darse cuenta de quién era ese muchacho.
— ¿Ohkura…? — A modo de respuesta, el aludido le sonrió tímidamente —. Vaya… Ryo va a infartarse cuando se dé cuenta que se enamoró de un niño — Reconoció, al borde de la carcajada.
— ¡Oye! ¡Estoy en mi último año!
— ¿Cómo me encontraste? — De un momento a otro, la expresión y el tono de voz de Shota tomaron un tinte más serio.
— Le pedí a un profesor que lo hiciera.
— No pudiste hacerlo desde tu casa, ¿cierto? — Le preguntó.
— No.
— Yo también lo intenté. Hasta cambiando la dirección IP. Nada.
— ¿Lo has estado intentando tú también?
— Fue fácil entrar al sistema de seguridad de la oficina sin ser notado — Reconoció el mayor, acomodando las solapas de su saco —. Después de todo fui yo el que lo creó.
— ¿Qué quieres decir con eso?
— Que sé dónde están los demás.
— ¡Sabía que tenía que encontrarte a ti primero! — Se alegró Tadayoshi, sintiendo que la emoción por poder reunir a sus antiguos amigos, lo sobrepasaba.
 — Bueno… Casi todos…
— ¿Eh?
— Todavía no he podido localizar a Ryo y Subaru… Y aunque pueda burlar el sistema de seguridad… tampoco puedo estar buscándolo todo el día…
— ¿Has hablado con los demás?
— No…
— ¿Ni siquiera con Maru?
— Lo he ido a ver, pero… la verdad es que no me atrevo a hablarle…
— ¿Y eso? Para Maru siempre fuiste alguien muy especial.
Shota lo miró y le sonrió.
— Sígueme y comprenderás por qué no pude hacerlo…

Tadayoshi siguió a Shota en silencio. El lugar donde llegaron después de aproximadamente media hora lo sorprendió bastante, pero optó por no tomar conclusiones apresuradas hasta ver a Ryuhei. Aún cuando su apellido estuviera sobre una placa. Desde el portón lo vio observando cómo un gran grupo de niños jugaba a la pelota. A diferencia de Shota, su cabello estaba igual de corto, o quizás un poco más, pero bien arreglado. Desde el edificio que se alzaba más adelante, dos niños y una mujer salieron del mismo. Los pequeños se acercaron corriendo a Ryuhei y abrazaron sus piernas.
— ¡Papá! ¡Mamá trajo bebidas para todos! — Exclamó uno de los niños recién llegados.
— ¡Yo iba a decírselo! — Exclamó el segundo niño.
— ¿Ahora entiendes por qué no me acerqué a él? — Le preguntó Shota a un atónito Tadayoshi, que pese a lo centrado y calmo que aparentaba ser Ryuhei en sus recuerdos, tampoco se iba a imaginar que iba a estar casado y ser padre de dos hijos. Tadayoshi lo miró, con el ceño y los labios fruncidos y volvió su vista a Ryuhei. Cuando Shota quiso darse cuenta, el impulsivo adolescente ingresó al lugar que no era otra cosa que un orfanato, y se acercó a Ryuhei —. Oye, Ohkura, espera, ¡¿qué rayos estás haciendo?! — Le preguntó, en voz baja, siguiendo sus pasos un poco alejado de él.
— Maru-chan.
La mujer y los niños que estaban al lado del aludido, se sorprendieron por la forma en que aquel estudiante llamó a su esposo y padre. Ryuhei tardó casi una eternidad en darse vuelta y mirar a Tadayoshi, a quien reconoció, no sólo por su voz, sino también por la afectuosa forma en que lo llamó.
— Ohkura — Mencionó su nombre, con sorpresa.
— Yasu hizo la misma expresión cuando me vio — Reconoció el menor, haciéndose a un lado para que viera al aludido. De repente, Ryuhei estalló en carcajadas. Así como para ellos era imposible imaginárselo a él como dueño de un orfanato, para él era imposible verlos a ambos como un estudiante de secundaria y un hombre de oficina, respectivamente.

Cuando las risas ya habían pasado, los tres entraron al edificio y se dirigieron al comedor, donde Ryuhei les sirvió un poco de té a cada uno.
— Ya veo — Dijo el mayor, mirando a ambos con el cuerpo apoyado sobre la mesada —. Así que Sho-chan estuvo tratando de encontrar a todos…
— En realidad, lo hizo, pero… No pudo encontrar a Ryo y Subaru…
— ¿Eh? ¿Qué es eso? ¿Ahora que lo perdiste, te diste cuenta de su valor?
— Probablemente — Reconoció el aludido, hincándose de hombros, con una tímida sonrisa.
— Mh… Bueno… Si logramos reunirnos con los demás… quizás cinco cerebros piensen mejor que uno…
—Tenemos más acceso con Yoko — Reconoció Shota —. Trabaja como médico clínico en un hospital.
— Ah… Médico — Dijo Ryuhei, mirando el techo escasos segundos —. Ahora entiendo por qué siempre estaba con J cuando hacía sus cosas…
— Respecto a J — Dijo Shota, convirtiéndose en el centro de las miradas —. También estoy tratando de encontrarlo.
— Eso es imposible — Declaró Ryuhei —. Ni siquiera sabemos su nombre verdadero o su ocupación…
— Aún así, lo intentaré. Había oído que la policía no conocía la existencia de ese lugar, y sin embargo…
— Cuentas conmigo para lo que necesites — Le dijo Tadayoshi.
—Están conscientes que las personas que sepan esto también estarán en peligro, ¿cierto? — Dijo Ryuhei.
— Si tanto miedo tienes de involucrar a tu familia, entonces, no te metas  — Dijo Shota, levantándose, pero el firme agarre de Ryuhei sobre su brazo impidió que huyera del lugar.
— No quise decir eso… Yo me encargo de mi familia, pero ustedes también cuídense un poco— Shota se zafó de su agarre, sin agregar ni retrucar ninguna de sus palabras —. Conociéndote, al menos una vez al día burlas el sistema de seguridad de tu lugar de trabajo. Tarde o temprano se van a dar cuenta que te estás infiltrando.
Tadayoshi simplemente se quedó mirando las reacciones de ambos ex-compañeros.
— ¿Nos vamos, Ohkura? — Le pidió Shota, ante lo que el menor accedió, dedicándole una reverencia a Ryuhei antes de irse.
— ¿Me pasas tu número de teléfono? — Le pidió Tadayoshi a Ryuhei, pero éste miró a Shota.
— Sho-chan lo tiene, ¿no? — Preguntó, recibiendo un movimiento afirmativo de cabeza de parte suya.
— Ah… Entonces… Nos vemos luego…
— Si quieres… puedo pedir turno con Yoko.
— Te envío luego los datos — Le dijo Shota, intentando huir lo más rápido posible de allí.
— Dámelos ahora. Mientras menos uso le demos a la tecnología, mejor.
— ¡Uf! ¡Qué molesto! — Dijo el aludido, generando la sincera sonrisa en Ryuhei.
Luego de anotar el teléfono de You, el dúo volvió por donde llegó. En el autobús, Tadayoshi miraba cada tanto el perfil de Shota. Parecía enojado, y conocía muy bien la razón.
— ¡Lo siento mucho! — Exclamó, una vez descendieron del vehículo.
— ¿Por qué?
— Por haber entrado así como así al orfanato…
— No te preocupes. Tarde o temprano íbamos a tener que hacerlo — Dijo, pausadamente.
— ¿Qué sucede?
— Nada. Me hiciste acordar a Ryo con eso de la impulsividad — Reconoció, sonriendo —. Creo que todos volvimos a nuestra vida de siempre…
— Y es aburrido — Finalizó el menor la frase, mirando algo a lo lejos. Shota se sorprendió porque esa era justamente la forma en que iba a terminar su oración.
— Exactamente. Es aburrido. Quizás con esto, aunque sea peligroso, intentemos darle algo de emoción a nuestras vidas, una vez más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario