22 de julio de 2012

[Touch] Capítulo 09 - Disfraz

 Una de mis vecinas se cree Madonna... Pobrecita...
 錦戸亮 - Julia (aunque la original es de V.West xD)
 En casa~



Ciaossu~!!
¿Qué ven mis ojos? ¡¿Otra vez Touch?! Pasó octubre pero llegan dos fechas memorables: Navidad y el viaje de estudios... ¿Adónde irán? ¿Podrán ir a Osaka o quien escribe tiene otra idea maquinando en su cerebrito? Who knows~ xD Nos enteraremos cuando le llegue el turno xD
Mientras tanto, los dejo con Touch ;3
Enjoy~ ♥

Título: Touch
Fandom: Johnnys.
Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya], OkuMassu [Okura Tadayoshi x Masuda Takahisa] (pero nadie dice que no pueden haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance, drama.
Rating: PG-13
Capítulos: 09 / ¿12?
Sinopsis: Mientras algunos sienten que no hay mejor manera para ser feliz que lastimando a otros con tal de alejarlos, no hacen más que herirse a ellos mismos. 
Una situación que aparentaba ser vivida anteriormente, renace. Quizás, todo sea un disfraz, quizás todo lo sucedido hasta el momento, no había servido de nada. 


"En ese momento, no supe qué hacer.
No por la situación en sí, sino por mi amigo.
Aunque me dijo que no sentía nada por Nishikido-san, sus palabras fueron claras:
‘no puedo dejarlo’.
Aunque se estaba alejando cada vez más de Okura senpai,
No sabía que él estaba haciendo exactamente lo mismo
Y por el mismo motivo 


Capítulo 09: Disfraz


Una usual tarde de otoño en la cafetería, lugar donde se llevaba a cabo una reunión secreta.
- No.
- No.
- No.
- No.
- ¿Deben preguntarle también Kame y Nakamaru? – Le preguntó Tomohisa a Toma.
- No, no les hará caso.
- ¿Quieren que hable con Massu? – Preguntó Yuya.
- ¿Crees que acceda?
- No lo sé – El rubio se hincó de hombros -. Pero con intentar…
- Keiichiro, ¿cuántos días tenemos? – Le preguntó Kazuya.
- Una semana – Respondió el aludido tras ver la fecha en unos papeles que estaban sobre la mesa.
- Muy bien – Dijo Toma, levantándose -. La misión de esta semana es ayudar a Maruyama-san a tener un baterista en su banda para el festival cultural.
- ¿Hablaste con Murakami? – Preguntó Tomohisa.
- Sí, actualmente están charlando por video conferencia.
- Entonces, iré a hablar con Massu – Dijo Yuya, levantándose.
- Seguro que está en su habitación – Dijo Yuichi.
- Gracias.
   
Yuya salió de la cafetería y se dirigió al cuarto de Takahisa. No había vuelto a tener una charla tan sincera como la de la vez en que cayó enfermo. Esperó que con la excusa de la banda de Shota, todo ese asunto significara en un nuevo acercamiento con Tadayoshi, aunque no sabía qué le pasaba exactamente al mayor, por qué se negaba rotundamente a ayudar a su mejor amigo.
Golpeó la puerta de la habitación del pelirrojo y esperó a obtener su aprobación para poder entrar.
- No creo que Okura-san quiera participar – Dijo Takahisa, una vez Yuya le contó lo sucedido.
- ¿Tú también con eso? ¡Massu, por favor! ¡Tú eres la única persona a la que Okura senpai le hará caso!
- ¿Eh? ¿Por qué yo?
Yuya recordó las palabras de su pareja, diciéndole que aquellos sentimientos que Takahisa tenía para con Tadayoshi, eran completamente correspondidos.
- Eh… Porque… creo que es así.
- Titubeaste – Dijo Takahisa, ocasionando la risa en su amigo.
- ¡Claro que no!
- Claro que sí. Tegoshi… Te conozco… Además, te estás riendo…
- ¿Qué? ¿Acaso no me puedo reír?
- Tegoshi.
El rubio se calmó un poco para poder seguir hablándole.
- En serio, Massu. Creo que tú eres la última persona a la que él le hará caso. Por favor.
Takahisa se lo quedó mirando.
- Ahh… ¿Cómo puedo negarme a esos ojos de cachorrito mojado? – Bromeó, generando la sonrisa en su amigo.
- Gracias, Massu – Le dijo, besando sonoramente su mejilla, antes de irse de su cuarto. Al salir, Toma estaba esperándolo en el pasillo, a quien le dedicó una señal de victoria.
- ¿Qué fue eso de cachorrito mojado? – Preguntó el morocho empezando a caminar con dirección a las escaleras.
- ¿Por qué me lo preguntas en ese to…? – Yuya se lo quedó mirando y detuvo sus pasos -. Es posible que… ¿Estás celoso de Massu?
- ¡¿Eh?! ¡¿Yo?! – Toma lo miró, enfadándole de alguna forma el rostro sonriente de su pareja -. Tsk. Qué cosas que se te ocurren – Siguió su camino, pero fue detenido por la mano del rubio agarrándole el brazo.
- Te amo – El aludido se lo quedó mirando -. Nunca dudes de eso, ¿está bien?
Toma sonrió y lo abrazó.
- Tonto. Jamás dije que dudara de ti. Nunca lo hice y ahora no es momento de hacerlo.  
Yuya asintió, escondiendo su rostro sobre su pecho.

Takahisa suspiró, mirando el techo. El pedido de Yuya no hizo más que por su cabeza no hiciera más que pasar Tadayoshi. Salió de la habitación y caminó por el pasillo, pensando exactamente cómo pedirle que ayudara a Shota.
- Takahisa.
Una voz familiar hizo que se diera vuelta.
- Ryo.
- ¿Qué sucede?
Lo miró de arriba abajo, tal parecía que había salido de duchar. Sus manos secando su cabello mojado con una toalla así se lo decían.
- Eh… Mhhh… Nada…
- Ah.
- ¿Ryo?
- Dime.
- ¿Puedo hablar contigo?
- Claro, pasa – Le dijo Ryo, abriendo la puerta de su habitación para hacerlo pasar -. ¿Qué sucede? – Le preguntó, mientras él se sentaba en la cama que pertenecía a Jin.
- ¿Tú… has oído a Okura-san tocando la batería?
- ¿A Tadayoshi? Sí, ¿por qué?
- Tegoshi me mandó a pedirle que se uniera a la banda de Yasuda-san…
- Ahhh… ¿Así que Yasu sigue con eso? – Preguntó Ryo, levantándose y acercándose a un estante a lo alto de su cama donde descansaban varios compact discs y libros -. Sí, sí lo he oído tocar. Sabes, estuvimos a punto de armar una banda, pero todo se echó a perder, por varias razones – Bajó de la cama al dar con un compact disc y se acercó a su laptop, a la cual conectó a un par de parlantes, antes de introducir el disco que estaba dentro del estuche que tenía entre sus manos -. Tadayoshi tiene mucho talento para ser desperdiciado. Sé que no debo meterme pero,¿por qué no lo intentas hablar con él?
- Es lo mismo que me dijo Tego—
Sus palabras fueron interrumpidas por el sonido proveniente de los parlantes de Ryo. El sonido de aquel instrumento musical hizo vibrar cada célula de su cuerpo. Era un solo de batería.
- Este fue el único disco que grabamos en un estudio, si quieres puedo hacerte una copia, no tardará mucho – Dijo Ryo, sentándose frente a la pantalla de la computadora y bajando el volumen para poder escuchar al pelirrojo, si es que hablaba.
- ¿Por qué mantienes eso?
- No lo sé. Supongo que… será la nostalgia – Respondió, iniciando el proceso de copia del CD.

- Takahisa, Takahisa – Lo llamó la voz de Tadayoshi, en voz baja.
- ¿Mhh?
Levantó la vista. Vio su mano apoyada sobre su brazo y una brillante sonrisa en su rostro.
- ¿Estás bien?
- Ah… Mhh… Sí… Sí – Respondió el pelirrojo, refregándose los ojos.
- ¿Sucede algo? – Preguntó Keiichiro, dejando de escribir en el pizarrón para mirar a ambos.
- No, nada – Respondió Tadayoshi, mirándolo. Keiichiro no dijo nada y siguió escribiendo -. ¿Seguro que estás bien?
- S… Sí – Respondió el pelirrojo, empezando a anotar lo que el presidente de su club estaba escribiendo. De repente, y con Tadayoshi volviendo a su asiento, Takahisa se lo quedó mirando, olvidándose por un instante que debía respirar. La clase pasó tranquila y, de nuevo, una planilla la cual él debía llenar, se posaba frente a sus ojos. Esperó a que la clase terminara para poder acercarse a Tadayoshi. La presencia de Keiichiro no afectaría su corta charla. Finalmente había dado con las palabras exactas que podría decirle -. ¿Okura-san? – El aludido lo miró -. ¿Puede unirse a la banda de Yasuda-san, por favor?
Keiichiro miró al menor por demás sorprendido, al igual que su oyente, no esperaba que fuera tan sincero en sus palabras. Volvió su vista a sus papeles, los cuales juntó rápidamente.
- Los dejo. Nos vemos más tarde.
- Ah, Keiichiro, espe - El sonido de la puerta cerrándose interrumpió sus regaños, puesto que eso sería lo que le diría a su compañero de club -... ¿Qué dijiste? – Le preguntó a Takahisa.
- Que, por favor, se una a la banda de Yasuda-san – Tadayoshi podía ver la determinación en las palabras del pelirrojo, pero no iba a dar el brazo a torcer rápidamente.
- ¿Por qué te metieron a ti en todo eso? – Se preguntó a sí mismo el mayor, guardando sus cosas rápidamente en la mochila -. Ya te dije que lo olvidaras, ¿no? Olvídalo y deja de meterte en cosas que no tienen sentido.
- Es por Ryo que no quiere hacerlo, ¿cierto?
- ¿Ahora lo tuteas? – Musitó.
- ¿Qué?
- Basta. Lo mejor que puedes hacer es olvidarte de todo, de mí… De todo…
Takahisa se quedó mirándolo. ¿Qué quiso decir con esas palabras? Quiso decirle que, en realidad,  nunca se había olvidado de él, pero el nudo que se había formado en su garganta se lo impidió. Mas sus piernas sí podían correr. Tras agarrar sus cosas, salió corriendo detrás de Tadayoshi, logrando alcanzarlo a la entrada del edificio de los dormitorios.
- ¿Sabe por qué me dormí en clases? – Le preguntó, hurgando en su mochila hasta dar con un disco en un estuche, ambos objetos sin nombres -. Por esto. Es por esto que le estoy pidiendo que ayude a Yasuda-san.
El CD no llegó a manos de Tadayoshi, quien lejos de sostenerlo sobre su cuerpo, dejó de cayera al suelo, mientras el menor, entró al edificio, cerrando la puerta de un golpe. El mayor levantó el CD y el estuche quebrado y se lo llevó consigo a su cuarto. Lanzó su mochila a su cama y lo reprodujo.
Esbozó una sonrisa al reconocer la melodía, su solo de batería cuando estaban empezando a formar una banda. Dejó que la melodía siguiera su curso, estando él de pie frente al reproductor de música.

- ¡Lo siento! – Exclamó Takahisa, dedicándole una reverencia a Toma y Yuya, los tres en el club de piano -. Al final no pude convencer a Okura-san. Es más, creo que… Hice todo lo contrario. Realmente, lo siento.
- No te preocupes – Dijo Yuya -. Creo que todos sabíamos que iba a suceder esto.
- ¿Qué se le va a hacer? – Dijo Toma, hincándose de hombros, levantándose del asiento, al lado de su pareja -. Voy a llamar a Yasuda-san para avisarle esto.
- Creo que la razón por la que Okura-san no quiere hacerlo… es Ryo – Espetó Takahisa, sentándose al lado de su amigo y apoyando su cabeza sobre su hombro -. Hablé con él y me dio un disco en el que habían grabadas varias pistas. ¿Sabes Tegoshi? Sabes que soy un poco tonto con la música, pero, cuando escuché la manera en la que Okura-san tocaba la batería pensé: “oh, quiero escucharlo en vivo, quiero verlo.” Podía sentir que Okura-san era feliz tocando la batería.
- Oye, oye, oye – Dijo Toma, acercándose casi corriendo a ambos para hacerle una seña a Takahisa, obligándolo a levantarse de su lugar, siendo este ocupado por Toma segundos más tarde, generando la sonrisa en su pareja.
- ¿Qué te dijo Yasuda-san?
- Dijo que haría un último intento el día del festival – Suspiró el morocho.
- Ya veo.

El día del festival llegó y la respuesta fue la misma.
- No – Le dijo Tadayoshi a Shota, sentado el menor sobre su cama, rodeado de apuntes y libros.
- Tacchon, por favor. No te lo estoy pidiendo por Maru, al menos hazlo por mí… ¿Sí?
- No. Además, ¿no dijiste que tienen a un percusionista? Con eso es suficiente.
- ¡Pero no es el mismo sonido que una batería! ¡Y lo sabes! – El aludido no se inmutó por sus palabras, volviendo su vista a sus apuntes -. ¡Ahhhhhhh! ¡¿Sabes qué?! ¡Has lo que quieras, idiota! – Exclamó el rubio agarrando uno de los apuntes para lanzárselo al rostro antes de irse.
La exagerada forma de caminar de Shota fue oída por Tadayoshi hasta el final, interrumpiendo su lectura unos leves golpes sobre la puerta.
- Pase – Autorizó el morocho, mirando la puerta abrirse para dar paso a Ryo -.  ¿Qué haces aquí?
- Ve – Respondió el aludido, al lado de la puerta semi abierta.
- ¿Qué? – Volvió a preguntar el muchacho, con una sonrisa - ¿Quién te crees que eres para decirme lo que tengo que hacer?
- Sé que es por mí que no te atreves a volver a  tocar la batería.
- No te creas tanto, Ryo.
- Entonces, demuéstramelo. Demuéstrame que te has olvidado de mí, Tadayoshi.
El aludido negó con la cabeza, sonriendo.
- No te creas tanto, ya te lo dije. Si no quiero hacerlo, es por ese motivo, porque no quiero.
- ¿Puedes hacerlo al menos como regalo de cumpleaños?
Tadayoshi lo miró, parpadeando varias veces. Se estiró hacia la izquierda para dar con su celular, el cual abrió para ver el día. Efectivamente, era 3 de Noviembre, el cumpleaños de Nishikido Ryo. Se quedó pensando en qué momento se había olvidado de tan importante fecha para él. En qué momento se había olvidado de Ryo mismo.
En ese momento de sorpresa, el morocho jaló a Tadayoshi del brazo, llevándolo hasta el salón de actos del mismo modo. Sobre el escenario, la banda liderada por Ryuhei estaba a punto de dar inicio a su presentación, pero la notoria llegada de Tadayoshi, siendo arrastrado por Ryo y sus pedidos para que lo soltara, terminaron por darle pausa a aquel inicio.
- Aquí está – Le dijo Ryo a la banda, estando estos al igual que el público presente, más que sorprendidos por la situación, lanzando a Tadayoshi cerca de la batería en medio del escenario -. Métete ahí – Le dijo al muchacho, quien hizo caso a sus palabras, mientras Ryo se colgaba la guitarra eléctrica y tomaba su posición al lado de Shota -. ¿Empezamos? – El morocho hizo un par de acordes y empezó a cantar -. Estoy convencido, si es arriba o abajo, no hay nadie más. La más dulce compañera para mí. Es eso, quizás, ¿tú? Seguramente mi corazón es una montaña rusa.
Tanto Shota como Tadayoshi reconocieron la canción al instante, siguiéndolo el resto de los integrantes de la banda como podían. No llegó a notarse el desconocimiento por parte del resto de los integrantes, la presentación fue simplemente impecable.

El festival terminó. Aún con el frío otoñal en la entrada del edificio escolar, necesitaba de eso para aclarar sus ideas.
- Okura-san – Lo llamó la voz de Takahisa, ocasionando que el morocho, ante el llamado, volteara su cabeza.
- ¿Podrías dejar de meterte en mi vida?
- ¿Eh?
- Como no pudiste convencerme para que ayudara a Yasu fuiste a hablar con Ryo, ¿cierto? – Le dijo, levantándose y acercándose a él -. ¿Por qué no te vas con él de una vez y dejas de molestarme?
Dejando a Takahisa por demás confundido, el mayor volvió a los dormitorios. La cercanía y la relación de Ryo con Takahisa, le molestaba, pero sus acciones estaban generando que a medida que ellos dos se acercaran, él fuera alejándose del menor.

- Entonces, ¿mañana vienen por los instrumentos? – Le preguntó Keiichiro a Ryuhei, estando tan solo la banda y su grupo de amigos en el salón de actos.
- Sí, ya tenemos la autorización del director para dejarlos aquí – Respondió Shota.
- Massu – Llamó la voz de Yuya a su mejor amigo, quien en ese momento se dio cuenta tanto de donde estaba como de las personas que lo rodeaban -. ¿Estás bien? - El pelirrojo asintió lentamente, con una forzada sonrisa. Notando que le estaba mintiendo, Yuya se lo llevó a la rastra del lugar, bajo la mirada de Toma.
- ¿Qué crees que haya sucedido? – Le preguntó Tomohisa.
- Algo me dice que Tadayoshi tiene algo que ver – Respondió el aludido.
- Yasu, ¿por qué no vas a hablar con Okura? – Le pidió Ryuhei.
- Ehm… La verdad es que… le grité… Me dijo que no iba a tocar la batería, me molesté y le grité. No creo que vaya a oírme.
- Pero, con intentarlo no pierdes nada, ¿cierto? – Le dijo el muchacho, acariciando su espalda.
- Está bien – Suspiró Shota, bajando del escenario y dirigiéndose al cuarto de Tadayoshi.
Al llegar al lugar de destino, lo único que oyó al otro lado de la puerta fue un llanto desesperado, sumado al sonido de cosas estrellándose contra el suelo. Desde los tiempos en que Tadayoshi andaba detrás de Ryo que no oía esa catarsis de su parte. En esos momentos, él no podía hacer nada, simplemente esperar a que se le pasara e ir a prestarle su hombro sobre el cual Tadayoshi lloraría, pero esa noche él debía irse, y no había nadie capaz de reemplazarlo.
Bajó las escaleras, cabizbajo, encontrándose con Keiichiro a la entrada de la cafetería.
- Yasuda-san…
- Koyama-kun, ¿puedo pedirte un favor?
- Claro, lo que usted diga – Le dijo el menor, entregándole la lata de café que había sacado segundos antes de la máquina expendedora.
- ¿Puedes ir al cuarto de Tacchon… dentro de una hora?
- ¿Eh? ¿Por qué? – Le preguntó el menor, sacando otra lata de la máquina.
- Sólo… entra. No golpees la puerta – Le pidió el rubio, con una mirada suplicante -. Por favor.
- Ah… Está bien – Dijo el menor, sumamente extrañado por el pedido de su superior.

El tiempo pasó y la hora había pasado. Con la excusa del estudio, se quedó solo en la cafetería, yéndose a dormir el resto de sus amigos por culpa del sueño, cosa que le estaba afectando a él también. Se levantó del asiento y se acercó al tacho de basura, lanzando dentro del mismo la lata de café que había estado bebiendo. Sigilosamente, subió al piso del tercer año. Aunque le faltaban varios meses para irse definitivamente de ese lugar, estaba empezando a sentir el pesar de no recorrer aquellos pasillos nunca más. Tal y como le había pedido Shota, giró el picaporte del cuarto de Tadayoshi, entrando al cuarto del mismo modo en el que llegó al lugar. La habitación estaba hecha un caos. Cosas tiradas por todo el suelo, sábanas revueltas y Tadayoshi sentado en el suelo, hundiendo su cabeza entre sus piernas, gimoteando. Comprendió porqué Shota le había dicho que no golpeara la puerta, porque Tadayoshi iba a negar estar mal o no iba a responder a su llamado. Cerró la puerta sin hacer ruido y se arrodilló a su lado, apoyando suavemente su mano sobre el hombro del muchacho que, ante el contacto, levantó rápidamente su cabeza. Sus ojos estaban rojos de tanto llanto, de tanta rabia que al fin había llegado a su límite y lo había hecho explotar. Sin mediar palabra, es más, volviendo a llorar, se lanzó a los brazos de Keiichiro, aferrándose a él.
- Ya, ya – Musitó el recién llegado, acariciando cariñosamente sus cabellos. Aunque Tadayoshi fuera mayor que Keiichiro por un mes, el trato entre ambos siempre fue el contrario, de alguna forma, Keiichiro sentía a Tadayoshi como su hermano menor -. Llora todo lo que necesites, Tadayoshi – Le dijo, sin soltarlo en lo más mínimo.

Cinco mensajes de texto en menos de tres minutos. Fue un récord, sin duda. El de su madre había sido el primero, seguido por el de su mejor amigo, dos de sus superiores y de su compañero de curso, el único con el que se llevaba lo suficiente como para intercambiar fechas de cumpleaños. Un mensaje nuevo… Por parte de otro de sus superiores. Frunció el ceño, bufando. No era que no le gustara ser el centro de atención, haber recibido tales cálidos mensajes de texto lo hacían feliz, pero… ninguno de ellos pertenecía a su pareja. ¿Lo había olvidado? ¿Se había olvidado? No importaba, tenía hasta las 23:59 de ese 11 de Noviembre para remediarlo.
El día pasó ameno, la verdad es que no quería que se armara un jaleo por su cumpleaños, y mucho menos que Jin o Ryo se enteraran de tal cosa. Mucho menos eso. Los mensajes siguieron llegando, pero ninguno de Toma.
Mientras se dirigía al club de piano, su celular le avisó de un nuevo mensaje, por lo que se detuvo a mitad de camino.

De: º*{ Toma }*º
Las actividades del club de piano empezarán a la caída del sol. Disculpa que no te haya avisado antes.

- Tsk. ¿Por qué tan frío? – Se preguntó el rubio, volviendo sobre sus pasos, visiblemente enojado -. Sigo esperando tu mensaje de cumpleaños, idiota Toma – Le dijo a la pantalla de su celular, antes de cerrarlo.

La noche era perfecta, tanto que no notaba el frío que buscaba calarse en sus huesos. Cerró los ojos, dejando que el humo del cigarrillo que estaba fumando escapara de sus labios. Unos pasos lo alertaron, quedando sorprendidas ambas partes, tanto la persona que pasó por ese lugar, como él. Sonrió al ver que el recién llegado se movía en forma cautelosa, como queriendo mimetizarse con el oscuro paisaje.
- Ya te vi, Tegoshi – Le dijo el muchacho, apagando el cigarrillo con la suela de su zapatilla y levantándose del banco -. Hace frío, ¿no es así? – Le preguntó, acercándose al rubio a medida que él se alejaba, como si fuera una presa a punto de ser atacada, por segunda vez -. ¿Por qué te alejas? – Le preguntó, sintiendo el menor, el duro tronco del árbol sobre el que fue acorralado. La mano del mayor se posó a un lado de su cabeza, cerrando el rubio con fuerza sus ojos, sintiendo cómo su sentido del olfato lo único que lograba captar era el olor a cigarrillo proveniente del morocho -. ¿Puedes recordarlo, Tegoshi? – Le susurró al oído, lamiendo el contorno de su oído con la punta de su lengua -. ¿Cómo tuvimos sexo en este mismo lugar? Es que… ¿acaso estás aquí porque quieres repetirlo? – Besó sonoramente su oído, su cuello, hasta que el menor se escapó de sus garras, ocasionando la risa en el morocho -. Ahhh, Tegoshi… No creo que nos venga mal un segundo encuentro…, ¿no?

Corrió lo más rápido que pudo, corrió como nunca antes lo había hecho. No le importaba su cumpleaños, no le importaba que él no lo hubiera recordado. Todo lo que necesitaba en ese momento era sentir su calor, sentir que le pertenecía sólo a él, que no había habido ningún hombre anterior a él. Al entrar al edificio destinado al club de piano, lo único que vio Yuya fueron velas y a Toma vestido con un traje de color blanco sentado frente al piano. Desde lo alto de las gradas, el menor pudo vislumbrar su sonrisa al verlo entrar, finalmente, tocando la misma pieza que Yuya había interpretado al entrar al club. Conmovido hasta las lágrimas, el muchacho bajó las gradas lentamente, dándole tiempo a su pareja para que terminara de ejecutar su pieza musical.
- Feliz cumpleaños, Tegoshi Yuya – Le dijo Toma, mirándolo. Estaba vestido con un traje que le quedaba perfecto, más de lo que usualmente le parecía a Yuya. El aludido esbozó un intento de sonrisa y hundió su rostro entre sus manos, ahogando el llanto contenido por el encuentro con Ryo -. Vaya, sí que estás sensible – Dijo el morocho, levantándose para estrecharlo entre sus brazos.
- S… Sí, debe ser – Musitó el rubio, obviando lo sucedido para centrarse en ese momento, en estar con la persona que más amaba sobre la faz de la tierra.

El sol del 12 de Noviembre se alzó, colándose por las ventanas del lugar. Una persona acurrucada entre varias frazadas se incorporó apenas, para evitar que su amante dormido se despertara. Vio apagadas las velas que se hallaban prendidas la noche anterior, las únicas testigos de su acto amoroso y de su completa entrega. Sonrió al ver el pacífico rostro de su pareja durmiendo a su lado, con su mano entrelazada a la suya, como impidiéndole escapar. Yuya volvió a acurrucarse junto a él al sentir cómo el frío buscaba helar su cuerpo.
- Buenos días – Musitó la voz de Toma, besando sus cabellos.
- Buenos días – Le dijo, levantando su cabeza para mirarlo -. Perdón, ¿te desperté?
- No, está bien – Respondió el mayor, haciendo sonar sus huesos al estirar uno de sus brazos -. Me gusta esta forma de despertar.
- Toma…
- ¿Mh?
- Te amo.
- Yo también, mi vida. Yo también…

Realmente no entendía la mente de Nishikido-san.
¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones con Massu?
¿Cuáles eran sus intenciones conmigo?
No tuve más noticias acerca de Massu y Okura senpai.
No volvieron a hablar en todo ese mes.
Algo tenía que hacer, para volver a ver la sonrisa en el rostro de mi mejor amigo.



* La canción que empieza a cantar Ryo es Rolling coaster <3 y el famoso percusionista no es otro que Yoko xD sólo que no lo mencionan xDDD

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