17 de septiembre de 2012

[Double U] Capítulo 03 - Noviazgo

 Lalala~ (?)
 La radio~
 En casa~ :3





Título: Double U.
Fandom: Johnnys.
Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya], OkuMassu [Okura Tadayoshi x Masuda Takahisa], RyoPi [Yamashita Tomohisa x Nishikido Ryo] (pero nadie dice que no pueden haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance.
Rating: PG-13
Capítulos: 03 / 09
Sinopsis: Tras la cita con Toma, Yuya no sabe exactamente qué sentir. Confirma sus sentimientos con su segunda cita, llevada a cabo en Eden. ¿Reconocerá Ryo a su compañero de cuarto?


Notas
• Los trajes de cosplay mencionados son los siguientes
 
  
Chrome Dokuro con el uniforme de Kokuyo y Sasagawa Kyoko con el de Namimori,
ambas de Katekyo Hitman Reborn! 



Capítulo 03: Noviazgo

Aya se sentó en la mesa frente al televisor, a punto de cenar, finalmente. Pero el sonido del timbre la interrumpió. Su cara de expectación respecto a su cena, se borró por completo.

- ¿Quién será? – Al abrir la puerta vio a Yuuko, a quien hizo pasar -. ¿Qué sucede? – Sin responder, con la mirada perdida, la recién llegada se lanzó en el sillón, mirando la nada frente suyo -. Holaaaa – Llamó su atención la dueña del lugar, golpeando su cabeza con el puño.

- Me besó…

- ¿Eh?

- Toma… Me besó…

A Aya le costó medio minuto entender sus palabras. Se arrodilló frente a Yuuko y la miró.

- ¿Qué? – Preguntó, poniendo énfasis a su pregunta.

- Toma me besó – Respondió.

- Y…

- No lo sé… Fue algo… No lo puedo describir con palabras… Fue… mágico…

- Te gusta – Sentenció Aya.

- ¿Qué? – Le preguntó Yuuko, prestándole atención.

Aya se levantó, agarrando su comida instantánea y sentándose a su lado.

- Mira cómo estás. Estoy segura de que estuviste riendo todo el camino hasta aquí cada vez que recordaste ese beso, ¿o estoy equivocada?

Yuuko la miró y parpadeó varias veces.

- Te odio.

- ¡Ayyyyyyyyyyy! ¡Yuu-chan está enamorada! – Exclamó, levantándose de un salto para agarrar su celular -. Déjame darle las buenas nuevas a Ryo-chan.

- ¡No! ¡Ni se te ocurra! – Exclamó la muchacha, siguiendo sus pasos para sacarle el celular de sus manos -. Ah, me olvidé de contarte que ayer fuimos a almorzar a Eden.

- ¡¿Te vio?! – Preguntó Aya, digiriendo rápidamente unos fideos para poder seguir hablando.

- Por suerte, no – Suspiró Yuuko.

- Pero… No entiendo de qué manera lo afectaría verte vestido de mujer – Pensó la muchacha, mirando el techo.

- Por las dudas, prefiero seguir con esa incertidumbre. ¿Sabes si ya regresó?

- No, no ha vuelto. Sabes que por más que esté con el televisor encendido, siempre tengo la oreja sobre la puerta.

- Lo sé – Dijo Yuuko, con una sonrisa -. Entonces… Me voy.

Aya asintió con la cabeza, intentando agarrar un pedazo de zanahoria de su bowl.

- Ok. Cuídate. Que tengas dulces sueños… con Ikuta-kun – Se burló.

- Ja, ja – Dijo Yuuko, saliendo rápidamente de su departamento y entrando al suyo del mismo modo. No oyó sonido alguno, por lo que supuso que Ryo no había llegado. Se cambió rápidamente de ropa y se dispuso a hacer la tarea. Estaba todo estrictamente acomodado en el living, pero el sonido del celular de Yuuko recibiendo un mensaje, lo interrumpió todo.

De: Ikuta Toma-kun

No pude ser capaz de decírtelo en ese momento. Quizás por mensaje de texto sea un poco vacío, pero necesito que lo sepas. Desde la primera vez que te vi, me sentí completamente atraído por ti. Hoy me di cuenta que esa atracción no era sólo eso, sino que, en realidad era un sentimiento más profundo. Yuuko, te amo.

Yuya volvió a sentir ese mismo agitado latido de su corazón que cuando había sido besado por Toma. Sonrió, lanzándose al sillón para responderle.

Para: Ikuta Toma-kun

No sé muy bien qué es el amor, pero lo que sentí cuando me besaste fue tan mágico, tan especial. No sé si es eso, si es amor, pero al menos quiero que sepas eso. Cuando estoy a tu lado, siento que todo está bien_

Detuvo su tipeo, percatándose de que no sólo era Yuuko la que estaba escribiendo esas líneas, sino, también, él mismo.

- Quizás Oo-chan tenga razón…

Unos golpes sobre su mejilla lo despertaron. Al abrir sus ojos, vio el sonriente rostro matutino de su compañero de cuarto.

- Anoche estaba demasiado cansado como para llevarte a tu cuarto – Le dijo, mientras se dirigía a la cocina -. Así que, alcancé a traerte una manta.

Yuya se sentó en el sillón, restregándose los ojos. Notó una luz diferente de la eléctrica. Era la luz del sol, ya era otro día.

- No puede ser – Musitó, buscando por todos lados alguno de sus dos celulares, dando con el suyo a los pies del sillón -. ¡Oh, no! ¡Llego tarde! – Exclamó, levantándose de un salto -. ¡¿Por qué no me despertaste más temprano, Ryo-chan?! – Preguntó, yendo desde su dormitorio al cuarto de baño a las corridas.

- No me dijiste que lo hiciera – Respondió, sentado en torno a la mesa ubicada en la cocina, saboreando un bowl de arroz -. Lo menos que quiero en la mañana es tener que aguantar tu mal genio.

- En eso coincidimos, discúlpame – Le dijo Yuya, saliendo de su cuarto abrazando un toallón y una bata de baño.

- Es verdad – Reconoció el morocho -. ¡Ah! Tegoshi – El aludido se asomó desde el cuarto de baño -. ¿Cómo estuvo la cita con Toma? – Le preguntó, guiñando el ojo.

- Mmmmmmhhhhhh – El muchacho no respondió, acercándose con pasos lentos al cuarto de baño, cuya puerta cerró para evitar la entrada de su amigo.

- ¡No! ¡Tegoshi! ¡Cuéntame! – Le pidió Ryo, dejando a un lado el desayuno para acercarse y golpearle la puerta con fuerza -. ¡Dime o llamo a Toma para que me lo cuente! – Yuya sacó el seguro de la puerta y dejo que su amigo entrara.

- No te rías – Le pidió, cubriéndose parte del rostro con la bata de baño.

- Prometo no hacerlo.

El rubio tomó aire y habló.

- Me besó.

- Ahjá – Dijo el morocho, cruzándose de brazos.

- Y… Me gustó… ese beso.

- Ahjá…

- Anda, ríete.

- ¡Te prometí que no lo haría! – Dijo el morocho con una sonrisa -. Eso quiere decir…, ¿que te gusta?

- ¡No lo sé! No lo sé, no lo sé, no lo sé.

- Hoy vas a verlo en la universidad, ¿no? Ahí tienes una oportunidad como Tegoshi Yuya para descubrir qué es lo que sientes – Ryo se dirigió a la puerta -. Ah. Con esto, ya eres su novia, ¿sabes?

- ¡¿Eh?! – Yuya se acercó a él, evitando que cerrara la puerta y se fuera.

- Para una chica, que un hombre la bese, ya significa noviazgo. Tegoshi, realmente, ¿hace cuánto que no sales con una chica? – Le preguntó, despeinándolo.

Yuya se quedó pensando. Sin saberlo, tanto él como Yuuko, ya estaban saliendo con Toma.

Del mismo modo en que llegó a su casa la noche anterior, llegó a la universidad. Estaba tan ensimismado en el asunto, que no notó que él era el único que no estaba en su respectivo salón.

- Tegoshi-san – Lo llamó una voz, por lo que el muchacho, se giró, con una brillante sonrisa. Vio acercarse a Becky, una de las chicas más deseadas y admiradas de la universidad. Su cabello azabache se ondeaba con el viento mientras su cuerpo era resaltado por un traje color bordó. Quizás, era eso lo que la diferenciaba del resto que siempre iba a la universidad con vestimenta informal -. Buen día. ¿Qué estás haciendo aquí? Tu clase ya empezó.

- ¿Eh? – El aludido miró la hora en su celular -. Ah… Es verdad… Nos vemos – Dijo el rubio, yendo corriendo a su respectivo salón. Suspiró frente a la puerta. Sabía que las miradas de sus compañeros y el regaño del profesor se posarían sobre él, pero tenía que entrar, tenía que ver a Toma, necesitaba verlo.

- Tegoshi – Esa voz hizo que su corazón saltara del mismo modo en que lo había hecho la noche anterior. Se dio vuelta apenas, para mirar detrás suyo y lo vio allí -. Ikuta-kun...

- ¿Tú también llegas tarde? – Le preguntó con una sonrisa -. Dime que tienes algo de lo que había que hacer para hoy.

- ¿Eh?

- Anoche no estuve en casa y cuando llegué lo menos que hice fue hacer la tarea. Por favor, eres mi salvación.

- Ah… Lo siento… No pude hacerla.

- Qué mal… ¿Qué te parece si vamos a la biblioteca a hacerla? – Le pidió, con su usual sonrisa -. De paso te cuento lo que pasó anoche.

- Sí – Aceptó Yuya, mirándolo fijamente.

Ambos fueron a la biblioteca y se sentaron en una mesa cerca de la ventana. Eran los únicos en el lugar, con excepción de la bibliotecaria.

- Muy bien – Dijo Toma, sentándose y sacando varias cosas de la mochila.

- ¿Cómo… te fue en tu cita con Yuuko? – Preguntó el rubio, sin dejar de mirarlo ni por un instante.

- Más perfecta imposible – Respondió el muchacho con una amplia sonrisa -. Ella se encargó de que así fuera. Llegó tarde, pero, me fue imposible enojarme. Ella tiene esa… cosa que hace que todo lo malo se te olvide. No sé cómo explicártelo – A esta altura del monólogo, Yuya tenía su cabeza apoyada sobre una de sus manos, mirándolo detenidamente -. Ella es… tan especial.

- Sí…

- ¿Eh? – Toma lo miró, por lo que la mirada que Yuya sostenía sobre él fue interrumpida al notar el traspié del rubio.

- Eh… Que me imagino que sí, que debe ser muy especial. Después de todo, tú eres muy exigente con las mujeres, Ikuta-kun – Resolvió el rubio rápidamente.

- Tienes razón – Dijo Toma, sonriendo. Yuya suspiró al ver que su desliz había pasado desapercibido.

- ¿Qué más sucedió? No creo que estés así de contento sólo por una cita – Inquirió el muchacho.

- La besé – Soltó, finalmente, mordiéndose los labios a priori -. Y le envié este mensaje, cuando llegué a casa – Le dijo, entregándole el celular para que su compañero leyera el mensaje que ya conocía de memoria de tantas veces que lo había leído.

- Eres todo un poeta, Ikuta-san.

- Creo que me equivoqué de carrera, ¿no? – Preguntó Toma, buscando otro mensaje.

- Para justificar lo que estás estudiando, debiste habérselo escrito en inglés.

- ¿Y si no lo entiende? – Preguntó, entregándole nuevamente el celular.

Esta vez, Yuya sí puso atención a cada una de las palabras. Había estado tan nervioso a la hora de responderle que ni siquiera había revisado si estaba bien escrito.

De: Yuuko-chan

No voy a mentirte, al principio, pensé que eras uno de esos tipos que sólo querían salir conmigo y después se olvidan de mí. Pero cuando estuve contigo, me di cuenta que no eras así, que eras diferente a todos ellos. Gracias por este día, Toma-kun. Nunca estuve enamorada, así que no puedo decir que lo estoy ahora, pero si el estar enamorado de alguien quiere decir que cada vez que te besa sientes que tu mundo da vueltas, que sientes que todo es mágico, entonces, estoy perdidamente enamorada de ti, Ikuta Toma.

- Exageré – Musitó Yuya, frunciendo los labios.

- ¿Eh?

- Es muy expresiva, ¿no? – Preguntó el rubio, devolviéndole el celular.

- ¿Tú crees? Personalmente es tímida, pero se suelta de a ratos.

- Ah, ya veo.

- Mi novia es muy linda, ¿no lo crees? – Le preguntó Toma.

Yuya se lo quedó mirando, sonriendo luego, al igual que él.

- Tal parece que lo es.

- ¿Y bien? – Le preguntó Aya, vestida con el traje de la secundaria Kokuyo de Katekyo Hitman Reborn a Yuuko, quien al igual que ella, llevaba un traje de la misma serie, pero ella de la secundaria Namimori.

La aludida la miró, pero terminó por desviar su vista y cubrir su boca con los folletos que aún tenía entre sus manos.

- Tal parece que tenías razón…

- ¿Eh?

- Que estoy enamorada de Toma.

La morocha lanzó un grito de felicidad, saltando sobre su amiga.

- ¡Estoy tan feliz por ti! – Exclamó la muchacha, sin soltarla -. Espera… ¿Ya se lo dijiste?

- No exactamente…

- ¡¿Y qué esperas?! Tu turno ya terminó, ¡ve por él! – Le dijo, empujándola para que se fuera del lugar.

Yuuko se dirigió corriendo a Shibuyan, cambiándose en parte, ya que aún debía mantener la apariencia de su contraparte femenina.

De: Toma-kun

¿Adónde quieres ir?

Para: Toma-kun

Contigo, adonde sea.

Yuuko lo esperó en la plaza, en el lado contrario al que estaba Aya.

- Parece ser que el que llegó tarde ahora fui yo – Dijo el morocho, apareciendo frente a su novia.

- Hola – Le dijo, mirándolo -. ¿No vas a… saludarme…? – Musitó.

Sonriendo, el muchacho agarró su rostro con ambas manos y la besó dulcemente. Al soltarse, Yuuko sonrió, refugiándose luego sobre el pecho de Toma, sintiendo sus mejillas ardiendo de la vergüenza.

- ¿Qué sucede? - La muchacha negó con la cabeza.

- Sólo… Quería verte. ¿Está mal?

- Claro que no – Respondió Toma, acariciando una de sus mejillas -. Yo también, me moría de ganas de verte.  ¿Quieres que almorcemos mañana?

- ¿Eh?

- Puedo salir temprano de la facultad si no tienes planes.

- Eh – Definitivamente, no podía decirle que no a ese hombre -… Está bien.

Llegaron tomados de la mano al mismo puente donde se habían besado la primera vez.

- ¿Hasta aquí está bien? – Le preguntó el morocho, recibiendo una respuesta afirmativa por parte de su pareja -. Entonces – Dijo, mientras giraba el cuerpo de Yuuko, agarrándola de la cintura para así poder besarla -… Te amo…

- Yo también – Musitó la muchacha, sin poder ser capaz de abrir los ojos al sentir el dulce sabor de los labios de Toma.

- Oye, esto es injusto.

- ¿Qué cosa? – Preguntó Yuuko, rodeando su cintura con ambas manos.

- Lo único que escucho decirte es “yo también, yo también…”

- Toma…

- ¿Mh?

- Te amo – Musitó, visiblemente sonrojada.

- Yo también, mi amor – Le dijo el muchacho, volviendo a besarla -. ¿Sabes algo? Te sonrojas mucho más cuando te beso.

- Oo-chan, por favor – Le suplicó Yuuko, arrodillada al lado de la muchacha, quien estaba sentada en el banco de los vestidores, quien luego la miró -. Está bien, te cubro.

- ¡Gracias! – Agradeció, levantándose de un salto.

- ¿Y adónde van a ir? –Preguntó, agarrando su cartera y saliendo junto a ella del lugar.

- No lo sé.

- ¿Crees que te lleve dónde trabaja Ryo-chan?

- Espero que no, sino, no sabré de qué disfrazarme – Suspiró -. ¿Cómo luzco?

- Preciosa.

- Gracias – Sonrió la muchacha, antes de irse.

Se le acercó sonriendo, lo venía viendo desde hace una cuadra. Estaba vestido con una remera escote en v color negra, una camisa aparentemente de tela de jean y un pantalón ocre. Al verla, caminó hacia ella, besándola en los labios cuando la tuvo frente a él.

- ¿Tienes algún lugar en particular dónde quieras ir? – Recibió un movimiento negativo de cabeza como respuesta -. Bueno… Entonces, yo sí – Dijo el muchacho. El lugar elegido fue el predilecto de Takahisa y donde trabajaba Ryo. Yuuko no podía pensar en una forma de escapar de allí, por lo que rogó internamente que, bajo ningún motivo, Ryo saliera de la cocina. Al entrar se acercaron al mostrador, donde Tadayoshi buscaba simplemente que todo quedara reluciente, palabras de Shota antes de irse del lugar por un par de horas. Desde allí, Yuuko divisó a su compañero de trabajo esperando su almuerzo.

- ¿Me disculpas un momento? – Le pidió a Toma.

- Por supuesto – Dijo el muchacho, siguiéndola con la mirada.

- ¿Puedo tomar su pedido? – Le preguntó Tadayoshi, dejando de lado sus labores.

- Massu – Lo llamó Yuuko.

- Ah. Teg…

- Shhh – Lo silenció Yuuko -. Luego te explico, pero llámame Yuuko.

- Ah… Está bien – Miró hacia el mostrador, reparando en la presencia de Toma -. ¿Quién es ese?

- Es mi novio.

- Ah – Takahisa se levantó de un salto -. ¡¿Ehh?!

- ¡Shhhh! – Del mismo modo en que se levantó, Yuuko lo sentó -. Sé que es algo repentino pero…

- Bueno… Mientras que te trate bien – Dijo el pelirrojo, mirando a Toma de reojo.

- ¡Aquí salen las gyozas! – Exclamó Ryo, saliendo de la cocina.

- Ay, no – Dijo Yuuko, tratando de esconderse.

- ¿Qué sucede?

- Ryo-chan…

- ¿Eh?

- Ryo-chan – Detuvo Tadayoshi el andar del cocinero.

- ¿Qué?

- ¿Puedes agregar otra gyoza y ponerle salsa de soja arriba, por favor? – Le pidió, en voz baja.

- Está… bien – Respondió el morocho, mirando a Tadayoshi y luego al pelirrojo ocupando la única mesa del lugar, entrando nuevamente a la cocina y agregando una gyoza más, condimentada a gusto de su amigo.

- ¿Qué sucedió? – Preguntó Yu.

- Ahhh… Es el amor – Dijo el morocho, con una amplia sonrisa en el rostro.

- ¿Eh?

- ¿Quién está enamorado? – Preguntó Shingo.

- Ahhhhh – Dijo Ryo, antes de salir.

- ¡Espera, Dokkun! – Lo detuvo Yu, entre risas.

- ¿Dokkun? – Preguntó Shingo.

- Sí, a partir de hoy queda bautizado como Dokkun – Le respondió a su colega -. Dinos, ¿quién es?

- No se los diré. Pero…Hay una persona en este lugar que está enamorada. Hagan sus apuestas – Respondió el muchacho, antes de ir a llevar su pedido.

- Gracias, Ryo-chan. Después – Dijo Tadayoshi, guardando un papel con el pedido de Toma y Yuuko en su bolsillo -… Encárgate de este pedido.

- Muy bien, muy bien – Dijo Ryo, llegando al lado de Takahisa, sin reparar en la presencia de Yuuko -. Su pedido.

- ¿Eh? ¿Y esta gyoza? – Preguntó el pelirrojo, en referencia a la visible gyoza condimentada.

- De parte de Tadayoshi – Respondió Ryo, guiñándole el ojo.

- Nos vemos – Le dijo Yuuko a su compañero de trabajo, antes de intentar huir de allí, pero Ryo vio algo en ella que le resultó familiar, por lo que la agarró del brazo.

- Espere – Utilizó el dedo pulgar de la mano con la que la estaba agarrando para correr apenas la manga de su camisa, reparando en la presencia de una pulsera que él le había regalado a Yuya hace muchos años. Una pícara sonrisa se dibujó en el rostro -. Disculpe – Le dijo, tomándola del mentón, mientras Takahisa, ajeno a la situación, disfrutaba plenamente su almuerzo. Ya no podía evitarlo, tuvo que abrir los ojos -. ¿Tegoshi…? – Murmuró el joven de Osaka, antes de soltar el agarre sobre Yuuko y estallar en risas que fueron oídas hasta en la cocina. Yuuko se quedó de pie, intentando cubrirse el rostro con ambas manos.

- Ay, ya cállate – Le dijo, llevándoselo a la rastra al pasillo que conducía a los baños, fuera de la vista de Toma.

- ¡¿Qué haces vestido así?!

- ¡Cállate! – Le dijo, en voz baja.

- ¡Estás irreconocible!

- Vine aquí con Toma, ¡cállate!

- Ah… ¿Ese es Toma? – Preguntó Ryo, intentando asomarse para conocer finalmente al mencionado muchacho, pero Yuuko se lo impidió -. ¿Qué? Oye – Agarró a Yuuko de la cintura y la acercó a él -… Estás bonita, ¿eh?

- Suéltame – Le pidió, zafándose del agarre, ante la risa de su amigo.

- Si me haces puchero, me estás tentando… Oye… Si Toma me pregunta algo…, ¿qué le digo?

- Ehh… Me confundiste con una conocida y te causó gracia.

- Qué poco convincente eres – Negó Ryo -. Pero con esta ropa…

- Ya basta – Dijo Yuuko, saliendo de aquel pasillo a fisgonear dónde se había sentado su pareja. Al notar que estaba bastante lejos, esperó a que Ryo pasara primero que ella, siguiéndolo Yuuko con pasos lentos -. Perdón.

- ¿Quién era ese chico? – Le preguntó, con el ceño fruncido.

- Es…. mi… vecino – Respondió rápidamente la muchacha, con una sonrisa -. No suelo andar de pantalón y camisa por casa así que… le causó gracia.

- Ahh… Ya veo. ¿Vives sola? Creo que nunca te lo pregunté.

- No, vivo con Oo-chan y… Ryo…-chan vive en el departamento que está al frente.

- ¿Ryo-chan? – Recalcó Toma.

- Sí – Respondió Yuuko, como si fuera lo más normal del mundo -. Ahora que recuerdo, tengo que enviarle un mensaje a Oo-chan… Si no te molesta – Le dijo, sacando su celular de la pequeña cartera que llevaba.

- Claro que no.

- Gracias.

Para: Ryo-chan

Soy Yuya. Después te explico de quién es este número. Eres mi vecino y el de Oo-chan.

- ¿Cómo está? – Preguntó Tadayoshi, sentándose frente a Takahisa, en referencia  a la comida.

- Está riquísimo – Respondió el pelirrojo, con una sonrisa -. Gracias por la gyoza.

- De nada – Sonrió el muchacho -. ¿Sabes? Estoy incursionando poco a poco en la cocina y me gustaría tener tu opinión… Claro que me falta muchísimo para tener el nivel de Yokoyama-san o de Ryo-chan, pero…

- No digas eso. Estoy seguro de que tu comida debe ser exquisita – Se quejó Takahisa.

- Muchas gracias. Espero que no te arrepientas cuando la pruebes.

- Te prometo que no lo haré – Sonrió el muchacho.

Ryo salió de la cocina y se quedó mirando a Takahisa y Tadayoshi, antes de caminar hacia Toma y Yuya.

- Aquí tienen – Dijo, hablando mientras dejaba sus platos con pasta frente a ellos -. Yuuko-chan… Novio de Yuuko-chan… Espero que sea de su agrado – Dijo el morocho, sin perder su sonrisa. En el momento en que Ryo se disponía a regresar a la cocina, entró Shota, quien lo miró, sin decir nada -. Bienvenido. ¿Cómo le fue, Yasuda-san?

- ¿Qué haces con eso? – Le preguntó, mirando para todos lados.

- ¿Con qué?

- Con esa bandeja.

- Fui a servirles…

- ¿Y Okura-kun?

- Okura está…

Las palabras de Ryo fueron interrumpidas por Shota, quien se acercó cual resorte al ver una sonrisa en el rostro de Tadayoshi, sabiendo de antemano quién era la persona que la estaba provocando.

- ¿Terminaste? – Le preguntó.

- Ah… Yasu…da-san – Dijo el muchacho, levantándose y dedicándole una reverencia -. Sí, terminé hace un rato.

- ¿Por qué Nishikido-kun está fuera de la cocina?

- ¿Eh?

Tadayoshi miró a Ryo, quien haciendo mímica con sus labios le dio a entender que él no le había dicho nada al encargado.

- Los clientes querían felicitarme por la comida, Yasuda-san – Dijo Ryo, rápidamente, sonando bastante creíble para el hombre.

- Ya veo.

- Si no me necesitan para algo más, entonces, vuelvo a mis labores – Dijo el morocho, volviendo a la cocina -. Dos – Les dijo a Shingo y Yu.

- ¡¿Eh?!

- ¡¡No!! ¡Ya habíamos encontrado a un candidato!

- Después de todo, no estamos hechos para las apuestas, Hina.

Cayó la noche y junto con ella, la lluvia. Toma acompañó a Yuuko hasta el puente donde siempre la acompañaba. Le había prestado su camisa para que no se mojara.

- Llévatela – Le dijo el muchacho.

- Pero, ¿y tú?

- No te preocupes, estaré bien – Respondió, besando su frente con ternura -. Cuídate camino a casa.

- Tú también.

Yuuko se quedó allí, hasta que ya no pudo ver a Toma.

Era muy tarde cuando Ryo llegó al departamento. La luz estaba encendida, pero su compañero de cuarto no estaba allí. No se percató de la presencia de Yuya en el living, sino hasta oír una sonrisa estúpida provenir de ese sector de la casa.

- Bueno, al menos hoy ni siquiera abriste la mochila – Dijo, en referencia a la mochila cerrada sobre la mesa ratona. Sonó el timbre, por lo que el morocho se acercó a abrir la puerta.

- ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? – Preguntó Aya, cerrando la puerta después de entrar.

- ¿Por qué siempre tiene que pasar algo? – Preguntó Ryo, sacando una lata de cerveza de la heladera.

- Qué raro que tomes cerveza…

- Me ayuda a pensar ocasionalmente – Dijo Ryo, sentándose en torno a la mesa, mientras que su vecina se sentó sobre la mesada.

- ¿Y Yu-kun?

- Ve adónde te dirija la risa estúpida.

- ¡Oye! – Se quejó el aludido, desde el living.

Aya se bajó de la mesada y se le acercó. Estaba abrazando la camisa que Toma le había entregado y, tal y como le había dicho Ryo, estaba riendo como un estúpido.

- No seas malo con él, Ryo-chan – Lo defendió la muchacha, regresando a la cocina y volviendo a sentarse sobre la mesada -. Es un chico enamorado.

- Ayúdame con esto… Hoy el gerente puso a Okura a limpiar hasta que todo quedara reluciente…

- Sí.

- Okura limpió, limpió, hasta que terminó. Yo lo estuve ayudando a servir las cosas porque al mediodía no hay mucho movimiento.

- Ahjá…

- Mientras Okura limpia, me dice que le lleve a un… tipo que estaba ahí algo demás con un condimento especial.

- ¿Falta mucho? No entiendo el punto.

- Espera, ya termino. El gerente llega y ve a Okura con este sujeto charlando lo más bien.

- ¿Había dejado de limpiar para hacerlo?

- No, ya había terminado.

- Ah…

- Cuando el gerente nota esto, se le acerca y lo regaña diciéndole que debía estar haciendo sus labores, que yo debía estar en la cocina.

- ¿Y tú qué le dijiste?

- Que estaba allí porque los clientes querían felicitarme.

- Se refiere a Massu – Dijo Yuya, sin soltar la camisa de Toma, acercándose a ambos.

- ¿Y tú cómo sabes?

- Porque estaba allí almorzando con Toma – Dijo, mirando a Ryo.

- ¿Qué? Ya me he reído bastante en lo que va del día como para que me agarre otro ataque de risa.

- Veo que te resultó gracioso – Dijo Aya.

- Claro que sí, una cosa es que te lo cuenten, otra muy diferente es verlo vestido de mujer.

- Volviendo a tu historia llena de encrucijadas… ¿Qué crees?

- Que Okura está enamorado de ese chico… O al menos que le gusta… Y que el gerente… anda atrás de Okura, pero eso no me cierra del todo – Dijo, despeinándose.

- ¿Por qué no? – Preguntó Yuya.

- Supongo que deben conocerlo – Ambos oyentes asintieron con la cabeza -. No tiene apariencia de tener muchos amigos y es el día de hoy que no lo he visto sonreír. Pero parece que se lleva muy bien con Okura. Aunque lo regañe, él siempre acepta esos regaños… Ahhh… No sé nada…

- ¿Y tú que haces con esa camisa?

- Es de Toma – Respondió Yuya, con una sonrisa.

- Estúpida risa salvaje aparece – Dijo Ryo.

- Estúpido, tú – Lo insultó el rubio.

- ¿Por qué la tienes? – Le preguntó Aya, sonriendo por el comentario hecho por Ryo.

- Me la prestó porque estaba lloviendo.

- Qué caballero – Dijo el morocho, terminando de beber el contenido de la lata y tirándola en el cesto de la basura -. Te podría haber pagado un taxi.

- ¡No seas duro con él, Ryo-chan! Es un gesto lindo por parte de su novio – Lo defendió Aya.

- Como ustedes digan, me voy a dormir.

- ¿No vamos a comer? – Preguntó Aya.

- ¡Hay comida instantánea en la alacena! – Le gritó, desde el dormitorio.

- Maldito Ryo-chan. Bueno – Dijo la muchacha, bajándose de la mesada -, me voy a dormir. Ve tú también, y trata de no desvelarte, ¿de acuerdo?

- Sí, sí – Dijo Yuya, vistiéndose con la camisa de Toma.

Aya revoleó los ojos, sabiendo que eso sería lo último que haría el rubio.

Aunque la lluvia siguió durante toda la noche, pasó tranquilamente, sin convertirse siquiera en una tormenta. Al día siguiente, el sol brilló desde su lugar usual. Yuya le pidió a Aya que se llevara consigo la camisa de Toma, ya que si se la devolvía en la universidad, tendría que dar muchísimas explicaciones.

A pocos pasos de la misma, recibió un mensaje.

De: Ikuta-kun

Hoy te toca pasarme los apuntes :P

Para: Ikuta-kun

¿Y eso?

De: Ikuta-kun  

Anoche me agarró la lluvia y tengo fiebre.

Nota aparte: Le avisé a Yuuko-chan, pero no me respondió. Espero que no esté durmiendo.

En medio de la calle, Yuya se arrodilló en el suelo y sacó del bolsillo interno de su mochila el celular que usaba para Yuuko. Al encenderlo, vio los dos mensajes recibidos teniendo a Toma por remitente.

De: Toma-kun

Tendríamos que haber tomado un taxi anoche. Estoy enfermo :C

De: Toma-kun

Buenos días, princesa. Espero que no estés durmiendo. ¿Te llegó mi mensaje anoche? Te amo y extraño mucho.

- ¿Tegoshi-kun? - Yuya reconoció la voz de Renbutsu Misako, quien siempre estuvo tras el corazón de Toma, por lo que se levantó -. ¿Sucede algo malo? – Le preguntó, con una sonrisa -. ¡Qué lindo celular! ¿Es tuyo? No, ¿no? – Dijo, en referencia al celular de Yuuko que tenía entre sus manos.

- Ah, no… Es… de mi prima… Al parecer lo agarré sin darme cuenta.

- Oh, qué mal. ¿Vas a ir a devolvérselo?

- ¡Sí! Eh – Yuya se quedó pensando. Si iba a casa de Toma, como Yuuko, iba a tener que faltar a clases, y eso significaba no llevarle los apuntes que su novio le había pedido. Pero al mismo tiempo, necesitaba saber cómo estaba.

- ¿Tegoshi-kun? – Lo llamó la muchacha.

- No, no se lo llevaré – Dijo el rubio, guardando el celular y siguiendo su camino hacia la universidad. Tenía que estar allí todo el día o, al menos, hasta la salida, cuando ahí sí podría salir corriendo como Yuya para saber momentáneamente el paradero de su pareja, hasta ir corriendo a Shibuyan y volver, como Yuuko. Suspiró. Después de todo, el noviazgo estaba resultando más complicado de lo pensado.

3 comentarios:

  1. Anónimo9/2/13, 5:55

    mdsaklmdksmakflmdskmcvmdklsamfkl

    OHHHH LA LA!!! Este fic es TERRIBLEEEEEE!! Me encantaaaaa, no puedo dejar de leerlooo!!

    Genial, simplemente genial!!

    5 estrellitas como siempreeeeeee!! ^_^

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    1. Es que es... raro, qué sé yo xD Igual, como te dije por MP: Toma es tarado al no darse cuenta que Tego es Yuuko xD Ni que se pusiera una máscara el flaco xD (aunque igual... Tego vestido de mina no parece Tego ni a palazos a menos que lo conozcas BIEN)

      AWWWWWWWWWWWWWWWWWWW~~ *O*
      ¿¿VOS SOS LA QUE ME PONE LAS ESTRELLITAS?? Te amo, sabelo ;-; (tartilmente as always -w-)

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    2. jajajajaj claaaaro, yo pensé que cuando era Yuuko hacía la vocecita esa de mina XD No que hablaba re normal!!

      Pero síp, Tego de mina es.. Yuuko :P ES una mina 100% *asiente*

      jajajajaja siiiiiiiiiii, soy yo la de las estrellitas :P

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