[Supplier] Capítulo 04 - Plan

 Lalala~
 La tele~
 En lo de mi Shotosa :3


Ciaossu~!!
Acá el cuarto de Supplier. Como siempre, agradezco los comentarios recibidos, ya que de no hacerlos, ¡no me entero que lo leen! xD
¿Habrá logrado Ryo rescatar a Hiroki? ¿Podrá superar Tatsu los celos que tiene por el supplier de Yoko? e___e

Enjoy~ ♥

Título: Supplier.
Fandom: Johnnys.
Pairing: Ohkura Tadayoshi x Nishikido Ryo.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, smut, violento.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Cantidad de palabras: 5166.
Sinopsis: El plan de rescate de Ryo sale mal y es Tadayoshi junto con sus amigos quien debe planear algo mucho mejor, aún después de advertir a You que irían tras su supplier. Keiichiro hace su aparición para ayudarlos, pero el mejor estratega termina siendo el menos pensado.

( 01. Unnamed )

( 02. Supplier )

( 03. Disculpa tardía )

----------------------------------------------------------------------------------

Capítulo 04: Plan.

– Bueno, entrar no fue tan difícil – Dijo Ryo, luego de haber trepado el alto muro que lo separaba del exterior. Se miró las palmas. Ambas le ardían. Podía ver y sentir sobre las mismas, el costo de haber escalado aquella defensa –. Sólo espero que ahora no salgan los perros –. Se limpió las manos sobre la remera y sacó un conveniente mapa del lugar, que había hallado en uno de los libros. Sigilosamente, se refugió en las sombras de los árboles para llegar a la mansión a unos largos pasos lejos del portón. El ambiente estaba demasiado silencioso para su gusto. Al intentar abrir la puerta de entrada, lo consiguió sin mucho esfuerzo. Miró a ambos lados, sin encontrar a nadie en su camino. Subió las escaleras y siguió la única luz encendida de aquel piso. Al asomarse apenas, vio a Hiroki durmiendo, pero al abrir la puerta por completo, vio a Subaru sentado a su lado, fumando un cigarrillo. Ryo se quedó estático, dándose cuenta que había caído en su trampa.

– Bienvenido, Nishikido-kun – Lo saludó Subaru, levantándose, ocasionando que el recién llegado hiciera un paso hacia atrás, chocándose contra una pequeña mesa y tirando un candelabro en el proceso. Al volver su vista a Subaru, lo encontró a milímetros suyo –. Vaya… Te has raspado las manos, ¿verdad? – Sintió que su mirada, de alguna forma, lo hipnotizó. Sintió que su cuerpo había quedado inmóvil. Parpadeó y desvió su mirada, tanteando el candelabro para golpearlo en la cabeza y escapar corriendo del lugar. Cegado por el miedo, oyó el sonido de la puerta de entrada abriéndose, pero lo siguiente que vieron sus ojos fue la figura de Subaru agarrándolo del brazo y mordiendo con fuerza su muñeca.

– ¡Ryo-chan!

Pudo oír la voz de Tadayoshi llamándolo, pero no pudo responderle, y mucho menos, moverse. En sus oídos, empezó a zumbar un chillido insoportable, acompañando al dolor que poco a poco empezaba a afectar a todo su cuerpo.

– Tada… yoshi – Jadeó, al ver al vampiro haciendo a un lado a Subaru, ocasionando que sus dientes rasparan la palma de su mano hasta casi la altura de sus dedos.

– ¡Ayúdenme a cargarlo! – Pidió Ryuhei a gritos, cortándose un pedazo de la camisa para evitar que la herida de Ryo siguiera sangrando. Con la ayuda de Toma y Yuya, llevaron al humano escaleras abajo, mientras que Tadayoshi empujó a Subaru contra el ventanal al final de las escaleras, antes de ir al cuarto de Hiroki.

– ¿Dónde está mi hermano? – Le preguntó al supplier.

– No lo sé…

– Evita estar a solas con Subaru – Le pidió Tadayoshi –. Al menos hasta que estemos en condiciones de venir a buscarte.

De nuevo el sol le impedía abrir los ojos. Al hacerlo, volvió a ver a Shota, quien le sonreía, con los ojos llorosos.

– Al fin recuperó el conocimiento, Nishikido-san – Sollozó el rubio, enjugándose las lágrimas.

Ryo frunció el ceño, dándose cuenta a los pocos segundos, del dolor que agolpaba todo su cuerpo.

– Ay, ay, ay…

– ¿Le duele algo? ¿Ya le pasó el efecto de los calmantes?

– ¿Calmantes? ¡¿Calmantes?! ¡Siento que me lleva el demonio! – Gritó el aludido mientras se retorcía y se mecía de un lado a otro en la cama.

– Ah… Espere, por favor… Ya regreso…

– No… ¡¡No te vayas!! ¡¡Te prohíbo que te vayas!! ¡¡Te vas y así sea a la rastra, pero voy a ir a buscarte para matarte!!

– ¿Qué es todo este griterío? – Preguntó Toma, entrando a la habitación, junto con Ryuhei.

– Se le fue el efecto de los calmantes, ¿verdad? – Le preguntó Ryuhei a Shota, siendo el brazo del segundo agarrado por fuerza por parte de Ryo –. Ayúdame a sostenerlo para que no se escape, Ikuta-kun.

Toma se sentó al lado de Ryo y lo sostuvo de los brazos. Ryuhei le inyectó algo y los tres esperaron a que le hiciera efecto.

– Resultaste ser un debilucho – Se burló Toma, soltándolo.

– Déjame darte un palazo para que sientas lo mismo que yo, idiota – Lo regañó Ryo –. ¿Dónde está Hiro? – Ryuhei y Toma se miraron –. ¿Dónde está?

– Verás, Ryo… Cuando llegamos a la casa de Yokoyama-san… la prioridad… fuiste tú – Respondió Ryuhei.

– Pero…

– De todas maneras, el problema con Uchi-kun no es un asunto que haya quedado descartado – Agregó Toma.

– ¿Qué quieres decir con eso? – Preguntó Ryo.

– Tú estabas averiguando si él puede ser tu supplier, ¿no es así?

– Sí, pero… un secretario…, ¿puede tener un supplier? – Preguntó el aludido.

– ¿Por qué preguntas eso? – Dijo Toma, sonriendo.

– ¿Acaso no me convertí en el supplier de Subaru?

– ¿En serio leíste los libros? – Preguntó Ryuhei. Ryo lo miró, sin comprender sus palabras –. La marca que hace que a uno se lo identifique como supplier, es una cicatriz que queda en tu cuerpo hasta el día de tu muerte.

– Con lo que dolió – Refunfuñó el morocho.

– ¿Puedes enseñármela? – Le pidió Toma. Con dificultad, el aludido sacó su brazo izquierdo de dentro de las sábanas y con ayuda de Shota, se quitó el vendaje que cubría su mano y parte de su muñeca. La cicatriz que iba desde la palma de su mano hasta su muñeca fue examinada con detenimiento tanto por Ryuhei como por Toma, quienes terminaron riendo a carcajadas.

– ¿Qué… sucede…? – Preguntó Ryo.

– ¡Tú no eres un supplier! – Dijo Toma –. Mira – El muchacho le enseñó la marca que Yuya le había hecho, marcándolo como su supplier.

– Ya sea porque Subaru se haya visto en apuros por nuestra presencia o qué, no te hizo la marca en la muñeca correcta, por lo tanto…

– ¿No soy… su supplier…? – Preguntó Ryo, lentamente.

– Además, una semana de inconsciencia y dolor, no se compara al tiempo que estarás agonizando cuando realmente recibas la marca de un supplier –. Dijo Toma –. ¿Cuánto tiempo estuve yo, Maruyama-kun?

– Creo que casi un mes. Tegoshi-san debe saber el tiempo exacto, al igual que Masuda.

– ¿Masuda? – Preguntó Toma, frunciendo el ceño.

– Sí, se la pasó torturándote durante todo el proceso.

– Ya me parecía raro que algo bueno saliera de eso…

– Creo que ya no quiero ser un supplier – Dijo Ryo, arropándose hasta la nariz.

– Lo único bueno es que, si sobrevives, no vuelves a sentir ese dolor nunca más – Reconoció Toma.

– ¿Y… Ohkura…?

– Ohkura-san está desayunando en el comedor – Respondió Shota.

– ¿Quieres bajar? – Le preguntó Ryuhei.

Con la ayuda de Ryuhei y Toma, Ryo bajó las escaleras que lo separaban del comedor. Al llegar al mismo, Tadayoshi le sonrió.

– ¿Te sientes mejor? – Le preguntó.

– Dormí una semana entera, creo que voy a estar despierto durante las próximas dos – Reconoció el muchacho, sentándose a su izquierda.

– Es posible – Dijo Tadayoshi, mientras Shingo se le acercaba para servirle el desayuno –. ¿Vas a desayunar? – Le preguntó a Ryo.

– No me vendría nada mal – Respondió el aludido, levantando sus hombros. Shingo asintió con la cabeza y regresó a la cocina.

–  ¿Ya te dijo Ryuhei que no pudimos traer a Uchi-kun con nosotros?

– Sí, ya me lo dijo. También dijo que no descartarías la posibilidad de rescatarlo – Agregó, mirándolo fijamente.

– Sí, eso dije. Pero esta vez, lo haremos a mi manera. Yoko estará más que preparado para una nueva intromisión de nuestra parte, así que tendremos que disponer de una buena cantidad de tiempo para planear el ataque y buscar personas que nos ayuden – El sonido del timbre los hizo voltear la cabeza hacia la puerta de entrada desde la cual ingresaron Takahisa y Yuya.

– Buenos días – Saludó Yuya, con su usual y melodiosa voz.

– Yuya, ¿pudiste hablar con alguien? – Le preguntó Tadayoshi.

– Ten por seguro que cuentas con Kei-chan – Dijo el rubio, mientras Toma hacia una silla hacia atrás para que tomara asiento –. Pude contactarme con Akanishi-san, pero… dudo que quiera ayudarnos – Suspiró –. Ya conoces los problemas que tuve con él. Gracias – Le dijo a Toma, quien había corrido una silla hacia atrás para que él se sentara, dedicándole una rápida mirada.

– No te preocupes – Dijo Tadayoshi –. Estoy seguro que con Koyama-san será más que suficiente – Agregó, bebiendo un poco de té.

– Oye, Tada-chan – El aludido levantó su vista para mirarlo –…, ¿por qué no llevamos a Ryo-chan a la empresa?

– ¿Ryo-chan? – Repitió Tadayoshi, frunciendo el ceño.

– Es un apodo – Se defendió el aludido, sonriendo.

– Estoy de acuerdo con Tegoshi-san – Dijo Ryuhei –. Después de todo, después de tomar a Uchi-kun como supplier, tendrá los mismos derechos suyos, o que Tegoshi-san.

Tadayoshi asintió con la cabeza, llevándose la mano al rostro.

Shota y Yuya ayudaron a Ryo a vestirse. Llegó junto con Takahisa, Toma y Yuya a un enorme edificio color gris en una lujosa limusina. El humano quedó anonadado ante el lujo del lugar. Su asombro generó las sonrisas en sus acompañantes, bajando todos en la entrada del lugar, una vez el vehículo se detuvo.

– Cuidado – Dijo Toma.

– ¿Con qué? – Preguntó Ryo, mirándolo, antes de tropezarse con un escalón.

– Con el escalón – Respondió el aludido, sonriendo. Ryo frunció el ceño y se alejó unos pasos del grupo, adelantándose.

– Toma, ¿puedes enseñarle a Ryo-chan las instalaciones?

– Seguro – Dijo el supplier –. Masuda – El aludido lo miró –, cuida a Yuya.

– No hace falta que me lo digas.

– Es serio que se llevan como perro y gato ustedes dos – Declaró Ryo.

– Bueno, a excepción de la cafetería y la biblioteca, no hay muchos lugares para ver – Dijo Toma, entrando al edificio, ignorando las palabras del morocho.

– ¿Qué clase de lugar es este?

– Como en tu mundo, nosotros no podemos vivir del aire para obtener sustento. Personalmente, odio decir que no se puede vivir sin dinero, pero no es del todo cierto – Se sinceró el supplier, sonriendo –. En este lugar se ha hallado un metal que al materializarse en tu mundo es más conocido como metal precioso. Se ha llegado a la conclusión  de que es aún más valioso que el oro, por lo que tiene bastante demanda. Pero, sin lugar a dudas, lo que nos da más ganancia, es la logística del mismo.

– ¿Y eso?

– Bueno… Para venir a buscarlo, deben morir, ¿no? Pero eso tampoco quiere decir que sus almas llegarán aquí. Es por eso que existe lo que denominamos housekeeper. Esa persona es la encargada de hacer las entregas del metal y de las transacciones económicas.

– ¿Eso quiere decir que hay personas que son capaces de viajar entre el mundo de los vivos y los muertos?

– En realidad…, todo depende de la habilidad de la persona en sí. La housekeeper tiene la habilidad de viajar gracias a la existencia de un portal en una isla no muy lejos de aquí. Ohkura-san, por ejemplo, sólo tendría la capacidad de leer los pensamientos de las personas al otro lado del portal, pero nada más.

– ¿Qué sucedería, si, por ejemplo, tú cruzaras el portal?

Toma lo miró, esbozando una enorme sonrisa.

– Probablemente, moriría. Tengo entendido que aquellos que intentaron volver al mundo de los vivos, jamás regresaron a este, así que con un porcentaje de cero contra cien… nadie más se ha atrevido. Pero, me dio curiosidad tu pregunta, ¿por qué quieres saber eso?

– Una vez que rescatemos a Hiro…, me gustaría llevarlo de regreso.

– Ryo… Realmente lo siento – Le dijo Toma, mirándolo, mientras ambos subían a uno de los pisos superiores por una escalera mecánica –. Sé que tu intención es noble, pero que Uchi-kun regrese, en caso de lograrlo, sería una violación a las leyes de la vida y la muerte. Técnicamente, él en tu mundo ya está muerto, y eso es algo que no puede remediarse.

En la planta baja se generó un bullicio que hizo que tanto Ryo como Toma desviaran su vista a mencionado lugar. En medio del tumulto de gente, Ryo pudo ver a una mujer de una brillante sonrisa que parecía simpatizar con todos aquellos que la estaban rodeando.

– ¿Quién es ella? – Preguntó Ryo.

– Ella es la housekeeper de la que te hablaba. Su nombre es Erika.

La aludida, percatándose de la presencia de ambos, levantó su vista. Miró a Ryo y le sonrió. El aludido, por su parte, se quedó perplejo hasta que Erika desapareció de su vista.

Tadayoshi salió de la sala de reuniones, seguido por Yuya y los secretarios de ambos.  Una persona le palmeó la espalda, por lo que se giró noventa grados.

– Lamento lo sucedido con Subaru – Dijo You.

– No tienes nada de qué disculparte – Dijo el aludido –. En realidad, somos nosotros quienes te debemos una disculpa por haber irrumpido en tu casa sin anunciarnos.

– Eso es lo de menos – Dijo You, sonriendo –. Lo que más me preocupa es la razón por la que irrumpieron en mi hogar – Agregó, empezando a caminar en sentido contrario al tomado por el grupo.

– A propósito – Dijo Yuya –…, ¿dónde está Subaru?

– Castigado – Dijo You, girándose para mirarlos –. La forma en que los trató, no fue la más correcta.

– Yoko – Lo llamó Tadayoshi –. ¿Subaru planea tomar a Ryo como su supplier? – Los presentes lo miraron atónitos por su pregunta tan directa.

– ¿Acaso mi respuesta cambiará en algo la opinión que tienen de mi secretario?

– Necesito conocer esa respuesta.

– No poseo control sobre Subaru. Sí, es mi secretario, pero piensa y actúa por voluntad propia, así que no puedo darte una respuesta.

– Iremos por Uchi-kun.

– La próxima vez que irrumpan en mi hogar sin previo aviso, van a hacerme enojar… Y no quieres eso, ¿cierto?

– ¿Por qué le dijiste eso? – Le preguntó Yuya a Tadayoshi, una vez entraron a la oficina del segundo –. ¿Acaso estás loco?

– No, sólo tengo un plan – Respondió el aludido, sentándose en su sillón. Ryo y Toma entraron a la oficina, llamando la atención del grupo –. Oh, así que ahí están ustedes dos. ¿Cómo la pasaron?

– Bien – Respondió Toma –. Después de todo, aquí no hay muchos lugares emocionantes por conocer.

– Ya veo – Dijo Tadayoshi, asintiendo con la cabeza para volver su vista a Yuya –. Dime, Yuya, ¿cuándo sería capaz de venir Koyama-san?

– Mhh… Creo que con un par de días de anticipación estaría bien.

– Llámalo ahora. Necesito que estén aquí lo antes posible.

– ¿Aún después de haberle contado a Yokoyama-san que iríamos por su supplier? – Preguntó Ryuhei.

– ¿Se lo dijo? – Susurró Ryo, volviendo su mirada a Tadayoshi.

– Ya cálmense – Sonrió el muchacho –. Todo saldrá bien. Sólo necesito que Koyama-san esté aquí. Tengan un poco de fe en mí, por favor.

– Bueno… Si tú lo dices – Dijo Yuya, hincándose y luego poniéndose de pie –. Vámonos. Tenemos cosas que hacer – Le dijo a su secretario y su supplier.

– Ryuhei, averigua si las palabras de Yoko son ciertas.

– ¿Qué sucedió? – Preguntó Ryo, mirando a ambos.

– Dijo que tiene a Subaru castigado, me gustaría saber si eso es cierto – Suspiró.

– ¿Te dijo algo de Hiro? – Preguntó Ryo, sentándose en la silla frente a él.

– No  – Respondió Tadayoshi, clavándole la mirada hasta que sintió la de Ryuhei sobre él, por lo que desvió la misma.

– Ya veo – Suspiró Ryo.

– De todos modos…, no creo que sea el blanco de los ataques de Yoko – El mortal lo miró –. Para él, yo siempre seré un estorbo. Sabe que no puede enfrentarse a mí.

– Oye…, ¿qué te hace ser tan engreído?

– ¡Es la verdad! – Sonrió Tadayoshi. Ryuhei se sorprendió. Oyéndolos, sintió que no había problemas de ninguna índole. Sentía que no había tensión en el ambiente –. ¿Sabes cuál es mi especialidad?

– ¿Leer la mente? – Ante su respuesta, Tadayoshi miró a su secretario quien, saliendo de su trance negó tanto con sus manos como con su cabeza.

– ¡Yo no le dije nada! – Se defendió.

– Dice la verdad, él no me dijo nada.

– ¿Entonces…?

– ¿No puedes descubrirlo por ti mismo? – Lo desafió Ryo.

Tadayoshi lo miró fijamente a los ojos, hurgando dentro de su mente hasta dar con el momento justo en que Ryo había pensado que esa era su especialidad. Terminó sonriendo y desviando la vista.

– Ah, ya veo.

Ryo imitó su sonrisa.

– Entonces, si no me necesitas para otra cosa, me retiro – Dijo el secretario.

– No, puedes irte – Le pidió Tadayoshi –. Yo me encargaré de Ryo.

Odiaba estar en aquel lugar, siempre era Subaru el que bajaba a ese sector de la casa pero, al ser él la persona castigada, no había otra persona sobre la tierra que fuera capaz de hacerle frente. Al menos eso no había perdido, la supremacía sobre su secretario.

Lo vio tal cual lo había dejado, atado de manos a unas cadenas que colgaban desde unas vigas de acero. Se filtraba agua desde algún hueco, goteando sobre un charco de agua que hacía imposible la “estadía”. Sus pasos resonando en el suelo de piedras, hicieron que lentamente, el secretario abriera sus ojos. Siguió sus pies con la mirada hasta que estos se perdieron a sus espaldas.

– Estaba durmiendo – Espetó, somnoliento.

– Encima que vengo a soltarte – Dijo Yu, sacando unas llaves de entre sus ropas para sacar a Subaru de su encierro –. Lamento esto, pero tuve que hacerlo. De otro modo, no me creerían que te tuve encerrado por mal comportamiento.

– ¿Y los tipos que me golpearon?

– Ya los eché – Subaru bufó, generando la sonrisa en el mayor –. No iba a dejar que los masacraras – Se sinceró, sonriendo.

– ¿Para qué me soltaste?

– Quiero hacerte una pregunta, y quiero que seas sincero conmigo. Ya me dijiste que indefectiblemente, Nishikido-kun vino por Hiroki, y mi pequeño hermano vino siguiendo la esencia de su candidato a supplier. Pero, hay algo que no me queda del todo claro… Subaru…, ¿tú tienes interés en Nishikido-kun?

– Uchi ya no va a aguantar mucho más.

– Estoy consciente de eso. ¿Acaso estás entregándome a Hiroki?

– Tú también vas a cambiarlo cuando no te sirva. Estás viendo a Murakami, ¿no?

You fijó su mirada sobre él.

– No compares a Hina con… ese… humano – Dijo, lenta y seriamente, sonriendo al cabo de unos instantes –. Pero, bueno, ¿qué se le va a hacer? El amor a uno lo enceguece, ¿no? – Preguntó, dirigiéndose a la salida.

– Habla por ti – Le dijo Subaru, siguiéndolo.

– ¡Claro que hablo por mí! Después de todo, amo a Hina. Y aunque él no quiera, será mío.

Su cuerpo tiritó. Cuando utilizó sus manos para buscar las sábanas que, se supone, estarían cubriéndolo, se dio cuenta de que no estaban en la cama. Se sentó de un salto, buscándolas luego con la mirada. Oyó una melodiosa risa que lo hizo levantar la vista. Al hacerlo, vio a un esbelto hombre vestido de traje. Su rostro estaba decorado con una sonrisa y entre sus manos, estaban sus sábanas.

– Tu cuerpo tarda en registrar la pérdida de calor, Nishikido-kun – Le dijo el extraño, lanzándole las sábanas –. Eso no es bueno para ti. Deberías dejar que Ryuhei te examinara con más frecuencia.

– ¿Y tú quién eres? – Le dijo el recién despierto mortal.

– Un amigo de la casa – Le sonrió el aludido, abriendo la puerta del cuarto –. Rápido, te estamos esperando para desayunar.

Cuando Ryo bajó las escaleras, luego de dormitar un rato, se dio cuenta de que las palabras de aquel extraño eran ciertas. Al verlo, Tadayoshi suspiró.

– Hina, Yasu, vayan a calentar todo – Pidió el dueño del lugar a los sirvientes a ambos flancos suyos. Yuya sonrió, al igual que aquel sujeto que Ryo nunca había visto. Se dio cuenta también, de que lo acompañaba una sola persona, un hombre de cabellos oscuros y mirada café, sentada a su derecha. En ese momento, se dio cuenta que Toma siempre se sentaba a la derecha de Yuya, y Takahisa a su izquierda. Se sentó en su lugar usual y miró a Tadayoshi.

– ¿Hay alguna regla para esto? – Le preguntó.

– ¿Mh?

– Me di cuenta que Toma siempre se sienta a la derecha de Tegoshi.

– Porque es su supplier – Respondió el extraño que lo había despertado –. Shige es mi secretario, pero al ser también mi supplier, debe sentarse a mi derecha en la mesa.

– Entonces a la izquierda siempre se sientan los secretarios – Dijo Ryo.

– Así es.

– Y este lugar vacío es…

– El lugar de mi supplier – Dijo Tadayoshi, mirándolo.

Al encontrarse con su mirada, Ryo desvió la suya, generando la sonrisa en el vampiro.

– ¿Vas a presentarnos, Tadayoshi? – Pidió el extraño.

– Lo siento, pensé que ibas a hacerlo tú. Ryo, te presento a Koyama Keiichiro, él es la persona que va a ayudarnos a rescatar a Uchi-kun. La persona que está a su lado es Kato Shigeaki, y tal como él te dijo, es su secretario y supplier.

Ryo le dedicó una reverencia a la distancia, siendo imitada esta por Shigeaki, mientras que, Keiichiro, por su parte, atinó a sonreír. Ese hombre le hacía acordar a Yuya por su sonrisa y, de alguna manera, por su alegría.

– Así que, ¿debemos rescatar a una princesa? – Preguntó Keiichiro, ocasionando que Tadayoshi se ahogara con el té que había bebido.

– Prín… cipe – Lo corrigió Ryuhei, mirando alternadamente a Tadayoshi y a Keiichiro.

– Uchi Hiroki-kun – Dijo Yuya.

– Hiroki-kun… ¿Era amigo tuyo, Nishikido-kun?

– Sí, fuimos juntos a la secundaria alta.

– Ahhh… Ya me he olvidado que es eso de la secundaria… ¿Podrías contármelo, Nishikido-kun?

– Ahora no es el momento, Koyama-san.

Keiichiro lo miró y se sentó en forma correcta en su silla, ya que para hablarle a Ryo debía inclinarse un poco hacia adelante.

– ¿Entonces? ¿Qué es lo que vamos a hacer?

– Por favor, discutamos esto más tarde, después de todo, tenemos libre el día de hoy.

– ¿Ehhh? ¿Por qué? ¡Yo quería pasar a saludar a Erika-san! – Se quejó Keiichiro.

– ¿Esa persona realmente va a ayudarnos a rescatar a Hiro? – Le susurró Ryo a Ryuhei, quien lo miró y le sonrió de lado, dudando él también de eso.

Era el mediodía cuando Keiichiro terminó de asearse. Salió de la mansión y halló a Tadayoshi a orillas del océano, lugar al cual se dirigió.

– Te gusta, ¿verdad? – El aludido se giró apenas para mirarlo, levantando las cejas para advertirle que no lo había oído. Keiichiro sonrió y se acercó a su lado, pasando su brazo por detrás de su nuca –. Nishikido-kun.

– No lo sé – Suspiró –. Una parte mía sabe que lo que Yoko está haciendo con Uchi-kun, está mal, pero, por otro lado… No quiero rescatarlo…

– Tienes miedo de lo que pase después, ¿verdad? – Tadayoshi asintió con la cabeza, arrodillándose luego en el suelo para jugar con la blanca arena entre sus dedos –. Entonces, ¿para qué lo mandaste con Maruyama-kun y Shige?

– Quizás… sea porque quiero que se dé cuenta solo que no le queda otra alternativa más que ser mi supplier.

– ¿Y si no es así? – Tadayoshi lo miró –. No puedes evitar que piense, Tadayoshi.

– Cierto, ¿no? – Reconoció, poniéndose de pie y dándole la espalda a Keiichiro –. Pero si no quiere serlo por las buenas…, lo será por las malas.

Al regresar por la tarde a la casa, Ryo encontró la entrada vacía. Estaba por subir las escaleras, pero cierta inercia hizo que su cuerpo se dirigiera solo a la biblioteca. La puerta estaba entreabierta. A través de la misma pudo ver a Tadayoshi leyendo un libro. Estaba por entrar, pero una mano posándose sobre su hombro, lo hizo sobresaltar, haciendo que Tadayoshi levantara la vista y viera su figura a través de la puerta entreabierta.

– Me asustaste – Dijo el mortal, llevándose una mano a la altura del corazón.

– Lo siento – Sonrió Keiichiro –. ¿Llegaste recién?

– Sí – Respondió el aludido, siguiendo al hombre hasta el living.

– ¿Cómo te fue?

– Bien… Supongo… La verdad es que no sé para qué me llevaron ahí…

– ¿Les traigo algo para beber? – Preguntó Shota, entrando al lugar.

– Yo no tengo hambre – Dijo Ryo, lanzándose sobre el sillón de tres cuerpos.

– Tráele algo para comer – Ordenó Keiichiro, sentándose en uno de los sillones de un cuerpo a ambos flancos del más grande. Ryo se lo quedó mirando, esbozando luego una amplia sonrisa.

– Dije que no tengo hambre.

– Debes alimentarte, a menos que quieras morir antes de tiempo – El aludido estaba por decir algo, pero las palabras de Keiichiro lo hicieron guardar silencio –. Lo siento… Hablé de más.

– No, no… Yo sabía… Rici… Yasuda… me comentó algo hace un tiempo. Pero, él dijo que sin ser supplier estaría vivo sólo una semana y… aquí estoy…

– No debes tentar a la suerte, Nishikido-kun. Y deberías tomar una decisión lo antes posible.

– Ya lo he decidido. Quiero que Hiro sea mi supplier.

– Para eso debes ser un vampiro… Y no lo eres – Ryo suspiró, mirando luego el techo –. Pero quizás haya una persona que pueda ayudarte.

– ¿Quién?

– Erika-san, ella es…

– Una housekeeper. Toma me lo dijo.

– Además de ser una housekeeper, su sabiduría es increíble. Es por eso que te sugiero que hables con ella, pero… ¿Quieres una sugerencia? Hazlo después de que rescatemos a tu amigo – Agregó, levantándose del sillón. Se cruzó con Shota camino a las escaleras, por lo que detuvo sus pasos –. Yasuda-kun, cuando todos regresen, ¿puedes reunirlos en la biblioteca?

– ¿También a Tegoshi-san y su supplier?

– Sí, y también a su secretario. Iré a recostarme un momento.

– Sí, señor.

Llegaba la noche cuando Shota terminó de reunir a todos los conocidos de Keiichiro en la biblioteca de Tadayoshi.

– ¿Y bien? – Preguntó el dueño del lugar, suspirando.

– Maruyama-kun, estuviste viendo los planos de la casa de Yokoyama-san, ¿cierto?

– Sí, con Toma los hemos estudiado a fondo. Aunque suene ilógico y parezca un suicidio, lo más conveniente es entrar por el frente – Respondió el secretario de Tadayoshi.

– Hay varios pasadizos secretos, pero es por ese mismo motivo que no sabemos qué clase de trampas puedan haber allí – Agregó Toma.

– ¿Cómo vamos a dividirnos? – Preguntó Yuya.

– Sea cual sea la división, creo que nos convendría que Ohkura-san e Ikuta estén en equipos diferentes – Dijo Takahisa –. Ambos tienen el poder de controlar el tiempo, así que eso sería lo mejor.

– Estoy de acuerdo con Massu – Dijo Yuya.

– También, los suppliers deben estar con sus amos, ante cualquier eventualidad.

– Muy bien. Entonces, el equipo uno estará formado por Tegoshi e Ikuta. El equipo dos, por Tadayoshi y – Dijo Keiichiro, alargando la última palabra.

– Yo seré su supplier si es necesario – Declaró Ryuhei, siendo el centro de las miradas.

– ¿Estás seguro? – Preguntó Keiichiro, a lo que el aludido asintió con la cabeza, bajo la mirada de Tadayoshi, quien luego dirigió su mirada a Ryo por unos instantes, encontrándose con que el mortal, también lo estaba mirando, por lo que desvió su vista rápidamente.

– Yo también iré – Dijo Ryo.

– ¿Acaso olvidaste que la última vez casi cometiste la estupidez de volverte el supplier de Subaru? – Preguntó Tadayoshi, sin darse cuenta, en voz alta.

– Lo sé – Dijo Ryo –. Y es para enmendar ese error que quiero ir con ustedes. Yo puedo servirles de señuelo para enfrentarse a Subaru.

– No creo que sea prudente – Le dijo Shigeaki, en voz baja a Keiichiro, quien lo miró y frunció sus labios.

– ¿Hina? – Preguntó Shota, detrás del aludido, quien estaba oyendo la reunión al otro lado de la puerta, haciéndolo asustar y ocasionando que la bandeja con bebida que llevaba, cayera estrepitosamente al suelo. Shota se sonrió, pero terminó ayudando a su amigo, antes de que Ryuhei abriera a puerta.

– ¿Qué hacen ustedes dos aquí? – Preguntó el secretario.

– ¿Hay algo que quieran decirnos?

– Yo…

– ¿Podemos acompañarlos? – Preguntó Shota, incorporándose de un salto y sonrojado hasta la médula. Keiichiro miró a Tadayoshi, esperando su aprobación.

– ¿Shingo? – Preguntó el dueño del lugar –. ¿Tú también quieres decirnos algo?

– Tengo un plan para entrar a la casa de Yokoyama-san y salir con Uchi-kun sin problemas.

La lluvia caía torrencialmente hasta que el timbre sonando en la mansión de You, interrumpió la melodía ocasionada por el temporal. Con un simple movimiento de ojos, el dueño del lugar hizo que su supplier atendiera al recién llegado.

– Buenas noches, ¿se encuentra Yokoyama-san? – Subaru, por demás asombrado, dejó pasar al invitado, asomándose apenas al umbral para mirar hacia ambos lados, sin hallar nada fuera de común, aún con la poca visibilidad que había. Esta vez, un par de pasos que no parecían ser las de su supplier, interrumpieron el sonido de la tormenta para You. Al levantar la vista, sus ojos brillaron con una intensidad inimaginable, y sus labios se curvaron hasta tomar la forma de una amplia sonrisa. Se levantó de un salto del sillón y se acercó al recién llegado –. Hina…, ¿qué haces aquí?

– Estoy aquí para prestarle mis servicios formalmente – Le respondió, mirándolo a los ojos.

Dos leves golpes resonaron sobre la puerta del estudio.

– Pase – Dijo Tadayoshi. Ryo entró y se sentó frente a él, generando su sonrisa –. Son las cuatro de la mañana, ¿no puedes dormir?

– No. Estoy preocupado por Hina. ¿Estará bien? – Preguntó, apoyando su cabeza sobre sus brazos cruzados sobre el escritorio.

– ¿Sabes cuál es la especialidad de Hina?

– ¿Acaso él tiene una especialidad?

– Por supuesto, también Yasu. Recuerda que son mitad vampiros.

– ¿Cuál es?

– La especialidad de Hina es… la mentira – Dijo Tadayoshi.