3 de septiembre de 2014

[LDS] Tercer secreto: Antes de la medianoche II



 En casa~


Ciaossu~!!
Hoy les dejo dos más de Little dirty secrets y Supplier.
Ayer iba a responder los comentarios/ reviews, pero estuve realmente muy cansada ;A; Lo más seguro es que lo haga a la noche, pero sepan que leerlos, ya los leí ^^ y siempre estoy muy agradecida por esos lindos comentarios~ ♥
Enjoy~ ♥

Título: Little dirty secrets.
Fandom: Johnnys.
Formato: Multi-chaptered.
Género: Smut.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Sinopsis: Ryo no puede serle fiel a Tegoshi, y aquí intenta explicar por qué.
Nota: De nuevo, la letra en itálica corresponde a la narración de Ryo y la normal, a la narración en tercera persona.
Personalmente, no me gusta la narración en primera persona, pero lo encuentro bastante necesario para este tipo de fic o lo que vaya a ser xD



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Tercer secreto: Antes de la medianoche II.

Mis manos simplemente necesitaban aferrarse a algo, pero la piel de aquel cuerpo debajo mío estaba demasiado resbaladiza como para llamarla una "superficie segura".
Mi cuerpo encajaba perfectamente en el suyo, mi hombría entraba perfectamente dentro suyo.
Lancé un gemido de placer. Creo que había llegado a la centena de gemidos por su culpa. Jalé de sus cabellos hacia atrás, e intenté acostarme sobre su espalda, aún si eso significaba salir de su interior. Tenía que castigarlo por haber estrechado su cuerpo en torno a mi hombría. 
Eso me volvía loco. 
Él me volvía loco. 
Su sexo me volvía loco.
Lamí sensualmente el contorno de su oreja, oyendo satisfactoriamente cómo de sus labios se escapaba mi nombre, junto con la palabra "Detente", que en realidad significaba todo lo contrario. Mordí su lóbulo, lo saboreé como si fuera una fruta. 
Sentía fuego en mi interior, un fuego que sólo sería capaz de consumirse por completo una vez llegara al climax, con él. 
Volví a mi posición anterior, y me aferré a su cintura. Lo embestí hasta el fondo, porque sólo así sus gemidos se volvían gritos, y debo admitir que oírlo gritar me excitaba todavía más. 
En el momento en que ya daba la impresión de ser un maldito perro en celo, me descargué en su interior, de cara al Cielo, sonriendo de lado, sintiendo que ni el jodido Paraíso sería más placentero que esta sensación. 
Me desplomé encima suyo, y él dejó su pose de perra para acostarse sobre la cama. Intenté agarrar la pequeña llave plateada que descansaba sobre la mesa de noche, pero no podía hacerlo en esa posición. Salí de su interior, él lanzó un quejido y giré sobre mi cuerpo para agarrar la llave. Una vez la tuve entre mis manos, me acerqué a la cabecera de la cama y abrí las esposas que estaban allí enganchadas. 
Él se sentó en la cama y pude ver de reojo cómo calmaba el agarre de las esposas metálicas en torno a sus muñecas, frotándoselas con los dedos. 
- ¿Te vas a bañar? - Me preguntó, mientras se estiraba hacia su izquierda para agarrar la bata de seda que estaba a punto de hacerle compañía a nuestra ropa que desde que llegamos a la habitación estaba en el suelo.
- No, tengo sueño.
- Siempre tienes sueño cuando terminas de tener sexo conmigo - Dijo, sonriendo de lado, mientras se levantaba y se ataba la bata, como si aún hubiera una parte de su cuerpo que yo desconociera. 
- Y tú siempre me terminas calentando para que lo hagamos en el baño de nuevo. En serio, tengo sueño.
- Entonces, duerme. No soy Tegoshi como para que me estés dando explicaciones. Sólo... asegúrate de no ocupar toda la cama en el proceso.
"No soy Tegoshi."
En efecto, no lo era. 
No era con mi pareja con el que estaba haciendo el amor. 
Era mi amante. Mi preciado y jodido amante.
Una persona que no podía ser capaz de alejar de mi vida porque... trabajábamos juntos. 
En público daba la impresión que lo único que le importaba era la cama y la comida. 
Bueno... No era muy distinto de eso. 
Le gustaba el sexo y lo hacía demasiado bien en el oral. 
Si hubiera nacido mujer, estoy seguro de que hubiera sido la mejor paga de la zona de Roppongi. 
No es que con Tegoshi no hiciéramos el amor, es sólo que... Era distinto.
Tacchon no me reclama, no me pide. Él me da y me excita hasta dejarme desmayado. Y no es broma, una noche libre, estuvimos haciéndolo hasta quedar literalmente desmayados. 
Y para rematarla, es un maldito masoquista. Y yo con él, me di cuenta lo sádico que podía ser teniendo sexo. 
Si lo hubiera hecho con Tegoshi, si me hubiera atrevido a mancillar su santa piel aún con la punta de mi uña... No me hubiera hablado casi por un mes. Y eso también significaba quedarme sin sexo.
Suspiré y agarré mis cigarrillos de la mesa de noche. Encendí uno y cerré los ojos, dejando mi cabeza apoyada sobre la cabecera de la cama. Dejé que el aroma a nicotina que se desprendía de cada bocanada inundara mis pulmones junto con su droga. 
En simples palabras, con Tegoshi hago el amor; con Tacchon, tengo sexo. 
Y por eso, siempre intento pensar incoherencias hasta que Tacchon vuelve de darse una ducha, sino, creo que hace rato ya hubiera cometido una locura. 
No puedo dejar a Tegoshi, creo que se moriría sin mí; y del mismo modo, no puedo dejar a Tacchon. Él es... como una especie de adicción.

- ¿De nuevo pensando cosas serias, Ryo-chan?
No sé si me había dormido unos instantes o qué, pero había estado tan sumiso en mis pensamientos que no había oído el sonido de la ducha. 
- ¿Y desde hace cuánto que me estás espiando?
- No desde hace mucho - Reconoció, dejando la toalla con la cual se había secado el cabello alrededor del respaldo de una silla y acercándose a mí después -. Pero pensé que te habías quedado dormido fumando y no quiero que me quemes el colchón.
Le sonreí, antes de inclinarme rápidamente hacia la derecha y apagar el cigarrillo en el cenicero que allí siempre estaba para mí. Luego, me acosté boca arriba sobre la cama y fruncí mis labios, buscando los suyos. 
- Si no vienes, pienso dormir de esta manera - Le dije, ante lo cual él sonrió y se acercó a mí con una sensualidad innata. Se sentó en cuclillas y me dio un suave beso en los labios.
- Vamos a dormir que es tarde, Ryo-chan.

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