16 de octubre de 2012

[Double U] Capítulo 07 - Rurarira

 Tengo frío en las patas D:
 関ジャニ∞  - マーメイド
 En casa~


Ciaossu~!!
Hoy me dije "vamos a publicar lo que sigue de Double U" :D creo que nunca pasé tanto tiempo en publicar un episodio de algo... -.-' Mil perdones...

Antes de pasar al episodio de hoy, voy a explicar qué miércoles significa el título... No tengo la más pálida idea xD
Rurarira es el título del cuarto track del 18° single de Kanjani8, "Ai deshita" y canción con la cual estoy completamente obsesionada xD (pueden encontrar su traducción al español acá)
De alguna extraña y loca forma, la palabra rurarira me suena a algo que pasa rápido o a una onomatopeya de algo (en la canción puede escucharse como una especie de sonido de tic tac de un reloj, creo que de alguna forma fui influenciada por eso xD). ¿Y qué tiene que ver con este episodio? Con que pasan muchas cosas y todas muy rápido xD
Enjoy~ ♥



Título: Double U.

Fandom: Johnnys.

Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya], OkuMassu [Okura Tadayoshi x Masuda Takahisa], RyoPi [Yamashita Tomohisa x Nishikido Ryo] (pero nadie dice que no pueden haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance.
Rating: PG-13
Capítulos: 07 / 09
Sinopsis: Dos personas que nunca debían cruzarse en ese lugar se cruzan y hay una sola persona para la cual las apariencias no engañan.


02. Cita )
04. Fiebre )
05. Celos )



Capítulo 07: Rurarira

- Yo soy la prima de Tegoshi Yuya, mi nombre es Tegoshi Yuuko.
- ¿Qué…? – Preguntó Toma, por demás asombrado.
- ¡Hola! ¡Hola! ¡Buen día! – Aya salió como un rayo de su departamento para entrar al de sus amigos -. ¡Ah, Ryo-chan! Qué suerte que te encuentro. Ven, tienes que ver algo – Le dijo, llevándoselo a la rastra y cerrando de un golpe la puerta. Toma lanzó el libro sobre la mesa y miró a Yuuko, quien lo miraba esperando a sus reacciones a priori para con ella, sino no sabría del todo bien cómo actuar.
- ¿Por qué no me lo dijiste? – Pregunto Toma, cruzado de brazos sobre la puerta.
- ¿Qué cosa?
- Que conocías a Tegoshi-kun.
- Tú nunca me lo preguntaste. Ni siquiera me lo mencionaste, sino te hubiera dicho, al menos, que compartíamos el mismo apellido – Respondió, sentada en torno a la mesa.
- ¿Y siempre dejas que tu vecino te toque? - Yuuko suspiró, mirándolo -. ¿Qué? ¿Ahora vas a decirme que no te estaba haciendo nada? ¿Con qué otra mentira vas a venir? Yuuko… Si hay algo que no tolero… Son las mentiras.
- Perdón – Dijo la muchacha, seriamente -. No puedo responder por las acciones de Ryo-chan, pero…
- ¿Ryo-chan?
- De Ryo. No puedo responder por sus acciones, pero sí por las mías. Él siempre es así. Siempre me provoca, pero Toma, te juro que jamás ha pasado a mayores. Mucho menos ahora.
- ¿Qué es lo que impide ahora que te toque? ¿Qué te bese o hasta que…? – Toma negó con la cabeza, pero Yuuko se levantó e impidió que se fuera, dando ella un portazo con la puerta por la cual el morocho iba a irse. Lo empujó contra la misma y le puso el seguro a la puerta. El muchacho se quedó atónito por las acciones de su aparentemente inocente pareja. Hasta llegó a darle algo de miedo la forma en la que lo estaba mirando.
- Porque te amo. Porque estoy en pareja con la persona más maravillosa del mundo – Besó sus labios a medida que hablaba -. Porque es la persona más celosa que he conocido en mi vida -. Yuuko bajó con sus besos hasta su cuello, mientras sus manos acariciaban todo su pecho -. Porque tus caricias hacen que mi piel se estremezca – Dijo, desprendiendo uno a uno los botones de la camisa del muchacho, besando todo su pecho hasta llegar a su vientre -. Porque con sólo una mirada, sólo tú me tienes a tus pies, Ikuta Toma.
Le dedicó una rápida mirada antes de arrodillarse frente a él, sin dejar de besar su cuerpo.
- Yuu… Yuuko-chan – Musitó Toma, jadeando, sintiendo su sangre hirviendo, mientras su pareja, lejos de detenerse, desabrochó su cinturón, bajó su cremallera y lo despojó de su pantalón.
- Te deseo – Susurró, besando su erección por sobre su ropa interior, haciéndolo estremecer, antes de bajársela y acariciar su virilidad con la mano -. Te deseo tanto, mi amor – Volvió a susurrar, sonrojada, acariciando todo su cuerpo antes de besar su glande.
- Yuuko… Mi amor… No…
- No voy a dejarte ir… así – Reiteró las palabras que Ryo le había dicho al verlo en ese mismo estado -. Te amo, Toma… Te amo tanto…
No sabía si la muchacha que estaba debajo suyo era virgen, si él era su primera pareja, lo que sí sabía es que sólo ella lo estaba enloqueciendo de mil y un formas distintas. Sus manos estaban siendo apresadas por las de Yuuko, entrelazadas a las suyas, como si esa conexión era lo que necesitaban para sentir cuánto amaba uno al otro. En cambio Yuuko, quien nunca había estado con otro hombre, sentía que de esa forma, siendo hombre, podía tranquilizar el agitado sexo de Toma, aquellas desbordantes ganas de hacerla suya, cuando eso era prácticamente imposible.
Toma intentó que lo soltara. Tanto si esa era la primera vez teniendo sexo de esa forma como no, para esa primera vez con él, no sería correcto como hombre, correrse dentro de su boca, pero el agarre de Yuuko sobre sus muñecas era demasiado fuertes y en ese momento, Toma era el más débil de ambos. Sintiendo su cuerpo agitarse como una fina hoja de papel, mordiéndose el labio inferior, se corrió, agachándose para abrazar a su pareja una vez soltó su hombría.
- Gracias – Le susurró, estrechándola con fuerza entre sus brazos. La miró para poder besar todo su rostro, sonriendo por la expresión que la muchacha mantenía en su rostro -. ¿Qué sucede? – Le pregunto, con una sonrisa, mientras él se vestía.
- No… Nada – Dijo la muchacha, con la cabeza gacha -. Es que… nunca pensé que sería capaz de hacer esto – Respondió, ocasionando la sonora risa de su pareja, quien levantó su rostro con ambas manos.
- ¿En serio? Déjame decirte que no se notó – Acarició sus mejillas -. Eres perfecta, Yuuko. Con cada día que pasa, me voy dando cuenta que tú eres la persona con quien quiero pasar el resto de mi vida.
- ¿Estás seguro de eso? – Le preguntó Yuuko.
- Por supuesto que sí…, mi princesa.
- ¿Puedo pedirte un favor?
- Dime.
- ¿Podrías no decirle a Yu-kun que sé que tú eres su compañero?
- ¿Eh? ¿Por qué?
- Bueno, si él no te dijo que es mi primo… Seguro que fue porque me cela mucho – Suspiró la muchacha -. Síguele hablando de mí como viniste haciéndolo hasta ahora, ¿de acuerdo?
- Está bien – Respondió el muchacho, buscando su mano para entrelazar su dedo meñique al suyo -. Te lo prometo.

Guiado por un bien croquis, Ryo llegó al departamento de Tomohisa. No había ido por iniciativa propia, eso estaba claro. Lo que lo llevó a ir fueron las curiosidades que sus superiores de trabajo tenían por aquel muchacho, su edad, estado civil y hasta si su casa era un desorden o una mansión. Quizás por eso había ido. Tocó el timbre y esperó. Fue alertado por un grito y el sonido de un tropezón. Al abrir la puerta encontró al dueño del departamento arreglando sus gafas, ya que, cualquiera hubiera sido el tropiezo, hizo que sus gafas se estropearan.
- Ah, hola, pasa – Le dijo Tomohisa, sin siquiera mirarlo, poniendo toda su atención en sus gafas, las cuales se puso una vez Ryo entró al departamento.
- Ehh – Dijo el recién llegado.
- ¿Sí?
- Se te rayó el vidrio  - Le advirtió.
- Oh – Tomohisa volvió a sacarse las gafas e intentó por todos los medios de quitar esos rayones, al frotarlo con su ropa, camino al living, en compañía de su nuevo modelo.
- Tal parece que vas a tener que comprar unos nuevos.
- No hay problema – Dijo el muchacho, lanzando los anteojos a un cesto de basura para agarrar otro par que tenía celosamente guardado en un cajón.
- Sí que solucionas rápido las cosas.
- Ah, es que, no tengo una graduación muy alta y estas gafas siempre están de ofertas - La primera apreciación que podía hacer respecto a esa persona era que era muy tacaño, o por el contrario, no le gustaba reparar mucho en su salud. Así mismo, podía decir que pese a lo que parecía en Eden, era una persona muy ordenada, ya que salvo por su cabello, todo estaba en perfecto orden en ese lugar -. ¿Estás preparado?
- Creo que sí – Dijo el muchacho.
- A tus espaldas está el cuarto donde puedes cambiarte – Le dijo, sentándose en un cómodo sillón de tres cuerpos y colocando encima suyo un enorme bloc de hojas -. Tómate el tiempo que quieras, Nishikido-san.
- Ah… Sí…
Segunda apreciación: sin duda, era un tipo muy raro.

- Gracias por traerme el libro – Le agradeció Yuya a Toma.
- Últimamente estás un poco fuera de este mundo – Dijo su amigo, camino a la cafetería -. Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
- S… Sí… Lo sé – Dijo el rubio, sonriendo forzadamente. Toma fue por algo para beber y comer, regresando casi a los quince minutos.
- Oye, Tegoshi – Llamó su atención, recibiendo por respuesta una mirada que lo obligó a seguir hablando, mientras su oyente luchaba con una bolsa de patatas fritas -… Alguna vez… ¿te hicieron sexo oral?
- ¡¿Ehhh?! – Con la pregunta tan directa de Toma, de las patatas que venían dentro de la bolsa sólo quedó una dentro del paquete, debido a la fuerza que utilizó Yuya para abrir el mismo. Su nerviosismo y notorio sonrojo ocasionaron que Toma le sonriera.
- ¿Eso es un sí? – Le preguntó, ofreciéndole su bolsa de patatas para que pudiera comer.
- Ah… Eh… No… Es sólo que… me sorprendió tu pregunta – Musitó el rubio, comiendo un par de patatas -. Pero…, ¿a qué viene eso?
- Mhhh – Toma se lo quedó mirando, recordando en esa fracción de segundo que estaba hablando con el celoso primo de su novia -… No, por nada. Es sólo que me preguntaba si tenías novia – Su oyente se ahogó al oír su respuesta -. Tegoshi, ¿qué te sucede? – Le dijo, sonriendo.
- ¿Podrías dejar de ser tan directo? – Pidió el rubio.
- Está bien, está bien, lo intentaré. Pero no creas que lo he olvidado…
- ¿Qué cosa?
- La cita grupal.
- Ya te dije que no tengo novia.
- Pregúntale a Becky.
- Olvídalo. Sí tengo novia.
- ¿Qué?
- Es… una vecina – Aquellas dos palabras fueron las más dolorosas que pudo haber pronunciado, sobre todo porque Toma ya la conocía, por lo que a la tarde, le tocaría contarle a Toma, como Yuuko una creíble historia respecto a la supuesta relación que mantenía con Aya. 

Con todo el cansancio encima que le llevaba la universidad y el trabajo, Yuya regresó a su departamento, encontrando, como de costumbre a Aya y Ryo en la cocina. Desde la noche anterior, no había cruzado palabras con ellos porque sabía qué sería lo primero que le dirían, o le preguntarían. Al ver sus sonrisas, se dio cuenta que lo sucedido con Toma no iba a pasar desapercibido.
- Tegoshi – Lo llamó la voz de Ryo, por lo que el aludido lo miró -… No estoy seguro de que me quieras – El rubio sonrió.
- ¿Ah, no? ¿Y qué tengo que hacer para cambies eso?
Ryo le hizo una seña para que se acercara a él. Corrió la silla hacia atrás y le hizo otra seña para que se agachara.
- Más abajo… Más abajo…
Yuya rió, junto con Aya.
- Ryo-chan, idiota.
- En serio, Tegoshi. ¿En qué momento se te ocurrió hacer eso?
- Fue tu culpa.
- ¡¿Eh?! – Exclamó Aya -. ¡¿Qué me perdí?!
- Pregúntale a Ryo-chan – Dijo Yuya, mientras iba a su dormitorio -. Ah – El rubio se dio vuelta, llamando la atención de sus amigos -. Mañana viene Toma a almorzar.
- ¡¿Eh?! – Exclamaron los dos.
- Y Oo-chan, vas a tener que hacerte pasar por mi novia.
- Sí, señor – Dijo la morocha, generando la sonrisa del muchacho.

Al día siguiente, Ryo se encargó del almuerzo. Preparó el plato preferido de Toma: curry.
- Recuerden – Le dijo Ryo a Aya y Yuya -: no besos franceses, no rodillas en entrepiernas.
- Tus consejos me dan miedo, Ryo-chan – Dijo Aya.
- Yo ya no opino nada – Dijo el rubio.
El timbre interrumpió los consejos del morocho. Las únicas tres personas dentro de la casa se miraron, se sentaron en sus lugares y Yuya fue a abrir la puerta.
- Buenas tardes – Saludó Toma.
- Bienvenido – Dijo Yuya, haciéndose a un lado para dejarlo entrar.
- Perdón por la intromisión – Dijo el morocho a Aya y Ryo, quienes le dedicaron una reverencia.
- Ah, no, por favor – Dijo Ryo, levantándose -. Entra, siéntate. Siéntete como en casa, Ikuta-kun.
- Gracias – Dijo el aludido, mirando a Ryo con un deje de desconfianza, al recordar las palabras de Yuuko respecto a él.
Toma se sentó frente a Aya, al lado del asiento que más tarde fue ocupado por Yuya.
- Espero que te guste el almuerzo – Le dijo Yuya, por lo cual el muchacho lo miró -. Ryo-chan cocinó curry.
- Aunque no lo aparente, Ryo-chan es un muy buen cocinero – Dijo Aya.
- Gracias por los halagos – Dijo Ryo, entregándole al invitado el primer plato -. Ikuta-kun, nosotros nos vimos en Eden, ¿cierto?
- Sí, así fue.
- ¿Qué te pareció la comida?
- Deliciosa.
Al terminar de servir el curry, Ryo se sentó y empezaron a almorzar. Toma estaba en silencio, limitándose a responder preguntas y a hacer preguntas él mismo. Yuya agradeció haberle dicho, como Yuuko, que no mencionara su nombre. Una cosa era controlarse él mismo, pero no podía decir lo mismo de Aya y Ryo.
- Te acompaño a la puerta – Dijo Yuya.
- No, no hace falta – Dijo Toma, en la puerta del departamento.
- ¿Seguro? – Pregunto el rubio.
- Sí, no hay problema. Gracias por todo. El curry estuvo exquisito – Dijo el muchacho, antes de irse -. Nos vemos.
- Gracias.
Una vez Toma se fue, Yuya se estiró dejando que sus vértebras sonaran.
- Qué cansancio.
- Todo salió bien, ¿no? – Preguntó Aya, mirando a los presentes.
- Calculo que sí – Dijo Ryo, levantando las cosas de la mesa.
El sonido de un celular los interrumpió, llamando la atención de Yuya, quien se acercó al living en busca del aparato. Era el celular de Yuuko. Al leer el mensaje recibido, el muchacho sonrió, dirigiéndose corriendo a su cuarto, cerrando la puerta del mismo a su paso.
- ¿Crees que…? – Dijo Aya.
- Seguro – Respondió el muchacho, sabiendo de antemano la segunda parte de la pregunta. A los pocos minutos, Ryo se dio cuenta que había dado en el clavo al ver salir del cuarto de Yuya, a Yuuko, quien del mismo modo en que entró a la misma, se despidió a los gritos de ambos.
Al salir del edificio, halló a Toma, esperándola al lado de la puerta.
- Viniste corriendo – Le dijo, besando con dulzura su frente.
- Sí, espero no contagiarte – Fingió la muchacha, con un barbijo.
- No creo que lo hagas, si ni siquiera me dejas besarte – Se quejó Toma.
- ¿Te parece que vayamos a la plaza? Hay un lindo día.
La muchacha asintió con la cabeza efusivamente. Ninguno de los dos se había dado cuenta que estaban siendo observados por alguien…

- …Así que al final aceptó y cuando te mandé ese mensaje había salido de almorzar con ellos.
- ¿En serio? – Preguntó Yuuko, bebiendo un refresco -. ¿Qué te pareció la comida de Ryo-chan?
- Bueno… No seré un conocedor de la comida mundial, pero… cocina un muy buen curry - Yuuko rió -. Aunque… No se lo digas a nadie…, ¿eh?
- ¿Qué cosa?
- De alguna forma, me pareció que Oomasa-san y Tegoshi… Eran muy buenos amigos. En términos de pareja, hasta podía jurar que tenía más química con Nishikido-kun.
- ¿Eh? – Musitó la muchacha, sumamente sorprendida.
- Sí… No sé cómo explicarlo, pero me dio esa sensación – Agregó -. ¿Sabes hace cuánto salen?
- ¿Oo-chan y Yu-kun? – Su pareja asintió con la cabeza -. No hace mucho. Pero… Realmente me extrañan tus palabras… Respecto a Ryo-chan… Quizás haya sido tu imaginación. Yu-kun conoce a Ryo-chan de toda la vida, en cambio a Oo-chan la conoció hace tres años, cuando vino a Tokio.
- Supongo que debe ser por eso… O quizás mi presencia los haya inhibido – Se hincó de hombros -. No lo sé – Sonrió.
- Ah, tengo que irme – Dijo Yuuko, tras ver la hora en su celular.
- ¿Trabajo?
- Ahjá – Dijo la muchacha, sonriendo.
- Deberías decirle a tu jefe que escoja un personaje con barbijo, al menos para hoy.
- Se lo diré.
- Cuídate – Le dijo, besando su mejilla.
- Gracias, tú también.

Shibuyan no estaba muy lejos, así que Yuuko se tomó todo el tiempo del mundo para llegar.
- Tegoshi – Una voz mencionando su apellido hizo que se diera vuelta. Sus ojos se abrieron como platos al ver a Misako, quien se acercó a ella -. Vaya… No pensé que a ti también te gustaban estas cosas del cosplay – Dijo la muchacha, con una sonrisa en el rostro, viendo todos los detalles de la vestimenta y hasta del maquillaje de Yuuko.
- ¿Perdón? Creo que me confunde con alguien más… Ahora, si me disculpa – Dijo la muchacha, intentando escapar de ella, pero Misako la agarró de la muñeca, obligándola a mirarla.
- ¿Así que tú eres la novia de Toma? Pero, ¿realmente está bien decir que eres su novia? – Preguntó, poniendo especial énfasis en la última palabra.
- Discúlpeme – Musitó Yuuko, zafándose de su agarre.
Sus pasos se dirigieron a Shibuyan a toda prisa. Entró al negocio casi corriendo y del mismo modo llegó a los vestidores, sentándose en uno de los bancos que allí había. Aya, quien la había visto, la siguió.
- ¿Qué sucedió? – Le preguntó, arrodillándose a su lado y acariciando su espalda.
- No aguanto más. Realmente, no sé hasta cuándo voy a poder soportarlo, Oo-chan – Sollozó -. Tengo miedo… Miedo de que Toma se entere de todo… Miedo a que me deje… No sé qué hacer… No lo sé…
La muchacha se incorporó y se sentó a su lado, para poder abrazarla.
- Bueno… Nadie dijo que el amor era una cosa fácil, ¿no?

En Eden, las cosas con Tadayoshi iban de mal en peor. Se equivocaba con los pedidos, recibía quejas en la cara por parte de los clientes, pero aún así, mantenía una hermosa sonrisa.
- ¿Viste que Tacchon está todo sonriente? – Le preguntó Yu a su colega.
- Parece que Ryo-chan tenía razón… No sólo está enamorado. Está perdidamente enamorado…
- Y en la etapa floreciente de ese romance – Agregó Yu.
- ¿Podrían dejar de chismosear y cocinar? – Les pidió Shota a sus espaldas.
- Ahhh…
- ¡Sí, señor! – Exclamó Shingo. Se volvió a Yu una vez Shota salió de la cocina -. Y algo me dice que ese es el otro enamorado…
- ¿Ehhhh…?
- ¿No crees que está siendo más duro de lo normal con Okura?
- Mhhh…
- Creo que Ryo-chan es mucho más observador que nosotros, Yoko.
- Perdimos el toque – Negó con la cabeza su amigo.
- Hablando de Ryo-chan… ¿Dónde se metió?
- Está en su trabajo con Yamapi.
- Waaa… Ese chico va a escalar muy alto…

Ryo estaba posando sentado sobre una silla, rodeado literalmente de telas superpuestas, mientras Tomohisa boceteaba. Ya habían pasado casi tres horas desde que había llegado a su casa y desde que el dueño de la misma había empezado a dibujar. Era como si el lápiz tomara posesión de su cuerpo y de su conciencia cada vez que lo apoyaba contra el papel. Otra apreciación que podía
hacer respecto a esa persona es que tenía una hermosa sonrisa que sólo mostraba en el instante en que dibujaba.
- Eso es todo – Dijo, finalmente, por lo que Ryo, exhausto de tanta rigidez, se desplomó sobre esa misma silla, sentándose menos derecho y más cómodo -. ¿Te cansa hacer esto? – Le preguntó Tomohisa, juntando los dibujos que había hecho.
- No, para nada – dijo Ryo, levantándose y sacándose las telas que dobló y dejó sobre la mesa -. Sí me cansa estar tanto tiempo en la misma posición.
Sin haber notado su presencia, Tomohisa empezó a hacerle masajes en la nuca y los hombros.
- No es eso, es que estás todo contracturado – Le dijo el muchacho -. Ven – Se sacó las gafas y las dejó sobre la mesa -. Siéntate en el sillón.
- ¿Vas a hacerme masajes? – Le preguntó Ryo, sonriendo.
- Bueno, no quiero que mi mejor modelo tenga dolor de espalda por mi culpa – Respondió, palmeando luego el lugar vacío a su lado -. Ven - Ryo se sentó dándole la espalda, en el sillón y dejó que las manos de Tomohisa pasaran por su nuca, por toda su espalda, calmando el dolor que parecía estar naciendo entre sus músculos. Pegó un salto cuando sintió los dedos de Tomohisa masajeando su espalda baja, por lo que se giró para mirarlo. Estaba sonriendo -. Perdón, no sabía que tenías cosquillas.
- Tienes una sonrisa… muy bella – Musitó Ryo, más para sus propios oídos que para los de su masajista. Sin saber cómo y mucho menos por qué, besó sus labios, mientras Tomohisa se centraba sólo en parpadear.

Cuando salió de su trabajo de medio tiempo, se sintió un completo estúpido. Sonreía al recordar el sabor de los labios de Tomohisa, estaba demasiado perdido en sus pensamientos, que ni siquiera notó su andar por la calle.

Toma había invitado a Yuya a cenar, luego de una larga jornada universitaria, cosa a lo que el rubio no se negó. Al llegar a Eden, todo estaba tranquilo, a excepción por Tadayoshi que, con ropa informal, iba de un lado al otro del restorán.
- ¿Okura-san? ¿Todo está bien? – Le preguntó Yuya, sonriendo por las corridas del muchacho.
- ¿No te avisó Oomasa-san?
- No… ¿Qué?
- Ryo-chan tuvo un accidente.
- ¿Qué…?
En compañía de Toma, fueron al hospital, donde encontraron a Aya en la sala de espera.
- ¿Cómo está Ryo-chan?
- Está bien – Respondió la muchacha -. Pero los doctores dijeron que querían que se quedara al menos una noche en observación.
- ¿Qué le sucedió? – Preguntó Tadayoshi.
- Estaba cruzando la calle, no vio un auto que dobló en su dirección y… bueno… Por lo menos, el conductor del auto se dio cuenta y frenó gradualmente, pero eso no evitó que terminara con Ryo-chan sobre el parabrisas.
Yuya suspiró.
- ¿Puedo verlo? – Aya asintió -. Sígueme.
- Ah… ¿Le avisaron a Yuuko-chan?
Aya miró a Yuya y luego a Toma.
- S… Sí, sí. No te preocupes por eso – Le respondió, con una sonrisa.
Al llegar a la habitación perteneciente a Ryo, vieron salir de allí a una enfermera.
- ¿Puedo pasar? – Preguntó Yuya.
- Recién le di un calmante – Respondió la muchacha -. Se estaba quejando del dolor.
- Está bien… Entonces… Me quedó aquí.
- ¿Estás seguro? – Le preguntó Aya.
- Sí, está bien.
- Cuando termine en Eden, vengo para acompañarte, ¿de acuerdo? – Dijo Tadayoshi, a lo que el aludido asintió con la cabeza.
- Puede entrar si gusta, pero, por favor, no lo altere demasiado, si es que está despierto todavía – Dijo la enfermera.
- Muchas gracias – Agradeció Yuya. Lo encontró dormido, el calmante ya le había hecho efecto. Tenía una venda en la frente y un par de moretones en el rostro. Al menos alcanzó a ver eso. Acercó una silla a la camilla, sentándose en ella y se quedó dormido, mirándolo.
Al volver Aya y Tadayoshi a la sala de espera, encontraron a Toma.
- Ikuta-kun, Yu-kun va a quedar con Ryo-chan, así que… puedes irte a tu casa si quieres.
- Ah, está bien. ¿Necesitan algo?
- No, no, todo está bien. Puedes irte – Le dijo la muchacha, con una sonrisa.

Sintió una mano que acariciaba sus cabellos, por lo que se despertó. Era Ryo, quien lo miraba con una sonrisa en el rostro.
- Buen día – Le dijo.
- ¿Cómo estás? ¿Necesitas algo? – Le preguntó Yuya, sentándose de un salto en la silla.
- Creo que el calmante todavía tiene algo de efecto – Dijo el morocho -. No puedo levantar los brazos… ¿Puedes rascarme la pierna derecha? – Yuya acató sus órdenes y empezó a rascar por sobre la ropa la pierna del muchacho -. No, no, más arriba – Le dijo, por lo que el rubio subió hasta arriba de su rodilla -. Mhh… No… Más arriba… Más al medio…
- Idiota – Dijo Yuya, comprendiendo sus intenciones -. Ah, espera… ¿Cómo me acariciaste el cabello si no podías mover las manos?
- ¿Quién te dijo que esa era mi mano? – Pregunto Ryo, llevando ambas manos suyas detrás de su nuca, levantando sus cejas, mientras movía su pelvis hacia arriba y hacia abajo, generando la sonrisa en su mejor amigo.
- No te duele nada, ¿cierto? Sino no estarías de tan buen humor.
- Creo que no. Eso de que el calmante seguía manteniendo su efecto sí era verdad.
- Ya veo…
- ¿No vas a ir a la universidad? – El rubio negó con la cabeza -. Entonces vas a tener que hacerme lo que te pedí. Se lo pediría a una enfermera, en serio, pero tu presencia me lo impidió por la noche.
- ¡Olvídalo! ¡No voy a hacerte nada! – Exclamó Yuya, forcejeando con Ryo.
- No seas malo, se lo hiciste a Toma.
- ¡Ryo-chan!
- ¡Shhh! Guarda silencio. Estás en una hospital – Rió el morocho, hasta oír dos leves golpes sobre la puerta -. Pase.
La puerta se abrió en el momento en que Ryo soltó a Yuya, quien no podía dejar de reír.
- Buenos días – Dijo Toma, generando la sorpresa de ambos.
- Hola – Dijo Ryo.
- Genial, ahora no tengo a nadie a quien pedirle los apuntes.
- Otra razón para que vayas a la universidad – Dijo Ryo.
- Cállate de una vez…
- Veo que ya estás bien – Dijo Toma, con un ramo de flores en sus manos, el cual le entregó al muchacho herido.
- Casi que me siento consentido. Creo que voy a dejar que un auto me atropelle más seguido…
- No digas eso ni en broma – Pidió Yuya.
- ¿Yuuko-chan no vino? – Preguntó Toma, mirando a ambos.
- Vino más temprano, pero ya se fue – Respondió su compañero.
- Estaba con un tipo… Mhhh… ¿Cómo se llama?
- Basta, Ryo-chan – Sonrió el rubio -. Es mentira, Ikuta-kun. Yuuko vino y se fue sola.
- Oye, déjame medir los niveles de celos de este muchacho.
- Déjame decirte, Nishikido-kun, que no hace falta que hagas eso. Sí, celo a Yuuko, después de todo, ella es mi pareja, ¿no? Aún no la he visto con Tegoshi, pero cuando la vi cerca de ti y la cercana relación que mantienes con ella, tuve celos.
Ryo intentó aguantar las ganas de reírse lo más que pudo, pero no lo logró. Yuya miró a Toma y se hincó de hombros. 

2 comentarios:

  1. Me encantó!!!!!!!!!!!!! ♥

    Waaaaaaaaaaaaa.. quiero YA saber qué va a pasarrrrrrrrrrr!!!!

    Vaaaaaaaaaaaaamos por el 8 XD

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    1. Gracias ^^

      Encima en este episodio pasa de todo xDDDDDDD

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