31 de enero de 2013

[Forever] Capítulo 05 - Negación y aceptación

 Calorrrrrrr~
 Kanjani8 - Wahaha
 Con el ventilador enfrente



Ciaossu~!!
Hoy les dejo la quinta entrega de Forever :)
Y no escribo más porque me muero del calor xD Mis neuronas no funcan~ m(_____)m Gomen ne ;_;
Enjoy~ ♥

PD: Los invito a pasar por el Tumblr de YnR :D Este es el link: http://yokubounorain.tumblr.com/
(sí, creo que el FBI me va a venir a buscar por el simple hecho de ser tan viral xD)



Título: Forever.
Fandom: Johnnys.
Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya], Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo], RyoTego [Tegoshi Yuya x Nishikido Ryo] (pero nadie dice que no puedan haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: Drama humano (?), romance.
Rating: PG-13
Capítulos: 05 / ¿?
Sinopsis: Mientras unos esperan cierta fecha con emoción, otros desearían que el mundo se acabara ese mismo día o que esa fecha no existiera en el calendario. Quien no puede comprender sus sentimientos, se destruye confirmando los sentimientos de los demás, intentando ahogar sus penas en alcohol para negarlo. Pero la aceptación puede ser todavía más dura de lo pensado.

Notas
Sakuramochi estilo Kansai: Primero lo primero, ¿qué es el sakuramochi?
Es una variedad de wagashi (golosina tradicional japonesa que se sirve a menudo con el té), elaborado con  mochi (pastel de arroz glutinoso) rosa dulce y pasta de judías rojas (anko) cubierto con una hoja de sakura (cerezo japonés). [Imagen en Wikipedia]





Capítulo 05: Negación y aceptación


- ¿Qué cosa? – Su voz alertó a ambos. Takahisa cerró los ojos con fuerza y Ryo agachó la mirada escasos segundos, hasta que Toma apareció frente a ambos -. ¿Qué es lo que se supone que no me debas decir, Ryo?
El aludido lo miró un tiempo prudencial. Tenía sus dedos entrelazados y ambas manos apoyadas sobre sus labios. Cerró los ojos, dejó sus manos a ambos lados y volvió a mirarlo. Mas Takahisa miraba a ambos tan sólo con un ojo abierto.
- Que hice el amor con Yuya.
Takahisa notó un mínimo cambio en su expresión. Notó que sus ojos se abrieron un poco más, pero al mismo tiempo parecía que Toma no estaba respirando. Lanzó una risa, dedicándole una rápida mirada al suelo, volviendo su vista hacia Ryo.
- ¿Yuya? ¿Ahora le dices, Yuya?
- Hicimos el amor – Reiteró.
- Ryo.
La voz de Takahisa fue un eco que no llegó a oídos de ninguno de los dos, ya que de un momento a otro, el morocho terminó siendo agarrado de la remera por parte de Toma, quien lo miraba fijo a los ojos como una fiera a punto de comerse cruda a su presa. Antes de que Ryo pudiera decir algo más, le propinó un fuerte puñetazo, haciéndolo caer al suelo.
- ¡Basta! – La voz de Yuya hizo que lo soltara. De un salto, llegó a socorrer a Ryo, interponiéndose el rubio entre ambos -. ¡¿Qué te pasa, Ikuta-san?!
- Yuya, déjalo – Dijo Ryo.
- Pero – El muchacho lo miró, incorporándose, pero su oyente simplemente negó con la cabeza.
- ¿Tú no tienes que ir a ensayar? – Le preguntó su pareja, limpiándose con la mano el hilo de sangre que salía de la comisura de sus labios.
- Sí, pero – Yuya miró a Toma y luego a él -… No pienso dejarte aquí para que este tipo te muela a palos.
- Ya está – Dijo Ryo -. Ya no hay nada más que hablar.

Era un restorán muy poco concurrido. Dado a que estaba escondido, tan sólo aquellos que lo conocían o que querían un poco de tranquilidad iban al mismo. Lo halló bebiendo, como siempre. Y como siempre, él era el que lo terminaba llevando a su casa, en un estado deplorable.
Se sentó frente a él y le quitó la bebida de las manos, mas su amigo, lejos de reprocharle algo, simplemente le frunció el ceño.
- ¿Puedes devolverme eso?
- No. No dejaré que sigas ahogando tus penas en alcohol – Respondió Shota, dejando la botella y la copa en la que estaba bebiendo, a su lado, lejos de su alcance.
- No sé de qué estás hablando – Suspiró Tadayoshi.
- Tacchon… ¿Cuánto tiempo vas a estar así?
- ¿Cuánto tiempo? – Preguntó, sonriendo el morocho. Apoyó ambos brazos sobre la mesa y luego su cabeza sobre la misma. Una música calma sonaba a su alrededor, pero sus pensamientos le impedían prestar atención a la misma -. ¿Cuánto tiempo más, Yasu? ¿Cuánto tiempo más tendré que soportar todo esto? – Masculló.
El aludido estaba por acariciar sus cabellos, pero en ese momento, se dio cuenta que lo necesitaba Tadayoshi era desahogarse con alguien. Dejó que llorara el tiempo necesario, hasta que se dio cuenta que había caído profundamente dormido. Agarró su teléfono celular para hacer una llamada.
- “¡Qué extraño recibir una llamada tuya!”, bromeó Ryo, al otro lado, haciéndolo reír.
- ¿Dónde estás?
- “Camino a casa. ¿Y tú?
- ¿Puedes desviarte un poco del camino? Hay algo de lo que quiero hablarte.
- “Lo siento, Yasu. Estoy realmente cansado hoy. ¿No puede ser mañana?
- Mhh… Está bien. No te preocupes. Te entiendo.
- “Lo siento. En serio, hablamos mañana.
- Está bien. Hasta mañana.
- “Que pases buenas noches.
- Igualmente para ti.
Shota cortó la llamada, suspirando, sin haber despegado la vista del muchacho que dormía frente suyo.

Pasado por alto, omitido, blanco de malos tratos.
A todo eso y aún más tuvo que someterse Toma luego de haber golpeado, con justa razón, a Ryo. No podía contra su orgullo, pero aún en la situación que estaban, Yuya seguía doblegándoselo.
El rubio lo había visto cerca de su tráiler, así que supuso que iría a hablar con él, por lo cual, al oír dos leves golpes sobre la puerta del mismo, sigilosamente se acostó en la pequeña cama y se puso los auriculares, sin encender su reproductor musical. Volvió a oír un par de golpes, sumados estos al llamado de su nombre.
- Tegoshi-kun – Lo llamó la voz de Toma -. Tegoshi-kun, sé que estás ahí, ¿podemos hablar? - Lo siguiente que oyó  fue la puerta del tráiler abriéndose. Yuya sentía que lo conocía desde hacía años, cuando en realidad, lo conocía desde hacía pocos meses, más aquellos que pasaron juntos en la filmación del drama. Respiró acompasadamente, acercándosele Toma con sigilo, retrocediendo al verlo dormido. Al oír que se había marchado, se sentó en la cama y se quitó los auriculares, pero al darse vuelta, se dio cuenta que había sido burlado, puesto que Toma, lejos de irse, tan sólo abrió y cerró la puerta, pero no se movió de allí -. ¿Cómo…?
- Me acerqué a ti y no oí música – Respondió el morocho, cruzado de brazos.
- No tengo nada que hablar contigo, así que puedes irte – Dijo el rubio, levantándose de la cama, sin siquiera mirarlo.
Toma suspiró, y tomó aire.
- Perdón – Dijo, finalmente, por lo que su compañero lo miró, con el ceño fruncido -. Por golpear a Ryo, perdóname. 
Esas palabras le dolían. Más que nada porque la realidad era que no estaba para nada arrepentido pero, si quería seguir teniendo al menos la estima del rubio, tenía que rebajarse a pedirle disculpas.
Yuya se lo quedó mirando. Notó la sinceridad en sus palabras, pero lejos de dar el brazo a torcer con facilidad, miró el techo, con una pose pensativa.
- Mhh – Miró de reojo a Toma, le estaba sonriendo -. Creo que podría llegar a perdonarte – Bromeó.
- Oh, Tegoshi-san, ¿qué debe hacer este mortal para tener su perdón?
El aludido estalló en risas.
- Por ahora… Invítame a almorzar – Le pidió, guiñándole el ojo.
- Las veces que Usted quiera – Dijo Toma, dándole el paso con un gesto.

Hacía mucho que había dejado el tabaco. Más que por él mismo, lo había hecho porque no tenía la necesidad de seguir fumando. A cada bocanada de humo que salía de entre sus labios, sentía que se le estaba yendo el alma. En parte, eso era lo que estaba deseando en realidad.
- ¿Quieres?
Una voz un tanto familiar para él lo volvió a Tierra. Al girar su cabeza hacia la izquierda, vio un onigiri en dirección suya, mientras el sujeto que se la estaba entregando, mordía una igual.
- Gracias – Dijo Tadayoshi, agarrando la bola de arroz -. ¿Estás en descanso? – Le preguntó a Takahisa, quien se sentó a su lado, apagando el muchacho de Osaka, el cigarrillo que había terminado de consumir.
- Sí, un rato – Respondió el pelirrojo, digiriendo rápidamente el prominente pedazo de onigiri que había mordido -. Come. Es delicioso – Dijo, en referencia a la bola de arroz que seguía sin abrir entre las manos del mayor.
- Itadakimasu – Dijo el aludido, antes de darle una mordida a la pequeña bola -. ¡Mhh! ¡Está bueno!
- Te lo dije – Dijo Takahisa, entre risas.
Lo poco que duró aquel almuerzo, lo hicieron en silencio, siendo Tadayoshi quien interrumpió el mismo.
- Gracias – Su oyente lo miró -. Sé que haces esto por…
- Ah… No, no, no. No tienes nada qué agradecerme. Después de todo… Nosotros fuimos los que te metimos en esto a la fuerza. Realmente lo siento.
- No. Ni Ikuta-kun ni tú… tienen la culpa – Takahisa se lo quedó mirando mientras se incorporaba -. Gracias por la comida - El pelirrojo no quiso preguntar nada pero, internamente, pensaba quién creía Tadayoshi que tenía la culpa de lo que estaba sucediendo -. Ah – Se dio media vuelta y volvió hacia Takahisa -. Nos vemos el 11.
- ¿El… 11…?
- ¿No te lo dijeron? Kanjani∞ y NEWS van a estar en un mismo programa.
Ante la expresión de sorpresa del pelirrojo, Tadayoshi no pudo evitar sonreír.

- ¿No crees que has bebido demasiado? – Inquirió Shota, cruzado de brazos.
- ¿No crees que estás preguntando cosas sin sentido? – Preguntó Tadayoshi, bebiendo sake.
- Tacchon…
- Yasu – El muchacho lo miró -… No tengo otra forma.
- ¡Claro que la tienes! Es sólo que no eres capaz de—
- ¿Qué quieres que haga? ¿Cuál es tu brillante idea para que pueda olvidar un poco todo esto?
- Ah… Eh…
Tadayoshi sonrió ante su incertidumbre.
- Gracias, Yasu.
- ¿Por qué? – Preguntó el aludido, sin comprender sus palabras.
- Por estar aquí sentado – Respondió el muchacho, mirando hacia otro lado -. Ahh… No quiero que llegue el once…
- Oye… Que es mi cumpleaños – Rió Shota.
- Lo sé, pero…
- Y espero que vengas a emborracharte con nosotros y el resto de los chicos – Le pidió, guiñándole el ojo.
- Por supuesto que sí. Ese día tendré mil y un razones para hacerlo.

La cabeza un poco más y le explotaba. Le faltaba oír un grito más para que eso sucediera. Estaba con el rostro aplastado sobre su bolso y una gorra sobre su cabeza, tapándose los oídos con las manos. Agradeció, dentro de lo mal que estaba, no tener ganas de vomitar.
- ¡¡Buenos días!! - Y al fin sucedió, pero el aludido, lejos de morir, optó por lanzar un quejido de dolor, cubriendo lo más que pudo sus oídos con las manos -. ¿Eh? ¿Qué le sucede? – Preguntó Yu a quienes estaban allí presentes. Con una seña, Subaru le pidió que guardara silencio o, al menos, que bajara la voz.
- Digamos que Tacchon tuvo una noche pasada de copas – Dijo Shota, sentado frente a él, hojeando una revista.
- Bueno, aquí les traigo algo para levantarles el ánimo – Dijo el recién llegado, en voz muy baja, generando la sonrisa de todos. Sacó una pequeña caja de la bolsa que llevaba consigo. Al abrirla, sobre la mesa, dejó a la vista siete sakuramochi hecho al estilo de la zona de Kansai -. Abrieron una pastelería cerca de casa hace poco y decidí traer estos para probar – Agregó, todavía hablando en voz baja. La puerta de la sala de reuniones se abrió, dando paso a Ryo, quien era el único que faltaba.
- Buenos días…
- Ah, Dokkun… Shhh… No hables fuerte que Okura-kun se siente mal – Pidió Yu, por lo que el muchacho cerró la puerta con suavidad y dejó sus cosas en la mesa vacía detrás de ellos.
- ¿Te sientes bien? – Le preguntó a Tadayoshi, pero este sólo atinó a dedicarle una mirada fugaz, asintiendo luego con la cabeza. Extendió apenas el brazo para agarrar un sakuramochi y darle un mordisco.    
- ¡Ahhhh! ¡Okuraaaaa! – Exclamó el mayor, ocasionando que el resto de los miembros de la banda lo hicieran callar.
- ¿Qué quieres? – Preguntó el aludido, frunciendo el ceño, pero al mismo tiempo, divertido con aquella situación.
- Quería brindar con los sakuramochi
- ¿Brindar con los sakuramochi? – Preguntó Shingo, agarrando uno.
- No es mala idea – Dijo Ryuhei, imitándolo.
- Muy bien… Kanpai! – Exclamó Subaru, con su sakuramochi en alto.
El resto de sus compañeros imitaron su grito y chocaron en cierto modo sus sakuramochi, acto seguido, se prepararon para su presentación.
- Ay, Ryo-chan. ¿Vas a venir esta noche? – Le preguntó Ryuhei, arreglándose el cabello.
- ¿Adónde?
- ¿Cómo que adónde? Vamos a ir a tomar algo por el cumpleaños de Yasu.
- Ah, cierto – Ryo se dio media vuelta y miró al cumpleañero -. Ehm…
- Si ya tienes planes, no te preocupes – Se apresuró en decir el rubio.
- ¿Está bien si te confirmo más tarde?
- Seguro, no hay problema.
- No les molesta si me adelanto, ¿cierto? – Preguntó Tadayoshi, levantándose de su asiento, bajo la mirada de Ryo.
- Ah… No… Claro que no – Dijo Shingo.
El menor de los siete allí presentes salió de la sala. Shota se quedó mirando a Ryo mientras que, el resto de sus compañeros, lo miraban de reojo. Sin deseos de ser regañado o algo parecido, salió del lugar, siguiendo los pasos de Tadayoshi, a quien halló a pocos pasos de allí, de pie frente a Yuya.
- Ah – Dijo el rubio, con una sonrisa, al morocho.
- ¿Qué… haces aquí? – Preguntó el morocho, tragando en seco, mientras el menor se acercaba a él.
- Te olvidaste esto en el auto – Respondió Yuya, extendiéndole su celular, mientras Tadayoshi se alejaba de ambos.
- Ah… Nos vemos… allá – Dijo Ryo, siguiendo a Tadayoshi con la mirada.
- ¿Problemas? – Inquirió el menor.
- Algo así – Respondió el aludido, alejándose rápidamente de él para seguir a su compañero.
Ryo llegó hasta el estudio de grabación, donde encontró a Tadayoshi hablando con un productor del programa. A un costado, sin percatarse el muchacho de su presencia, estaban Keiichiro, Shigeaki y Takahisa.
- Y el escenario secundario estará aquí – Le comentaba el productor al muchacho, quien asentía con su cabeza a sus palabras.
- Okura, ¿podemos hablar? – Preguntó Ryo.
- Estoy ocupado – Respondió el aludido.
- Por favor – Rogó el morocho.
- Si quieren, los dejo – Dijo el productor.
- No, está bien. De seguro es un asunto sin importancia – Bromeó Tadayoshi.
- Oye, Massu… Las cosas con Okura-kun… No van bien, ¿cierto? – Preguntó Keiichiro en voz baja.
- Eso se nota a la legua – Agregó Shigeaki -. Yo no estaría para nada feliz si veo a mi pareja besándose con otra persona… aunque esa otra persona esté enferma…
- Ta…
Estaba por agarrarlo del brazo, pero la llegada de Yuya al estudio lo paralizó. Sin poder decir o hacer algo más, dejó que, en compañía del productor, se alejara de él. 

- Banzai! – Exclamó Tadayoshi, chocando su bebida contra la de Shota que, como siempre, estaba sentado frente suyo.
- Es como la décima vez que brindamos – Sonrió el rubio -. Esta vez, ¿por qué es?
- Eh… Eh… Por tu cumpleaños – Dijo Tadayoshi rápidamente, bebiéndose de un sorbo la bebida -. Tenemos buenos amigos, ¿no? Todos vinieron a festejar contigo tu cumpleaños, Son unos buenos amigos.
- Ryo no vino.
- Ryo jamás va a venir – Dijo el muchacho, seriamente, estallando en risas a los pocos segundos -. ¿No entiendes que ahora tiene una nueva pareja?
- Eso no es así.
- Claro que lo es. ¿Sabes hace cuánto que no me llama? ¿Qué no viene a casa? ¿Qué no va a su propia casa?
- ¿Te mudaste a lo de Ryo?
Tadayoshi se dio cuenta que habló demás, lo miró inflando las mejillas y desvió la vista, tomando otro sorbo de bebida.
- No tenía otra opción. Esa era la única forma que tenía de… sentirlo – Pronunció la última palabra con una melancolía absoluta. Se quedó unos instantes mirando la nada, hasta que dos lágrimas salieron raudamente de sus ojos -. Se ve tan feliz con Tegoshi, Yasu. Lo envidio. Porque puede tenerlo. Porque puede besarlo y hasta hacerle el amor – Se agarró la cabeza con ambas manos, cerrando los ojos -. No lo soporto más. No sé cuánto tiempo más pueda hacerlo. Pero… ¿Sabes algo…? Lo amo. A pesar de todo, lo sigo amando. Y ni mil botellas de alcohol me harán borrar estos sentimientos. ¿Podré seguir viviendo así, Yasu? ¿Lejos de él?
- Todo… se solucionará – Respondió el muchacho en voz baja, mientras con una de sus manos, enviaba un mensaje de texto.
Esas eran las únicas palabras que podía darle, puesto que nunca había estado en su lugar y, esperaba nunca estarlo.
Media hora más tarde, Tadayohi seguía dormido prácticamente sobre la mesa del restorán,  Shota estaba ahora sentado a su lado, y la persona a quien le había enviado un mensaje de texto hacía su entrada. Shota lo miró y le sonrió.
- ¿Puedes llevarlo a casa?
- ¿Qué le pasó? – Preguntó Ryo, sentándose al lado de Tadayoshi que, lejos de percatarse de su presencia, seguía inmerso en un profundo sueño.
- Se emborrachó y cayó dormido, como hace siempre.
- ¿Siempre? – Ryo lo miró.
- Siempre… Desde que te fuiste a vivir con Tegoshi-kun – Prosiguió el rubio, ocasionando que el morocho suspirara sonoramente -. ¿Puedo encargártelo, Ryo?
- Por supuesto que sí – Respondió el aludido, rodeando la cintura de Tadayoshi con la mano derecha, mientras pasaba su brazo izquierdo alrededor de su propio cuello.
- Ah. Llévalo a tu casa – El muchacho lo miró -. Tacchon está viviendo en tu departamento.
- Así que al final lo hizo, ¿eh? – Preguntó Ryo en voz baja, antes de llevar al menor hasta su camioneta y poder llevarlo de ese modo hasta su casa. Desde que lo bajó y hasta que entraron al departamento, el menor no dejó de quejarse y de pedirle que lo soltara pero Ryo, lejos de hacerlo, siguió su camino al departamento. Lo sentó en uno de los sillones a ambos lados de la mesa ratona y suspiró, incorporándose y haciéndose sonar la columna vertebral -. Ya está, ahora sí voy a dejarte.
- Vete y por favor – Dijo Tadayoshi, levantándose y, como pudo, acercándose al mini-bar a unos cuantos pasos de allí -… cierra la puerta cuando te vayas - Estaba por servirse algo para beber, pero descubrió la botella vacía -. Uhm… Mañana tendré que ir por algo de bebida.
- ¿Podrías dejar de tomar?
- Es lo único que me ayuda.
- ¿En serio? ¿Te ayuda?
- ¡Lo siento! ¡Pero no tengo nadie con quien hablar en este lugar!
- ¿Y Yasu?
- Creo que ya he atrofiado bastante a Yasu con mis problemas amorosos – Ayudado del apoyabrazos del sillón, se dio media vuelta para mirarlo -. Debería tenerte a ti de amigo. Le lloverías las anécdotas de tus citas románticas todos los días – Camino al sillón, se golpeó con la punta de la mesa ratona, por lo que Ryo lo ayudó a incorporarse, pero Tadayoshi se zafó del agarre rápidamente -. Suéltame…
- Te estoy ayudando, casi te caes.
- Nadie pidió tu ayuda – Se sentó en el sillón -. No sé por qué a Yasu se le ocurrió llamarte justamente a ti.
- ¿Por qué no iba a hacerlo?
- ¿Por qué iba a hacerlo? – Le preguntó, mirándolo.
- Porque soy tu pareja.
Tadayoshi se rió a carcajadas.
- ¡Me gusta que no hayas perdido el sentido del humor, Ryo-chan! – Le dijo, golpeando su brazo apenas con su puño -. En serio que me gusta.
- Hablo en serio.
- No me jodas.
- No lo hago.
- Tú te fuiste… y ahora dices que seguimos teniendo algo… Eso no es más que una cruel broma.
- Tú me obligaste a hacerlo.
- ¡¿Ah, sí?! – Exclamó, mirándolo -. ¡¿Ahora el culpable soy yo?!
Ryo se sentó a su lado y mirando hacia el frente, con Tadayoshi mirándolo fijamente, se sinceró.
- Es cierto que me fui a vivir con Tegoshi. Que acepte las condiciones que me impusieron Massu y Toma. Pero, Tadayoshi…, realmente… jamás pensé que iría a durar tanto. Esperaba que todo terminara al día siguiente, pero… ese día siguiente no parece haber llegado. No quería forzarte a que me apoyaras, a que me contuvieras, más bien, quería que lo hicieras por ti mismo. Pero no lo hiciste, en vez de estar a mi lado, me abandonaste. Y no tuve otra alternativa más que seguir jugando al papel de novio de Tegoshi solo, y terminar acercándome más a él.
- Te acostaste con él, ¿cierto?
- Sí – Respondió, luego de una larga pausa.
- Y tienes el descaro de decírmelo – Dijo, casi en un susurro, mientras se acurrucaba y le daba la espalda.
- ¿Qué más quisiera que hiciera? Tú no estabas a mi lado cuando más te necesitaba.
- ¿Acaso el amor no significa nada para ti? ¡Oye! – Con movimientos torpes, puso sus rodillas sobre el sillón y agarró a Ryo del cuello de la camisa, obligándolo a mirarlo a los ojos -. ¡Oye! ¿Acaso lo que yo siento por ti no significa nada para ti? ¿Por qué no lo dices, Ryo? ¿Por qué no dices de una puta vez que lo nuestro se terminó? Que no quieres nada más conmigo, que me dejas… Que vas a irte con él… y me vas a dejar aquí… solo – A medida que terminaba de hablar tanto su tono de voz como su agarre, fueron aflojándose hasta terminar con ambos brazos alrededor de su propio cuerpo -. ¿Por qué no admites que te enamoraste de él? - Ryo lo miró con los ojos abiertos. Nunca se había puesto a pensar en eso. En qué sentía cuándo estaba con Yuya y que sentía en esos momentos que estaba junto con Tadayoshi, aún en esa desastrosa situación -. ¿Qué sentiste? Cuando le hiciste el amor, Ryo-chan…, ¿qué sentiste?
- Yo… No lo sé… No lo he pensado…
- Cuando hicimos el amor la primera vez, dijiste que nunca habías sentido algo así estando con alguien, que me amabas y demás cosas que nunca te oí decirle a alguien. A Tegoshi, ¿qué le dijiste?
- No lo sé.
- No es que no lo sepas… Es que fue tan profundo que no tuviste forma de expresarlo. ¿Sabes por qué lo sé? Porque eso sentí contigo. Porque nunca pude expresar con palabras lo que sentía cada vez que me hacías el amor. Porque no existen palabras en este mundo que me permitan expresar lo que siento. Por eso lo sé – Su propia sinceridad lo estaba matando, podía verlo en su mirada y podía notarlo en su voz. Sin darse cuenta, Tadayoshi había empezado a llorar pero, al mismo tiempo, en ningún momento había perdido la compostura -. Vete, por favor. Y no vuelvas nunca más porque… no voy a esperarte para siempre.
Se levantó y subió al cuarto. Ryo estuvo no más de dos minutos en la misma posición, intentando armar un enorme rompecabezas al cual todavía le faltaban muchas piezas. Cuando volvió en sí, se levantó y se fue, llegando al departamento de Yuya en silencio.
Al entrar, lo encontró cocinando. Al reparar en la hora se dio cuenta que era un poco tarde para que estuviera preparando la cena, pero sin preguntarle nada, llegó al living y se sentó en el sillón.
- Bienvenido – Dijo Yuya, entrando al lugar con un par de platos -. Llamé a la agencia y me dijeron que ya habías salido así que… pensé que podíamos cenar juntos.
- ¿Llegaste hace poco?
- Sí. Como queda menos de un mes para terminar de filmar, nos estamos quedando más de la cuenta. ¿Sucede algo? – Sintió su mirada escudriñándolo, pero su oyente sólo se limitó a buscar su mano para entrelazarla a la suya -. ¿Ryo-chan? – Volvió a preguntar, acariciando sus cabellos.
Qué sentía por Yuya y qué por Tadayoshi. Por más que quisiera, no podía pensar en ello. Había estado con Tadayoshi por años, y cuando Yuya tuvo el valor de confesarle sus sentimientos, lo había rechazado sin pensarlo. ¿Qué hubiera sucedido si en ese entonces hubiera correspondido a sus sentimientos y hubiera dejado a Tadayoshi?, pensó.
Dejó que su corazón hablara, abriendo su boca para dejar que las palabras simplemente se escaparan.
- Te amo – Dijo y levantó su vista para mirarlo a los ojos -. Te amo, Yuya.
El aludido sonrió, enternecido por su sinceridad y se agachó para besar con ternura sus labios.
- Yo también, mi amor. Yo también te amo. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario