13 de noviembre de 2015

[Ring] Capítulo 06: Incertidumbre

Ciaossu~!!
*ve que su desafío en stand by hace como una semana*
*suspira*
Tendría que seguirlo..., ¿no? ^.^
¡EN FIN!
Hoy estamos acá por Ring xD Si después de este capítulo no terminan amando a Meisa... no sé qué más esperan xD es inexplicable LA FORMA en que gasta al pobre de Ryo-chan junto con Jin xD
Este capítulo y el siguiente son un poco medio definitivos y son los que les van a ayudar un poco a adivinar cómo va a terminar la historia (o al menos, eso espero :P)
Escribí mucho xD los dejo con el siguiente capítulo~ que lo disfruten ^^
Enjoy~ ♥


Título: Ring 「指輪」
Fandom: Johnnys.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo].
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, romance.  
Rating: NC-17.  
Estado: Finalizado.  
Capítulo: 06/ 08  
Cantidad de palabras: 3749.
Sinopsis: Tadayoshi decide separarse de Masami, pero ciertas posibles circunstancias van a impedir que siquiera lo diga en voz alta. Por su parte, Ryo, volviendo a formar parte de Nagasawa Corp., más que acercarse a Tadayoshi, parece alejarse cada vez más.
 


----------------------------------------------------------

Capítulo 06: Incertidumbre.



Ryo siguió a Jin y Meisa a su oficina. Apenas entraron, Jin se rió a carcajadas.
— ¡Lo siento! Pero no pude contenerme cuando vi que sólo Masami levantó la mano. ¡Se veía tan segura de sí misma! — Dijo, sentándose en uno de los dos sillones frente al escritorio.
— Le salió el tiro por la culata. Técnicamente, tengo razón en lo que dije. Ryo ya conoce parte del manejo de la empresa, contratar a alguien nuevo, significaría tener que explicarle todo el asunto desde cero.
— Pero no fue sólo por eso que lo hiciste…, ¿no? — Preguntó Jin, apoyando su mejilla sobre una de sus manos.
— Mhh… Siéntate, Nishikido-kun — Le pidió Meisa, sonriendo, intentando escapar de la pregunta hecha por su esposo.
— ¡Respóndeme! — Dijo Jin, entre risas, mientras Ryo se sentaba a su lado.
— Te presento a mi esposo: Akanishi Jin.
— Encantado de conocerlo…
— El placer es todo mío, Nishikido-kun. Meisa te ha hecho muy famoso en casa. Dime, ¿cómo hiciste para conquistar a Okura?
Su pregunta lo hizo sonrojar de pies a cabeza. Esto fue visto por Tadayoshi, quien entró a la oficina luego de haber golpeado la puerta. Se sorprendió al verlo así y le sonrió, ocasionando que sus mejillas se volvieran dos faroles rojos.
— ¿Qué necesitas? — Le preguntó Meisa al recién llegado, sin poder contener las ganas de reír.
— Masami va a tomarse el día…
— No es para menos después de lo ridícula que quedó frente a la junta — Dijo Jin.
Tadayoshi simplemente sonrió ante su comentario.
— ¿Cómo estás? — Le preguntó Tadayoshi a Ryo.
— Bien. Gracias… por haber aceptado que me quedara…
— Como primera medida, no debiste haber perdido tu puesto. Pero esto está bien. Además, la paga es más alta — Reconoció —. Te conviene. Además, creo en tus capacidades, Ryo-chan. Sé que serás capaz de hacerlo.
— Muchachos, este no es el lugar para eso — Dijo Jin.
— Ya tuviste que romper el clima — Le recriminó su esposa.
— No fue con esa intención — Reconoció Tadayoshi, sonriendo —. Cualquier cosa que necesites, sabes dónde encontrarme — Terminó por decirle a Ryo.
— ¿A qué hora se va Masa? — Le preguntó Meisa, mientras Tadayoshi ya llegaba a la puerta.
— Creo que ya se fue… Estaba realmente molesta…
— Espero que esto no termine siendo un arma de doble filo — Dijo Ryo.

Tadayoshi vio a Ryo saliendo de la oficina de Meisa. Estaba chequeando uno de sus proyectos junto a un empleado, en su computadora.
— Discúlpame un momento — Le dijo al muchacho sentado frente a la pantalla del monitor. Segundos antes que el ascensor cerrara sus puertas, Tadayoshi llegó puertas adentro, sorprendiendo a su ocupante, pero éste no dijo nada hasta que las puertas se cerraron.
— ¿A qué piso va? — Le preguntó, sabiendo de antemano su respuesta, recibiendo una sonrisa de su parte —. Cómo te gusta meterte en la boca del lobo…
— Eso debería decirte yo…
— No podía quedarme de brazos cruzados después de saber lo que le hizo a Eita — Bufó el más bajo.
— ¡Ah! Antes que me olvide, ¿puedes pasarme el teléfono de Eita-kun?
— ¿Para qué?
— Me gustaría pedirle disculpas en nombre de Masami.
— Si tú lo dices — Dijo Ryo, no del todo convencido, agarrando su teléfono celular para darle el número de su antiguo jefe.

Eita esperaba a Tadayoshi en una cafetería, marcando con sus dedos sobre la mesa, la melodía que sonaba en la radio.
— Lamento haberte hecho esperar — Dijo Tadayoshi, sentándose frente a él.
— No se preocupe, recién llego.
— Un café, por favor — Le pidió a un mozo, llamándole la atención con una seña de mano.
— ¿Para qué quería verme?
— Toma — Le dijo, entregándole un papel doblado en dos. Al abrirlo Eita, se dio cuenta que era un cheque.
— ¿Y esto por qué es?
— Es para que vuelvas a abrir el bar, y vuelvas a contratar a Ryo — Eita lo miró, sorprendido —. También, quisiera disculparme en nombre de Masami.
— ¿Masami…?
— Sí. Mi esposa. Nagasawa Masami. ¿No fue ella la que te chantajeó?
— Ah. Sí… Sí, claro. No puedo aceptar esto — Le dijo, en referencia al cheque.
— Por favor, acéptalo. Si no es por mí, al menos hazlo por Ryo-chan — Le pidió Tadayoshi, hincándose de hombros, en el momento en que el mozo llegaba con su pedido —. Gracias.
Eita suspiró y muy a su pesar, guardó el cheque en el bolsillo de su camisa.
— Al menos déjeme pagar a mí su café.
— Está bien — Accedió Tadayoshi, con una sonrisa —. Qué curioso es el mundo, ¿no lo crees? — Su oyente simplemente lo miró —. Si alguna vez hubiera acompañando a Masami a tu bar, probablemente me habría encontrado antes con Ryo-chan.

Estaba sentado tranquilamente sobre uno de los laterales de la cama. Con el pie seguía una melodía que había oído hace un par de horas, pero que había quedado pegada en su mente. Detuvo el movimiento de su pie cuando oyó el sonido de las llaves girando sobre la cerradura.
— Es raro que seas tú el que llama — Dijo la mujer, una vez entró.
— Me mentiste — Le dijo Eita, esperando a que ella estuviera lo suficientemente cerca como para levantar la vista y mirarla.
— ¿En qué? — Preguntó Masami, acariciando su frente y despejándola de sus cabellos para darle un sonoro beso luego.
— No me dijiste que tu esposo era Okura Tadayoshi…
— ¿Tenía que hacerlo? — Se sonrió la mujer.
— Me dijiste que eras amiga de su esposa. Eso es mentir.
— ¿Acaso eso afecta en algo nuestra relación? — Su oyente bufó —. Escúchame… ¿Hace cuánto empezamos a salir?
— Hace… más o menos un año…
— Hace exactamente once meses y tres semanas. ¿Hace cuánto está saliendo Tadayoshi con Nishikido-kun?
— ¿Hace dos meses, más o menos?
— Exacto. Eita, esto sólo fue casualidad — El aludido la miró de refilón —. ¿En serio no me crees? — Se sonrió la mujer.
— No entiendo por qué lo hiciste… Es como si tú sí tuvieras derecho a engañar a Okura-san, pero, en cambio, él, no.
— Te equivocas. Hay una gran diferencia entre Tadayoshi y yo en cuanto a nuestras infidelidades.
— ¿Cuál es?
— Yo no dejó rastros.
Eita suspiró y la abrazó.
— ¿Sabes que es lo peor? Que todavía sigo haciéndote caso…

— Entonces, Akanishi-san va a comprar acciones de su esposa para hacerse cargo de ellas — Dijo Ryo.
— Así es. Como si el hecho de estar a cargo de una de las empresas de arquitectura más famosas en Japón no fuera suficiente — Dijo Meisa, generando la sonrisa en su esposo —, ahora quiere sacarle el reinado a Masa.
— No es así — Declaró el aludido —. Es sólo que mi equipo de trabajo es tan bueno, que puedo firmar con los ojos cerrados lo que ellos me traigan. Para ponerlo en palabras sencillas: me aburro.
— No pienses que aquí hay diversión. Por cualquier problemita hay que hacer una reunión, y eso es casi todos los días.
— Bueno, eso es mejor para nuestro nuevo amigo, ¿no? — Le preguntó apoyando la cabeza sobre el respaldo de la silla y mirando a Ryo que, en el momento en que se dio cuenta a qué se refería, miró hacia otro lado, con las mejillas levemente coloradas —. ¡Ah! ¡Se sonrojó! ¡Míralo, Meisa! ¡Se sonrojó!
— Disculpen — Dijo Masami, entrando a la oficina y dirigiéndose directamente a sus amigos, sin reparar en la presencia de Ryo —. ¿Puedes encargarte de éstos? Voy a volver temprano a casa.
— ¿Te sientes bien? — Le preguntó Meisa —. Últimamente estás regresando antes de lo usual a tu casa.
— Tengo trabajo que hacer allá también — Reconoció la aludida.
— Está bien — Dijo Meisa, poniendo atención a las carpetas que su amiga le había llevado.
— Nos vemos mañana.
— Hasta mañana.
— Jin — Mencionó su nombre Masami, dedicándole una leve reverencia, siendo ésta imitada por el hombre.
— Pensé que eran amigos — Le dijo Ryo.
— En realidad, Masami es amiga de Meisa. Yo soy amigo de Tadayoshi.
— Ya veo…
— Nishikido-kun, si quieres en media hora puedes irte — Le dijo Meisa.
— ¿En media hora?
— Por si Masa regresa.
Ryo sonrió.

Media hora más tarde, estaba abordando el ascensor que, de nuevo, pero sin proponérselo, fue ocupado también por Tadayoshi.
— ¿Te vas temprano?
— Meisa-san me autorizó a hacerlo. Nagasawa-san también se fue.
— Lo sé. Me está esperando en casa.
— ¿Por qué?
— Es nuestro aniversario.
— No luces muy contento.
— ¿Debería? — Le preguntó, sonriendo —. Desde el momento en que Masami atentó contra tu vida, ha dejado de ser santa de mi devoción. Aunque, aquí entre nos… nunca lo ha sido — Reconoció, mirando cómo los números descendían en el tablero sobre las puertas.
— Si nunca congeniaste con ella… ¿Por qué te casaste?
— ¿Me estás reclamando? — Le preguntó, mirándolo con una sonrisa y el ceño fruncido.
— Por supuesto que no. Es sólo una pregunta.
— Es algo complicado de explicar, pero… Ya te lo contaré. ¿Quieres que te lleve a casa?
— ¿No se te va a hacer tarde?
— ¿Me ves entusiasmado por regresar a mi casa?
— Al menos haz un esfuerzo.
— Lo intentaré.
Ryo abordó el automóvil de Tadayoshi, pero no fue a su casa donde lo dejó, sino, en la puerta del bar de Eita.
— ¿Y esto?
— Tus amigos te están esperando.
— Para eso me habías pedido su teléfono, ¿no?
— Me atrapaste — Se sonrió el más alto —. ¡Ah! Otra cosa. Abre la guantera.
No muy decidido, el morocho accedió a su pedido y abrió la guantera, encontrándose con una guía de viajes y una revista de arquitectura.
— Bali.
— Ahjá.
— ¿Qué significa esto?
— Voy a separarme de Masami.
— ¿Hoy? — Le preguntó, con una sonrisa.
— Mañana.
Ryo sonrió y hojeó lo que estaba entre sus manos.
— Estás loco.
— Puede ser — Dijo Tadayoshi, ocasionando que su oyente lo mirara —. Quizás, esté loco de amor por ti.
— Ve a descansar — Dijo Ryo, guardando ambas cosas en su lugar —. Lo necesitas.
Estaba por abrir la puerta e irse, pero Tadayoshi lo atrajo hacia él y le dio un suave beso en los labios.
— Tú también lo necesitas. Hasta mañana — Le dijo, soltándolo.
— Hasta mañana — Dijo Ryo, lentamente.
Se quedó mirando el vehículo alejándose y, aún cuando ya no estaba al alcance de su vista, siguió con su vista en la nada, acariciando su mano derecha con las yemas de sus dedos. Le había parecido haber sentido un cosquilleo cuando Tadayoshi lo había agarrado de esa parte de su cuerpo, antes de que sus labios se posaran sobre los suyos, pero era imposible, ya que no podía recuperar la movilidad de su mano a menos que sea con una operación. Sacudió su cabeza para deshacerse de esos pensamientos y subió al bar.

Suspiró al ver la poca iluminación que había dentro de la casa. Sabía de antemano que Masami había mandado a preparar una cena exquisita para ambos. Bastante hipócrita de su parte, pero exquisita al fin.
Al entrar, se dio cuenta que no estaba para nada errado. Llegó al comedor donde lo esperaba una cena a la luz de las velas, cada uno al extremo de una larga mesa.
— Bienvenido — Lo saludó Masami, ya sentada en su lugar.
— Gracias — Dijo Tadayoshi, lanzándose literalmente sobre la silla y desprendiéndose el saco. Uno de los mayordomos se le acercó y colocó un poco de vino espumante en una copa larga, la cual él luego agarró.
— Feliz aniversario — Le dijo Masami.
— Igualmente — Musitó él, admirando las burbujas que, dentro de la copa, se agolpaban entre el líquido y el aire, como queriendo escapar de su encierro, pero sin poder lograrlo. Esas burbujas le hicieron recordar a él. Masami y su matrimonio eran el líquido y la copa que lo ahogaban. En cambio, Ryo significaba el aire y la libertad que él tanto deseaba. Suspiró y bebió el contenido de la copa.

No sabía cuántas veces había sonado esa maldita alarma. Intentó apagarla, pero por más que lo tanteó sobre la mesa de luz, no pudo encontrar el aparato que emitía ese sonido. Chistando, se giró sobre su propio cuerpo, hallándolo debajo suyo, a la altura de su pecho. Apagó la alarma y dejó el celular sobre la mesa de luz. Se dio cuenta que estaba acostado del lado donde solía dormir su esposa. Ese siempre había sido su lado de la cama, y debió modificarlo cuando se casó con ella. Se preguntó qué otras cosas había cambiado por el bien de su matrimonio. Suspiró. Al intentar estirar las piernas, se dio cuenta que éstas estaban enredadas con las sábanas y que, por algún motivo, estaba completamente desnudo. Lo siguiente que oyó fue la puerta del baño abriéndose y vio a Masami saliendo del mismo. Se la quedó mirando hasta que se sentó a los pies de la cama, pero ella parecía no haberse dado cuenta que se había despertado.
— Masami — La llamó.
— ¡Ah! Ya te despertaste — Le dijo, con una sonrisa —. Buenos días — Agregó, acostándose a su lado, cruzando ambos brazos sobre su pecho.
— ¿Qué haces?
— ¿Cómo qué hago? — Preguntó la mujer, sonriendo —. Busco un beso de buen día — Masami frunció sus labios, pero aún con el riesgo de tropezarse con las sábanas y caer al suelo, Tadayoshi volvió a su lado de la cama y se sentó, deshaciéndose de su agarre de un tirón y atándoselo alrededor de la cintura —. Anoche tomaste demás. Espero que no te arrepientas — Dijo la mujer, finalmente, agarrando una muda de ropa para encerrarse en el cuarto de baño.
Sus palabras le habían dado a Tadayoshi la respuesta que no quería encontrar: pese a todo lo que le había dicho a Ryo, pese al amor que le tenía, unas simples copas de alcohol habían terminado en una noche de sexo con su esposa. Recorrió su rostro con la palma y suspiró.
— Qué idiota…

— ¿Sabías que Tadayoshi va a irse a Bali? — Le preguntó Jin a su esposa, mientras ambos revisaban unas carpetas junto con Ryo, quien se ahogó con el café que estaba tomando, ocasionando que la pareja lo miraran con una expresión de sorpresa —. Algo me dice que Nishikido-kun estaba al tanto de esto — Declaró Jin, sonriendo; pero el aludido, negaba con la mano.
— Golpéale la espalda, se está muriendo — Le pidió Meisa.
Jin accedió a su pedido y golpeó levemente la espalda del muchacho.
— Gracias — Musitó Ryo, aclarándose luego la garganta.
— ¿Y bien? — Preguntó Meisa, que no le había sacado la vista de encima —. ¿Qué tienes que ver con Bali?
Dos leves golpes en la puerta interrumpieron su cuestionario. Una muchacha entró con una expresión de pánico.
— Kuroki-san, ¿puede venir un momento, por favor?
— Ay… ¿Cuándo llegará esta mujer? — Dijo, en referencia a Masami —. Jin, vayan a desayunar y sácale algo de información a este chico.
— ¿Vamos? — Le preguntó Jin a Ryo, quien asintió con la cabeza.
Ambos fueron a un restorán a unas cuantas cuadras de la empresa. Aunque Jin parecía desenvolverse con normalidad, para él, el lugar le parecía demasiado lujoso.
— Podríamos haber ido a una cafetería menos…
— No te preocupes. Después lo ponemos como gasto de la empresa.
— ¿Se puede hacer eso…? — Preguntó Ryo, en voz baja.
— Claro que no. Yo pago, no te preocupes — Ambos se sentaron en torno a una mesa en medio del complejo. Al ser de mañana, no había demasiada gente, por lo que estaba por demás calmado —. Te traje aquí porque los waffles son deliciosos. Así que vas a irte con Tadayoshi — Ryo lo miró —. La verdad es que estaba enterado de las cosas muy por arriba, pero, ahora que te conozco… Estoy más tranquilo.
— ¿Tranquilo?
— A decirte verdad… no es lindo enterarse que uno de tus mejores amigos tiene un amante. Menos cuando también conozco a su esposa casi desde la misma época. Pero Meisa me dijo que lo de ustedes no era algo pasajero, que ella sabía que Tadayoshi estaba enamorado de ti, y tú de él. Y parece serte sincero con todo esto de Bali…, estoy convencido que él te ama por sobre todas las cosas.
— ¿Qué es lo que quiere hacer en Bali?
— Aún hay muchas cosas por hacer, y muchos viajes para ver si el terreno es el indicado, pero estamos buscando un lugar para edificar. Mientras tanto, estoy buscando casas en venta, cerca de las costas — Ryo suspiró sonoramente —. Apenas te dijo algo anoche, ¿no? Hazte el sorprendido cuando te lo cuente, por favor — Le pidió, Jin, con una sonrisa —. Pero, Nishikido-kun, en serio… Ese tipo realmente te ama.
— ¿Por separarse de su mujer e irse huyendo con su amante? — Le preguntó, frunciendo el ceño.
— ¿Tadayoshi… no te contó bajó qué términos se casó con Masami? — Repreguntó, mirándolo con una expresión de sorpresa en el rostro.
— Eh… No…
Después de que Jin hizo el pedido, se dispuso a contarle a Ryo el por qué del casamiento de sus amigos.
— A decir verdad, de no haber sido porque estuve a su lado cuando pasó lo que pasó, hasta el día de hoy me estaría preguntando por qué Tadayoshi se casó con Masami — Reconoció, sonriendo —. El padre de Tadayoshi era arquitecto, pero nunca pudo más proyectos que una casa de verano. Cuando Tadayoshi conoció a Masami en la universidad, su padre conoció su empresa. Bueno… Cualquiera que esté en el mundo de la construcción sabe de la existencia de Nagasawa Corp., y por supuesto, Okura-san iba a querer meter algo de dinero en la empresa. La familia de Masami lo aceptó, pero meterte en este mundo siendo lo ingenuo que era Okura-san…
— ¿Qué sucedió?
— Lo perdió todo en malos negocios. Bueno… En cierto modo, los negocios no eran malos. Pero las personas sí lo eran. Se abusaron de un pobre hombre que no tenía otra cosa en mente más que el bienestar de su familia y alcanzar un mejor futuro para ellos, económicamente hablando — Cortó una porción de waffle y lo digirió antes de seguir con su relato —. Endeudado hasta la médula, con su único hijo estudiando en la universidad y con la posibilidad de casarse con la futura heredera de la más grande empresa de construcciones en el país y salvar así, por lo menos a su esposa, se quitó la vida — Ryo se ahogó con el café por segunda vez en el día, generando la media sonrisa en Jin, a quien miró con los ojos abiertos como platos —. Sus acciones pasaron a manos de Nagasawa-san, el padre de Masami, pero éstas, cuando ella se graduó, pasó a sus manos. Masami simplemente se aprovechó de la debilidad de Tadayoshi, y él aprovechó ser su nuevo caprichito para conseguirlo.
— Conseguir, ¿qué?
— Las acciones de su padre. Claro que eso es un secreto para los demás accionistas; pero ese es el verdadero motivo por el cual Tadayoshi va a todas y cada una de las reuniones que hay en la empresa, y no por ser el esposo de la jefa, como todos creen — Jin se sonrió —. Si el muy maldito quiere, puede levantarse una oficina propia, y créeme que no le iría nada mal. Tú lo ves con esa carita de santo, pero si quiere, puede clavarte un cuchillo cuando le des la espalda con esa misma expresión — Reconoció —. Pero también, es una persona que no puede ser sincera. Después de lo sucedido con su padre y, sobre todo después de haberse casado con Masami, le ha puesto un freno a sus sentimientos. Pero estar contigo lo ha cambiado. Lo veo muy animado. Por eso quiero darte las gracias.
Ryo atinó a sonreír, tantas palabras, tantas verdades, lo habían mareado. Todo significaba que Tadayoshi iría a perder lo más valioso para él hasta el momento: el poco patrimonio que tenía su familia, un pequeño patrimonio por el cual su padre había dado su vida, literalmente; y que él iba a cambiar por algo tan egoísta como su propia felicidad.

La reunión había terminado, así que Tadayoshi intentó sacar a Meisa lo más sigilosamente posible para llevarla casi a la rastra a su oficina.
— ¿Qué sucede? — Le preguntó la mujer, mientras su amigo cerraba la puerta.
— Necesito que me hagas un favor enorme.
Su mirada de súplica hizo que Meisa dudara unos instantes.
— ¿Qué hiciste?
Tadayoshi suspiró a modo de respuesta.
— Creo… Creo — Repitió, poniendo énfasis a la palabra —… que hice el amor con Masami.
— Oh. Y lo malo está en que…
— ¿Cómo puedes estar preguntándome eso? — Dijo, dando un par de zancadas oficina adentro y formando un círculo en su ruta, antes de volver la vista a Meisa, que seguía mirándolo sin comprender del todo cuál era el problema.
— Ah… ¿Nishikido-kun? ¿Estás seguro?
— ¿De que me acosté con ella? ¿Crees que soy tan estúpido como para no darme cuenta cuando hice el amor con alguien?
— No lo sé. No soy hombre. Yo suelo ponerme feliz y cantar todo el día cuando lo hago.
— Ahórrame los detalles, ¿quieres? — Le pidió, sentándose sobre el escritorio.
— Ah… Perdón — Se sonrió la mujer, sentándose en su silla —. ¿Qué quieres que haga?
— Que le preguntes a Masami.
— No entiendo por qué no lo recuerdas… ¿Acaso te drogó?
— ¡No! Es sólo que… tomé demás… Cuando me desperté, me daba vueltas la cabeza y estaba enrollado en las sábanas de la cama.
— ¡Ja, ja, ja! ¡Qué imagen más tierna!
— Meisa… Te lo ruego. Intenta averiguar qué rayos pasó.
— Ya deja de preocuparte — Le dijo, inclinándose hacia adelante para alcanzar su espalda y palmearla levemente —. ¿Qué puede ser lo peor que pudo haber pasado?
— Volvimos — Dijo Jin, entrando a la oficina con Ryo.
En el momento en que  Ryo y Tadayoshi se miraron, sonrieron forzadamente. Quizás, por diferentes motivos, el mismo sentimiento de incertidumbre los estaba rodeando a ambos, queriendo aplastar ese sentimiento de amor que  había nacido entre ambos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario