4 de diciembre de 2015

[THW] Capítulo 05: Y dices que todo se terminó

Ciaossu~!!
Este capítulo es uno de esos decisivos en THW (aunque creo que el que viene les va a partir el alma :v #justsaying #nospoilers xD). Espero que les guste ^^
Enjoy~ ♥


Título: The hardest word.
Fandom: Johnnys/ Kyanjani∞.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo/ Nishikido Ryo x Okura Kurako].
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, romance.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizada, en proceso de subida.
Capítulo: 05/ 07
Cantidad de palabras: 3821.
Sinopsis: Tadayoshi arrastra a Ryo a ir a buscar los trajes para la obra de teatro hasta Ishigaki. Las constantes dudas de Ryo le dan el pie para pedirle que deje a Kurako y vaya con él.
Notas: Así como en el anterior de Ring les dejé una especie de guía visual para que se den una idea del paisaje y esas cosas, también se los dejo acá, para que vean un poco con qué se encontraron Ryo y Tatsu camino a Ishigaki. Respecto a la villa Jusandi, les dejo directamente el link de Trip Advisor. Créanme que valen la pena cada foto xD


ANA asientos primera clase
ANA baño primera clase
Bahía Urasoko en Ishigaki
Ruta 79 en Ishigaki
Ruta 79 en Ishigaki
Ruta 79 en Ishigaki

( 01. Una triste situación )
( 02. Sin aliento )
( 03. Cuando no podemos hablar de eso )
( 04. Sintiéndote respirar )
 
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Capítulo 05: Y dices que todo se terminó.

Los ensayos poco a poco estaban dando sus frutos. Aunque Subaru no siempre podía presentarse para los mismos, había grabado una pista para que pudieran practicar sin que él estuviera presente.
Ryo estaba sentado a un costado de la cancha de básquet, lugar prestado por el club de mencionado deporte. Miraba a Kurako, bailando, danzando, cortando el aire con su presencia. Sonrió, sintiéndose, por primera vez en la vida, afortunado por estar al lado de una muchacha como ella, y por sobre todo, afortunado porque pese a ser tan distinto a una persona común como él lo era, ella lo acepte así como era, sin exigirle absolutamente nada. De repente, una enorme mano hizo que la toalla que estaba sobre su cabeza, cubriera todo su campo visual. Se quejó e hizo un movimiento abrupto para zafarse de aquel agarre. Al levantar la cabeza, vio a Tadayoshi bebiendo agua, con una sonrisa en el rostro.
— ¿Qué quieres? — Bufó Ryo, jalando su toalla para terminar lanzándola sobre el suelo.
— Tranquilo. ¿Quieres agua? — Le dijo, extendiéndole la botella de la cual había estado bebiendo, y la cual Ryo quedó mirando unos buenos segundos.
— No, gracias.
— Tú te lo pierdes — Dijo Tadayoshi, hincándose de hombros.
— ¡Ah! Nishikido-kun. Hola — Lo saludó Shota, acercándose a él y a Tadayoshi —. ¿Y? ¿Cómo van con los ensayos?
— Buenas tardes — Dijo, devolviéndole el saludo con una leve reverencia —. Bien… Supongo. Estamos ensayando por separado, así que, no sé cómo va a terminar todo cuando estemos juntos…
— No te preocupes. Mi hermana sabe lo que hace — Dijo el muchacho.
— ¡Muy bien! ¡Terminamos! — Exclamó Yasuko, aplaudiendo una vez. Las chicas que habían estado ensayando agarraron sus toallas y bebidas, y se acercaron al grupo de chicos que estaban a un costado.
— ¿Qué te pareció? — Le preguntó Kurako a Ryo, sentándose a su lado.
— Kurako siempre se desenvolvió bien en el baile — Reconoció el aludido, generando su sonrisa.
— Nunca me viste bailar — Dijo la morocha, pensativa, estallando luego en risas, seguido de su pareja.
— Bueno, chicos. Ya basta — Pidió Yasuko, ocasionando que al estar frente al grupo, todos la miraran —. No quiero ser portadora de malas noticias, pero… tenemos un problema…
— ¿Qué sucede? — Preguntó Maruko.
— ¿Recuerdan que les dije que mi tía se encargaría de hacernos los trajes?
— ¿No le mandaste las medidas? — Preguntó Tadayoshi.
— Sí, sí, sí. El problema es que… alguien va a tener que ir a buscarlos…
— ¿A Ishigaki? — Preguntó Kurako, recibiendo por respuesta un movimiento de cabeza por parte de la aludida.
— La solicitaron para varias propuestas laborales y… no puede decir que no. Para colmo, ni mi hermano ni yo podemos ir, pero ella me dijo que pueden alojarse en su casa un par de días, quienes vayan a buscar los trajes…
— Nosotros podemos ir — Dijo Tadayoshi, volviéndose el centro de las miradas.
— ¿Nosotros…? — Preguntó Kurako, con el ceño fruncido, pensando que se refería a ella.
— Sí. Ryo-chan y yo.
El aludido lo miró sin expresión aparente, pero internamente, lo maldijo de mil y un formas diferentes. En cambio, tanto Nishikiko como Kurako, se sorprendieron por la forma tan afectuosa en que se refirió a su cuñado.
— ¿En serio? — Preguntó Yasuko —. ¡Eso es genial! Después ultimamos detalles, ¿de acuerdo?
— ¿Ustedes vuelven a casa? — Preguntó Ryo a su novia y a su hermana, una vez la reunión había finalizado.
— No. Vamos a ensayar un poco más — Reconoció Nishikiko, atándose la toalla sobre la cabeza.
— Yasu nos acompaña a casa a la vuelta, no te preocupes — Le dijo su novia —. Si quieres, puedes ir yendo.
— Está bien. Nos vemos.

Desde que salió del establecimiento, Ryo no se detuvo a pensar en por qué Tadayoshi lo había propuesto a él como compañero en su viaje a Ishigaki. Al menos, no hasta detenerse, camino a su hogar, por culpa de un sonido que parecía estar taladrándole el cerebro.
— ¿Cuánto tiempo más vas a estar persiguiéndome? — Le preguntó a Tadayoshi, que estaba unos pasos detrás suyo, escribiendo algo en su teléfono de pantalla táctil.
— Vaya, pensé que no te ibas a dar cuenta — Respondió el aludido, con una sonrisa.
— Te vi en el tren — Dijo Ryo.
— Mira, ¿qué te parece este hotel? Es el ANA InterConental Ishigaki Resort. Tiene vista al mar y si alquilamos un coche, podemos ir hasta el puerto de Ishigaki. Sino el Okinawa EXES Ishigakijima. Tiene habitaciones con vista al mar y…, ¡la piscina también! Pero creo que voy a terminar decidiéndome por la villa Jusandi. Me parece que vamos estar más tranquilos allí.
Ryo no podía comprender cómo de un momento a otro, Tadayoshi ya había buscado hasta dónde alojarse cuando él ni siquiera le había dicho que sí lo acompañaría.
— ¿Acaso yo te dije que te iba a acompañar?
— ¿Vas a decirme que no? — Repreguntó el aludido, con una expresión de sorpresa que cambió a una de alegría —. Espera a que te envíe estas imágenes por mail y veamos si rechazas mi invitación.
— Yo no pienso pedirle dinero a mis padres para pagar lo que sea que cueste esa habitación.
— No te preocupes, corre por mi cuenta. Después de todo, yo soy el que te arrastró a esto — Reconoció —. Ah… Me di cuenta que no sé tu dirección de correo electrónico. ¿Me la puedes pasar?
— Pídesela a tu hermana — Le respondió el aludido, dejándolo solo y siguiendo su trayecto a su hogar con pasos rápidos.

— ¿No vas a cenar? — Le preguntó Kurako a su hermano, sentada en torno a la isla de la cocina, al ver que abrió la heladera para sacar una botella de agua.
— No, no tengo hambre — Respondió el aludido, siendo observado por la muchacha.
— Oye — Lo llamó, ocasionando que Tadayoshi la mirara —. ¿Por qué decidiste que Ryo iría contigo a Ishigaki? Y, ¿desde cuánto eres tan cariñoso con él?
El aludido se tomó su tiempo para responder. Dejó la botella sobre la mesada y miró a su hermana.
— ¿Qué tiene de malo? Es para limar asperezas.
— ¿Desde cuánto las tienes?
— Es normal que no me lleve con la persona que me quiere arrebatar a mi hermanita.
— He tenido novios antes de Ryo, pero… ¡No has respondido mi otra pregunta! — Exclamó, al verlo dirigirse a la salida de la cocina.
— ¡Ah! ¿Eso? Es porque me cae bien — Le dijo, con una sonrisa.
Aunque la respuesta dada a su gemela no satisfizo su curiosidad en lo absoluto, Kurako optó por no ahondar más en el tema, aunque claramente, le molestaba que fuera su hermano quien tratara con tanto cariño a su novio, hasta el punto de llamarlo de una forma tan informal, y no ella.

Tadayoshi estaba esperando a Ryo en el aeropuerto, al lado del último obstáculo para abordar el avión. Cortó por centésima vez la llamada que había realizado con su teléfono celular al verlo llegar corriendo y arrastrando una valija.
— Lo siento — Le dijo, con la respiración entrecortada por obvias razones —. Me quedé dormido.
— Quince minutos más tarde y habríamos perdido nuestro vuelo — Le dijo, mientras su mirada se dirigía a la muchacha que recibió su boleto, con una sonrisa.
— ¿Qué? ¿Ahora estás de mal humor? — Se quejó Ryo —. Buen día.
— Buen día — Dijo la muchacha que agarraba su boleto —. Que tenga buen viaje.
— Gracias — Ryo siguió a su acompañante hasta perderlo en el avión, aunque éste contara con un pasillo bastante amplio y no hubiera mucha gente de pie. Se detuvo frente al asiento vacío al lado de Tadayoshi y lo miró.
— ¿Qué sucede?
— Ese es mi asiento — Le respondió el aludido, mostrándole su boleto. Tadayoshi chistó, y se sentó en el lugar correspondiente — Gracias — Le dijo Ryo. Sacó su celular y envió un mensaje. De reojo, Tadayoshi vio la sonrisa que se formaba en el rostro de su acompañante.
— Me imagino que cambiaste el modo en que usas el celular, ¿no?
— Por supuesto que sí. No quiero que sean las últimas tres horas de mi vida — Respondió, dejando su celular en la bandeja en medio de ambos.
— ¿A quién le mandaste ese mensaje? — Le preguntó Tadayoshi.
— A Kurako. ¿Te molesta? — Repreguntó Ryo, con una sonrisa debido al tono de voz con el que estaba siendo cuestionado.
— Para nada.
La azafata advirtió que el vuelo estaba próximo a despegar, por lo cual les pidió a los pasajeros que se abrocharan los cinturones. Pasaron unos pocos minutos hasta que la aeronave despegó y se estabilizó en el aire. Tadayoshi vio cómo pasaba tan sólo una fracción de segundo entre sentir el sonido del celular de Ryo vibrando sobre la bandeja que separaba ambos asientos y el momento en que su dueño agarró dicho aparato, para responder el mensaje que le había mandado Kurako. Suspiró, revoleando los ojos y girando luego sobre su torso para darle la espalda y descansar el poco tiempo que los separaba de Ishigaki.
— ¿Desea algo de beber? — Preguntó la aeromoza, llevando delante suyo un pequeño carro con bebidas y algunos snacks.
Ryo se inclinó para mirar a Tadayoshi, a quien encontró durmiendo.
— No, nada. Muchas gracias. ¡Ah! Una pregunta.
— Sí, dígame.
— El baño, ¿dónde está?
— Al final de este pasillo a la izquierda.
Ryo le agradeció con una reverencia y se levantó para ir al baño. Estaba por cerrar la puerta detrás de sus espaldas, pero una fuerza externa la empujó hacia adentro y la hizo cerrar de forma abrupta.
— Pero, ¿qué…?
Cuando Ryo quiso reaccionar, los labios de Tadayoshi se lo impidieron, y muchísimo más el peso de su cuerpo encima del suyo, acorralándolo contra uno de los laterales del pequeño baño, ocasionando que su forcejeo lanzara al suelo una bandeja decorativa.
— Ahh… Ryo-chan — Jadeó Tadayoshi, despegándose de sus labios mientras sus manos sacaban su camisa de dentro de sus pantalones para meterlas debajo y acariciar su torso.
— Esp… Déjame — Pidió Ryo, entre jadeos. Estaba consciente que su cuerpo quería todo lo contrario, pero su razón aún poseía algo de control sobre sí mismo. Sobre todo después de haber elegido proteger el amor que sentía por Kurako. Pero, ¿realmente la amaba? Aún cuando no había sido uno con ella. Mientras internamente se debatía cómo proseguir, su cuerpo ya estaba tres pasos delante suyo, dejándose besar y reaccionando a todos los estímulos por parte de Tadayoshi. Una vez más estaba siendo suyo, una vez más podía ver el reflejo de su excitado rostro en el espejo, pudiendo ser capaz de ver desde tal perspectiva, también el de Tadayoshi que, jadeando, marcaba su cuerpo como si fuera de su propiedad.

Dejando los hoteles de lado, Tadayoshi optó por elegir la villa que estaba a 15 minutos en coche del aeropuerto y de la cual alquiló un coche para el traslado.
Aunque le pidió al chofer llegar al hotel por el camino más largo por la posibilidad de ver el océano, no pudo evitar quedarse más maravillado con el rostro dormido de su acompañante, a quien acomodó sobre su hombro, con completa felicidad. Un pequeño letrero advirtió la proximidad de la villa Jusandi, y aunque debieron recorrer otro corto trayecto de color verde, el destino valió totalmente la pena. A lo lejos divisó la entrada a la villa, de un color tan blanco que resplandecía bajo la luz del sol.
— Ryo-chan. Ryo-chan, despierta — Le dijo Tadayoshi, meciéndolo suavemente. Le pareció tierna su reacción, sobresaltándose en el momento en que se despertó y miró a ambos lados, tardando un poco en darse cuenta dónde estaba —. Ya llegamos. Mira — Agregó, señalando a la derecha de ambos.
Bajaron del vehículo y tras cruzar el arco de la entrada, por un angosto camino, llegaron hasta su habitación, guiados por un empleado del lugar.
Apenas Ryo entró al cuarto, instintivamente llegó hasta el dormitorio, lanzándose sobre la cama. Tadayoshi tardó un poco en encontrarlo, quedándose de pie a un costado, simplemente admirándolo. Se acostó a su lado y lo abrazó por detrás.
— Déjame — Se quejó el más bajo, moviéndose para zafarse del agarre.
— No quiero — Dijo el aludido, besando su cuello con ternura, ocasionando que Ryo se levantara de un salto al sentir su piel estremecerse por aquel contacto —. Tenemos que ir a buscar las cosas para la obra…
— Hablé con la tía de Yasu mientras veníamos en el auto.
— ¿Ah, sí?
— Sí, pero como estabas tan dormido, seguro que ni te diste cuenta.
— Ah…
— Le dije que iríamos más tarde — Agregó, palmeando el lado vacío a su lado. Ryo lo miró y chistó. Estaba por irse del cuarto y dejarlo solo, pero Tadayoshi alcanzó a agarrarlo de la mano y ocasionar que lo mirara —. ¿Qué? — Bufó.
— Quédate conmigo — Respondió, oyendo Ryo una voz suplicante, algo que distaba bastante del Tadayoshi con el que estaba acostumbrado tratar. Ryo pestañeó varias veces y terminó por fruncir el ceño.
— ¿No fue suficiente con lo que pasó en el avión?
— No es eso — Respondió Tadayoshi, sonriendo —. Quiero que estés aquí, conmigo. ¿Es demasiado pedir? Te prometo que no te haré nada — Resignándose, Ryo se acostó a su lado, recibiendo simplemente un cálido abrazo por parte de su acompañante —. Nada — Susurró, quedándose profundamente dormido. Ryo se quedó mirándolo hasta terminar en el mismo estado que él. Ishigaki era hermoso, sus paisajes eran indescriptibles, pero para ambos, aquella calidez, era más maravillosa que cualquier otra cosa en el mundo.

Durante y al final de la obra, los actores fueron ovacionados con un sinfín de aplausos. No podían sentirse más orgullosos de sí mismos y de todos los que los ayudaron. Detrás de escena, Ryo recibió un dulce beso por parte de Kurako, quien, completamente feliz, se abalanzó sobre él.
Subaru había organizado una fiesta en su casa, adelantándose al éxito de lo propuesto por Yasuko. Se habían dividido en varios vehículos, no sólo de sus propios familiares sino también, en transportes públicos.
— Ah — Dijo Kurako, tanteando sus flancos.
— ¿Qué sucede? — Le preguntó Nishikiko, sentada a su lado en el asiento trasero del vehículo conducido por la madre de Subaru.
— Me olvidé mi celular en la escuela — Se apenó la muchacha.
— Mamá, ¿puedes dar la vuelta? — Le preguntó Subaru, sentado al lado del asiento del conductor.
— ¡No se preocupen! Déjenme aquí. Todavía estamos cerca. No me voy a perder.
— ¿Estás segura, Kurako-chan? — Le preguntó la mujer, mirando por el espejo retrovisor. Recibió un movimiento afirmativo de cabeza por parte de la muchacha —. Cuídate.
— Cualquier cosa, avísanos y venimos a buscarte, Kura — Le dijo Subaru.
— Gracias.

Shota se lanzó sobre el escenario ya vacío y suspiró sonoramente.
— Finalmente terminamos — Susurró.
— ¿Nos vamos? — Le preguntó Maruko, de pie a su lado —. Subaru-kun no va a esperarnos toda la noche…
— Qué apurada que estás — Le dijo Shota, sentándose.
— Hace tres horas que se está quejando que tiene hambre — Reconoció Yasuko, colgándose del cuello de su amiga.
— ¡Ay! ¡Ay, ay! — Se quejó Maruko.
— ¿Terminaron? — Preguntó Tadayoshi, acercándose al grupo junto con Ryo y Ryuhei.
— Sí, ya podemos irnos — Dijo Shota, bajando del escenario.
— ¡Ah! Esperen — Dijo Tadayoshi, unos pasos detrás de ellos —. Pueden ir adelantándose. Necesito hablar de algo con Ryo-chan.
El aludido se giró y se separó del grupo que estaba dirigiéndose a la salida.
— Entonces…, nos vemos luego — Dijo Shota.
— Nos vemos — Se despidió Ryo, con un movimiento de mano.
— ¿Sucede algo? — Le preguntó Ryuhei a su amigo una vez salieron del lugar.
— Algo… no me huele bien…
— ¿Mh? — Preguntó Yasuko.
— No, nada. Olvídenlo — Intentó calmarlos el más bajo, con una débil sonrisa.

— ¿Qué sucede? — Le preguntó Ryo a Tadayoshi, quien apoyó sus espaldas sobre el escenario.
— Deja a Kurako.
— ¿Qué?
— Que la dejes, y vengas conmigo — Repitió, extendiéndole su mano derecha, la cual Ryo se quedó mirando un buen rato, sin poder reaccionar ante sus palabras.
— Estás loco — Concluyó, sonriéndole de lado.
— ¿Eso crees? — Preguntó Tadayoshi, imitando su gesto —. Creo que es lo normal.
— Lo normal, ¿en qué?
— En una pareja.
Ryo no pudo evitar reírse a carcajadas, pero Tadayoshi parecía no haber encontrado el chiste en sus propias palabras.
— ¡Lo siento! ¡Es que…! No puedo evitarlo. ¿Cuál es el concepto que tienes de pareja? A ver, dime.
— Cuál es el concepto que tienes tú que le fuiste infiel a mi hermana.
Ryo se quedó perplejo ante sus palabras. En parte porque tenía razón y en parte, porque, viniendo de él, sonaba irreal.
— ¿No te parece hipócrita el reclamo? ¿Tengo que recordarte que tú me violaste?
— La primera vez. Pero en el vestidor, en Ishigaki y hasta en el tren, no te negaste demasiado.
— Lo del tren no fue nada.
— Pudo haber sido…
— No voy a hacerlo. No voy a dejar a Kurako. Te guste o no, la amo.
— Yo no soy el segundo plato de nadie, Ryo-chan.
— Tú te pusiste en ese plan.
— Tú también — Le dijo, sonriendo —. ¿O vas a decirme que en la cabaña no quisiste que fuera a dormir contigo? ¿O que en Ishigaki realmente no querías que lo volviéramos a hacer en la habitación? ¿O que…? A ver, sé sincero conmigo, y dime, ¿en quién pensaste cuando tenías a Kurako encima la noche que fue a dormir a tu casa? ¿Estabas pensando en ella? Entonces, ¿por qué te detuviste cuando te despertaste por completo? Dímelo.
Sus palabras parecían estar disipando todas las dudas que Ryo tenía. Sus ojos se le llenaron de lágrimas y aunque quiso responderle, debió volver a tragar algo de saliva, ya que su voz no salía.
— En ti… Estaba pensando en ti… Por eso no pude hacerlo…
— ¿Lo ves? Quizás yo fui el que lo comenzó todo, Ryo-chan. Pero tú lo seguiste. Tú quisiste que todo esto siguiera. Pudiste haberme sacado a los empujones del vestidor, del baño del avión, también de la habitación. Pero no lo hiciste. No pudiste. ¿Por qué?
— Porque… te amo — Sus piernas flaquearon, haciéndolo caer de rodillas al suelo, mientras sus manos intentaban que las lágrimas que salían de sus ojos, ya dejaran de derramarse —. Es eso… Te amo…
Satisfecho con la respuesta recibida, Tadayoshi se arrodilló frente a él y levantó su rostro con ternura para mirarlo a los ojos.
— Lo siento — Le susurró —. Por haber despertado esos sentimientos en ti — Ryo lo miró, confundido —. Pero ya es tarde, Ryo-chan. Demasiado.
— ¿De qué estás hablando?
— Bien y como tú lo dijiste, eres el novio de Kurako, mi hermana, la persona a quién más adoro en el mundo después de mis padres. No estás calificado para ser su pareja.
— ¿Qué…?
— Es la verdad — Dijo Tadayoshi, incorporándose y empezando a caminar lentamente de un lado a otro —. Vas a engañarla con la primera persona que se te cruce con el camino. El único requisito es que tú te sientas cómodo con esa otra persona, que sientas que esa persona te protege. Kurako no tiene esa fortaleza. Es fuerte, sí, pero no lo suficiente como para soportar tus problemas. Además, has cambiado. Antes, no podías acercarte a las personas sin sentirse nervioso. Pero, ahora, mírate, ¿quién hubiera dicho que una persona como tú formaría parte de la primera línea de una obra de teatro y permanecería de pie, sobre el escenario, sin los incontenibles deseos de huir que tenías antes? Has cambiado Ryo… y para mal. Por eso, no voy a permitir que estés con mi hermana.
— ¿Estás diciendo que… todo esto fue una farsa…? — Preguntó Ryo, lentamente, en un susurro.
— Lo fue. Todo. La razón por la cual me amas es una fantasía que sólo existió en tu mente. Mi amor por ti no fue más que una ilusión — La fría mirada que Tadayoshi le dirigía le hacía dar cuenta a Ryo que, esta vez, no estaba mintiendo —. Te prefería débil. Si hubieras seguido siendo así, quizás aún tendrías un poco de chances con mi hermana, pero… te fortaleciste. Y reconozco que fue mi culpa que lo hicieras. Si te dejaste llevar por mí, nadie puede asegurar que no te dejarás llevar por alguien más en el futuro.
El monólogo de Tadayoshi fue interrumpido por un estrepitoso sonido proveniente de una de las entradas laterales. Al mirar hacia allí, ambos vieron a Kurako sentada de rodillas en el suelo, llorando.
— Kurako — Susurró Ryo, arrastrándose unos pocos centímetros hacia donde ella estaba —. Kurako, espera — Le pidió, pero la aludida, lejos de hacerle caso, se incorporó y huyó corriendo del lugar —. ¡Espera! — Corriendo con todas sus fuerzas, Ryo salió del edificio para buscar a Kurako, pero no pudo encontrarla. Intentó comunicarse con Nishikiko, pero si ella ya estaba en casa de Subaru, lo único que lograría sería hacer que se preocupara. Se detuvo a tomar aire en una plaza. Se sentó frente a un árbol y con las piernas flexionadas sobre su pecho, empezó a golpearse levemente la cabeza contra el tronco, mientras empezaba a llorar —. Estúpido. Estúpido, estúpido, estúpido…

Eran pasadas las dos de la madrugada cuando Nishikiko recibió una llamada de un número desconocido. Salió del comedor, donde la música aturdía y, respondió.
— ¿Diga?
— “Nishi-chan… ¿Puedo ir a tu casa?
Al otro lado, la voz de Kurako sonaba quebrada.
— ¿Kura-chan?
— “Por favor, te lo pido. Discúlpate con los demás y ven.
— ¿Adónde estás?
— “En la estación de servicio que está cerca de tu casa. Por favor”, le pidió, una vez más, largándose a llorar luego.
— Está bien. Espérame. Voy para allá — Fue a Shota el primero que vio apenas entró y quien le devolvió la mirada —. Yasu, tengo que irme. Por favor, discúlpame con los demás.
— Nishi-chan, ¿sucedió algo malo? — Le preguntó el muchacho.
— Eh… No lo sé, pero… ¿Sabes algo? — Repreguntó la aludida, al percibir un tono de seguridad en sus palabras.
— Antes de venir para acá, Okura y Ryo se quedaron hablando de algo en la escuela…
— ¿Será que lo obligó a separarse de Kura-chan…? — Preguntó.
— Mira… No sé si esto tiene que ver, pero… ¿Tú conoces a algún amigo de Ryo que tenga problemas amorosos?
— ¿Mi hermano? ¿Con amigos? — La muchacha negó con la cabeza —. Pero, ¿qué te dijo?
— Que un amigo suyo tenía un conflicto. Que amaba a dos personas al mismo tiempo.
Poco a poco, con aquellas simples palabras, Nishikiko fue armando un rompecabezas que aún así, seguía siendo sumamente complejo.

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