28 de noviembre de 2014

[LDS] Sexto secreto: Confesión

Hace caloooorrrr~
Lo que suena en la radio, ni idea quién es xD
De incógnito :B



Ciaossu~!!
Como mencioné en la fanpage, LDS ya está listo xD
Siiiiii, no pude contenerme y la seguí y la seguí y la seguí... y la terminé u_u
Pero para no ponerme triste, ya empecé la precuela de More than souls, Before my soul was no longer mine... o como sea xD (es un queso en inglés, pero la mina INSISTE en seguir poniéndole títulos en inglés a sus fics xD)
Los dejo con el sexto de Little dirty secrets... Cómo se quemó sólo Ryo-chan, ¿no? xD
Enjoy~ ♥

Título: Little dirty secrets.
Fandom: Johnnys.
Formato: Multi-chaptered.
Género: Smut.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Sinopsis: Tras la confesión de Ryo, Yuya termina la relación y Ryo, hace lo mismo con Tadayoshi, teniendo como objetivo volver con quien hasta ese momento había sido su pareja. Pero la repentina ruptura, hace que el tercero en discordia haga lo que sea con tal de retener a su amante. Al mismo tiempo, Yuya no encuentra a otra persona con quién descargarse, que Toma.
Nota: De nuevo, la letra en itálica corresponde a la narración de Ryo y la normal, a la narración en tercera persona.
Personalmente, no me gusta la narración en primera persona, pero lo encuentro bastante necesario para este tipo de fic o lo que vaya a ser xD



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Sexto secreto: Confesión.

- Perdóname - Le supliqué, intentando acercarme a él para abrazarlo, pero, obviamente, lo único que recibí a cambio fue una sonora cachetada.- Vete de aquí. No quiero volver a verte nunca más en mi vida.
- Mis cosas...
- Le diré al portero que venga a juntarlas mañana por la mañana.
- Está bien - Dije, antes de volver sobre mis pasos para salir del departamento. Antes de hacerlo, dejé mis llaves dentro del pequeño bowl que estaba sobre el espejo al lado de la entrada. Apoyado sobre la puerta, miré al techo y suspiré. No tuve el valor para seguir oyendo el desgarrador llanto que Tegoshi había iniciado apenas me fui. No tuve el valor para tocar el timbre hasta el cansancio y entrar, para abrazarlo de nuevo, mirarlo a los ojos y decirle cuánto lo amaba. Pero había tomado una decisión y debía cumplirla.

Sin titubear, llegué a su casa. No para tener sexo con él, sino para terminarlo todo.
Se soprendió al verme allí, pero sonrió sinceramente al hacerlo. Cerró la puerta detrás mío y volvió a la cocina, donde estaba calentando comida instantánea.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó el muy cínico -. No te esperaba.
Me estaba dando la espalda, quizás todo sería más fácil así. Cerré los ojos y respiré profundamente, tomando toda la fuerza necesaria para decir mis últimas palabras como su amante.
- Quiero que terminemos - Le dije. Pude ver cómo dejó de hacer lo que sea que estaba haciendo, pero se mantuvo inmóvil en su lugar -. No. Voy a terminar contigo.
- ¿Hice algo malo? - Me preguntó, girándose con un pote de ramen instantáneo y volviendo sus pasos al living. Lo dejó enfriar sobre la mesa ratona delante del sillón, sobre el cual se sentó luego.
- Lo que le dijiste a Tegoshi hoy...
- No fue nada malo. ¡Debiste ver tu expresión de desesperación cuando los chicos de NEWS te miraban, Ryo-chan!
- ¡Estoy hablando en serio!
- Yo también. Yo nunca me acerqué a Tegoshi para decirle algo de lo nuestro.
- Yo se lo dije.
- ¿En serio? Entonces, no entiendo por qué quieres terminar conmigo.
- ¡Porque ya estoy harto de tantas mentiras!
- ¡Ya no tienes a quién mentirle, Ryo! ¿Acaso la pasión disminuye cuando no tienes a alguien a quién serle infiel?
- No es eso. Simplemente..., no puedo. No quiero - Hice una pausa antes de decir una última frase -. Me cansé.
- ¿Te cansaste...? - Preguntó, antes de ponerse de pie justo frente a mí -. Ryo, ¿qué fui para ti? Dime, todo este tiempo, ¿qué fui para ti?
- No lo sé...
- ¿No lo sabes? Pues déjame decirte que para mí, tú lo eres todo. Absolutamente todo. No te imaginas cómo esperaba, cuánto añoraba las pocas horas que podía tenerte a mi lado. ¿Acaso crees que para mí todo esto fue fácil? ¿Acaso crees que no quería salir a la calle y gritar a los cuatro vientos que estaba saliendo contigo? Pero, no podía. Porque era la segunda persona en tu relación. ¿Sólo eso fui? ¿Un cuerpo sobre el cual te descargabas cada vez que tenías ganas? Dime, ¡¿qué mierda fui para para ti?!
- ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¡Sólo fuiste eso! - De nuevo una pausa, como había sucedido con Tegoshi -. Si malinterpretaste mis sentimientos..., lo siento, pero... yo no te amo.
A diferencia de Tegoshi, Okura sólo respiraba. Su vista permaneció en la nada hasta que me fui. No iba a volver atrás y caer en lo mismo. Estaba dispuesto a recuperar a Tegoshi, no me importaba qué más tuviera que perder.

- No lo entiendes, ¿verdad? - Se preguntó Tadayoshi en voz alta -. Yo no puedo vivir sin ti - Susurró, remarcando la negación.

Pensé que iba a poder dormir tranquilo en aquel hotel, pero apenas mi celular tuvo algo de señal, entraron un sinfín de llamadas y mensajes de texto, y ya era muy entrada la madrugada. Antes de poder siquiera revisar uno, entró una llamada de Sho-chan.
- ¿Tienes idea qué hora es? - Le pregunté, un poco bromeando y otro poco en serio. Esas pocas horas antes de llegar a esa habitación de hotel me habían cansado más que una gira de conciertos. 
- ¿Dónde estás?, me preguntó con un tono de voz que no pude descifrar del todo.
- En un hotel, ¿por qué? - Me senté. Por algún motivo, tuve la necesidad de hacerlo.
- ¿Estás en la ciudad?
- ¡Sí! - Hice una pausa antes de hacer una pregunta crucial -. Sho-chan..., ¿qué sucede?
- Tacchon..., quiso suicidarse..., alcanzó a musitar. Ryo, estamos en el hospital central. Si puedes donar algo de sangre...
- Voy para allá - Corté la llamada, pero mis piernas no se movían. Mi corazón palpitaba a mil. No podía creer lo que estaba sucediendo, lo que había oído. Me llevé ambas manos a la cabeza y cerré los ojos con fuerza. Sí. Era mi culpa. Todo era mi culpa.

No podía dormir. Se levantó unas diez veces, o quizás más. Volvió a encender las luces del living y encendió el televisor. Al sentarse en el sillón, vio un pequeño cuaderno a los pies del mismo. Frunció el ceño y lo levantó. Al leer su portada se dio cuenta que era un guión para un drama o una película. Era para él, ya que su nombre estaba escrito con una hermosa caligrafía sobre la esquina superior izquierda del mismo. Al abrirlo, había una pequeña nota dirigida a él escrita por la misma persona que, con una hermosa caligrafía, había escrito su nombre.
- Tegoshi-kun, cualquier duda respecto al guión o a lo que fuere, te dejo mi número de teléfono... Ikuta Toma...
Se mantuvo dubitativo unos momentos, en realidad, no estaba pensando en nada. Quería mantener su cabeza así. Vacía. Sin pensar. Los ojos le dolían de tanto llorar. No quería llamar a Takahisa. Ni a Keiichiro, ni a Shigeaki. No quería contarle nada a nadie, pero al mismo tiempo, lo necesitaba. Volvió a agarrar el libreto y se estiró hacia adelante para alcanzar su teléfono celular. Marcó el número que allí estaba escrito y esperó.
- ¿Hola...?, le respondió al otro lado un dormido Toma.
- ¿Ikuta-san?
- Sí, ¿quién habla?
- Soy... Tegoshi Yuya.
- ¿Sucede algo? Es muy tarde.
Yuya se dio cuenta que, pese a la hora, al otro lado, Toma había sonreído, se dio cuenta por su tono de voz.
- Necesito hablar con alguien.
- ¿Qué sucede?, repitió, esta vez con más seriedad.
- Ryo... me engañó - Hubo una pausa interminable al otro lado -. ¿Ikuta-san?
- Ah..., sí... Disculpa, estaba pensando... ¿No quieres venir a mi casa? No me parece correcto que hablemos de un asunto como ese por teléfono y... mucho menos hablarlo en... tu casa... Te paso la dirección de mi departamento, y aquí te espero.
- Está... bien...

No supo qué estaba haciendo. Salir a esa hora de la madrugada a la casa de alguien que prácticamente era un extraño para contarle sus pesares amorosos. Y, para colmo de males, a uno de los amigos de su ex-pareja. Estaba demasiado dormido como para conducir, así que abordó un taxi. Al llegar a la esquina del hospital central, juró haber visto a Ryo llegar corriendo al mismo, y encontrarse con Shingo en la entrada para entrar ambos corriendo al edificio. Volvió su vista a las luces de la ciudad. Su engaño estaba ocasionando que lo viera en todos lados.

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