[Supplier] Capítulo 08 - Bienvenida

 Llueve en la cuidad~ (?
 La lluvia~
 De incógnito xD


Ciaossu~!!
Así, como de la nada, ¡terminé Supplier!
La verdad no sé si va a ser el final que esperan o no, pero no se me ocurrió un acertado y mejor final que ese xD ¡Ah! Igual, falta para que termine, este no es el último episodio jajajajajaja
Ahhhh~ Tengo miles de cosas por seguir ;A; pero me falta tanto el tiempo y también tengo pocas ganas -___- Si de por sí tengo mis "meses esporádicos", con todo lo que tengo que escribir, no se pueden llegar a imaginar xD
Sin más, los dejo con Supplier.

Enjoy~ ♥

Título: Supplier.
Fandom: Johnnys.
Pairing: Ohkura Tadayoshi x Nishikido Ryo.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, smut, violento.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Cantidad de palabras: 2981.
Sinopsis: Con el regreso de Ryo y Toma del mundo de los vivos, aparecen nuevas personas con sospechosas intenciones. You ya no confía en Subaru y le pide a Shingo que controle sus bienes y a su propio secretario. Preocupado por Ryuhei, Shota lo acorrala para saber su condición física y mental, sin darse cuenta de que, lo que terminaría ocasionando, lo marcaría de por vida.

( 01. Unnamed )

( 02. Supplier )

( 03. Disculpa tardía )

( 04. Plan )

( 05. Escape )

( 06. Buscando la muerte )

( 07. Reviviendo recuerdos )

Capítulo 08: Bienvenida.

– ¿Nos vamos, Ryo-chan? – Le preguntó Hiroki, mirando alternadamente tanto a su amigo como a Tadayoshi, mientras Ryuhei se levantaba con dificultad del suelo.
– No pienso ir a la casa de este asesino – Respondió el aludido, en voz baja.
– No vamos a ir a su casa, Nishikido-kun – Le dijo Keiichiro, sonriéndole luego.
En efecto, al lugar donde se dirigieron fue a la mansión que Keiichiro terminó comprando para instalarse de forma indefinida en aquel lugar.
– Sí que me perdí de varias cosas – Reconoció el mortal, mirando a su alrededor, igual de sorprendido que la primera vez que había pisado la casa de Tadayoshi.
– Bueno, después de todo ha estado ausente durante un año, Nishikido-san – Le dijo Shota.
– Oye… Tú también has cambiado, Ricitos – Dijo el aludido, reparando en el elegante traje con el que estaba vestido el rubio.
– ¿Por qué no vamos al living a charlar de esto? – Preguntó Keiichiro –. Creo que todos tenemos muchas cosas qué contarle a Nishikido-kun.
– Si no les molesta – Interrumpió la voz de Yuya, convirtiéndose en el centro de las miradas.
– Por supuesto que no, Tegoshi-kun – Sonrió el dueño del lugar –. Sabemos que tienes muchas cosas importantes qué contarle a Ikuta-kun.
El rubio se sonrojó y agachó la cabeza, entrelazando su mano a la de Toma, por detrás de sus espaldas.
– Entonces, nos vemos más tarde – Dijo Yuya, antes de darse media vuelta y salir de la mansión.
– Creo que yo también me retiro – Dijo Erika, estirando sus miembros superiores –. No he dormido casi nada.
– Erika-san – Llamó Ryo su atención –. ¡Muchas gracias! – Exclamó el mortal, dedicándole una profunda reverencia –. De no haber sido por usted, por Koyama-san… Yo no hubiera…
– Si realmente quieres agradecerme, deja que me vaya a dormir, no doy más del sueño – Se sinceró la mujer –. Los dejo, chicos.
Erika se fue y el resto de los presentes llegaron al living, sentándose luego en los sillones de tres cuerpos de un color blanco con ribetes en dorado.
– Muy bien, ¿por dónde empezamos? – Preguntó Keiichiro, mirando a las personas que habían compartido con él, ese último año.
– Creo que desde el principio – Dijo Hiroki.
– Desde que te fuiste, las cosas en la casa de Tadayoshi empezaron a volverse un poco tensas. No sólo por él, sino también por Maruyama-kun. Yasuda-kun me confesó que él lo había dejado usar su especialidad con su corazón, por lo que pudo ver quién fue tu asesino.
– Además de que estuvo a punto de matarme en casa de Yokoyama-san – Agregó Hiroki.
– ¿Qué hizo qué…? – Susurró Ryo.
– Ah… Cierto que no lo sabías – Respondió el aludido, cerrando sus ojos con fuerza.
– De no haber sido porque yo estaba allí, estoy seguro de que lo hubiera hecho – Dijo Shingo.
– Por ese motivo, decidí que lo mejor para todos, sería salir de esa casa, y terminé comprando una – Declaró Keiichiro.
– ¿Y Tegoshi cómo la pasó?
– Como se lo está imaginando – Respondió Shota.
– Él estuvo yendo a la isla prácticamente todos los días esperando noticias de Ikuta – Prosiguió Shingo.
– De todos modos, creo que Erika-san fue mucho más tiempo que él – Le dijo Shota, a modo de pregunta.
– ¿Erika-san…? – Preguntó Ryo.
– Creo que ella estaba igual de preocupada que todos nosotros, Yasuda-kun – Aclaró Keiichiro.
– A propósito… Dejando de lado el momento…, ¿soy yo o Maruyama está más flaco…?
Los presentes se miraron.
– Creo que Maru… yama-san, sabiendo que Nishikido-san finalmente iba a saber que fue él quien…
– Quien lo asesinó, Yasu – Prosiguió Shingo, ya que el rubio, por algún motivo, no parecía poder hacerlo.
– Quien lo asesinó – Repitió el muchacho.
– Podría decirse que se arrepintió de lo que hizo – Dijo Keiichiro, terminando el relato de Shota.
– Creo que – Dijo Hiroki, convirtiéndose en el centro de las miradas –… Perdón por ser tan repetitivo, pero… cuando estuvo a punto de matarme… Dijo que no era nada personal…
– Claro que no –Dijo Ryo -. Después de todo, ese es un perrito faldero que lo único que hace es estar bajo las órdenes de Ohkura.
– Pero…, ¿por qué tanto afán en asesinarme? – Preguntó Hiroki.
– Ya no tienes por qué hacerte esas preguntas – Le dijo Keiichiro –. Aquí nadie te hará nada, y tampoco en la empresa.
– ¿Y eso? – Volvió a preguntar el mortal.
– Uchi-kun tiene inmunidad – Respondió Shingo.
– ¿Inmunidad?
– Erika-san ordenó que nadie le hiciera daño, tanto a Uchi-san como a usted, Nishikido-san.
– Vaya… Nos hemos ganado una gran amiga, ¿no, Hiro?
– Eso incluye a Tadayoshi – Agregó Keiichiro –. Es decir, que tú eres el único que podrá decidir si quieres ser su supplier o no.
– Bueno, eso quiere decir que soy libre, ¿no? – Preguntó Ryo, sonriendo, levantándose y estirando sus brazos de cara al cielo. De un momento a otro, sintió que el mundo estaba dado vuelta, cayendo estrepitosamente al suelo, segundos más tarde.
– ¡Ryo-chan! – Exclamó Hiroki, levantándose de un salto para socorrer a su amigo, al igual que Shota y Shingo. Mas Keiichiro, riendo suavemente, se acercó a él una vez estuvo sentado en el suelo.
– Creo que deberías recordar que tu aparición en este mundo como un mortal es una anomalía, Nishikido-kun – Le dijo, extendiéndole su mano para que se levantara del suelo, aceptando el aludido el gesto y siendo ayudado por sus amigos –. Pero, tienes muchas más opciones que Tadayoshi.
– ¿Opciones?
– ¿Acaso te olvidas que Murakami-kun y Yasuda-kun son mitad vampiros? – Preguntó el dueño de la mansión –. Además, teniendo en cuenta que tienes una especialidad poco habitual, puedes solicitar los servicios de Uchi-kun como supplier y convertirte en vampiro.
– No quiero – Respondió el aludido, cabizbajo –. No quiero que Hiro sea sometido de nuevo. ¿No sería egoísta? Tener que someterlo a mí para mi supervivencia.
– No es así, Ryo-chan – Dijo Hiroki –. Si es para que estés vivo, yo sería feliz de ser tu supplier.
– Kei-chan – Lo llamó Shigeaki –. Es hora de dormir.
– Ah, cierto. Gracias, Shige. Chicos, si tienen hambre, mi casa es su casa, ya lo saben. Nosotros debemos irnos a dormir, mañana tendremos un día bastante agitado. Eso te incluye, Nishikido-kun, así que espero que tengas una buena noche.
– Muchas gracias, Koyama-san – Agradeció el muchacho.
– Lo llevo a su habitación – Dijo Shigeaki.
– Está bien, yo lo llevo, Kato-san – Dijo Hiroki.
– Como guste – Dijo el supplier –. Que descansen.
El grupo se separó y se dirigió cada uno a su cuarto.
– Mañana vengo a buscarte para ir a la empresa, ¿de acuerdo, Ryo-chan? – Preguntó Hiroki –. Ah, si necesitas algo, mi cuarto está al lado. Así que, por favor, no dudes en llamarme.
Ryo, dándose cuenta de la preocupación que se reflejaba en los ojos de su amigo, se abalanzó sobre él y lo abrazó con fuerza, respondiendo el muchacho al abrazo.
– Gracias, Hiro – Susurró –. Tú eres lo único que me está manteniendo vivo en estos momentos.
– Siempre estaré a tu lado, Ryo-chan. Siempre...
El mortal entró a su habitación y se lanzó a la cama, mirando el techo.
– Así que terminaré muerto, ¿eh…? – Suspiró –. Demonios, ¿qué debería hacer?

Su pasión era palpable en el aire. Sus jadeos constantes llegaron a empeñar débilmente los vidrios de los ventanales de la habitación. El menor de los amantes cayó rendido sobre el cuerpo del mayor, quien aún con la respiración entrecortada, besó sus húmedos cabellos.
– ¿Cuántas veces… lo hemos hecho…?
– Conté unas 37…
– Exagerado…
Su mano estaba por encender la luz, pero fue interceptada por quien estaba acostado sobre la cama, que la entrelazó a la suya para llevarla a sus labios y poder besarla.
– Te extrañé…
– ¿Qué debería decir yo que estuve esperándote casi un año?
– ¿Cuánto tiempo fue, exactamente?
– Con Ryo-chan estuvieron casi diez meses en el otro lado…
– Eso quiere decir que pasó un mes por minuto – La mirada inquisidora de Yuya lo obligó a seguir hablando –. Aproximadamente, pasamos diez minutos en el mundo de los vivos.
– ¿Qué vieron, Toma? – Susurró Yuya, girándose para quedar con su cuerpo apoyado sobre el pecho del mayor –. La reacción de Ryo-chan cuando vio a Maru… ¿Qué quiso decir con que lo mató?
– Es que eso fue lo que pasó. Maru fue quien asesinó a Ryo.
– Pero, eso quiere decir que… ¿Maru posee las habilidades de un shadow? Si es así, ¿por qué está bajo el mando de Tada-chan?
– Ahora que lo pienso… ¿Recuerdas el día que nos fuimos? – Yuya se giró para mirarlo y asintió con la cabeza –. Ohkura-san hizo una descarga de energía que lo hizo desmayar, ¿no?
– S… Sí, podría decirse que sí.
– ¿Y si en realidad estaba tratando de evitar que llegáramos a tiempo? ¿Y si lo que realmente quería era que nos perdiéramos en el tiempo-temp—?
– No lo digas ni en broma. Si lo que dices es verdad—
– ¿Tú no lo harías, Yuya? – Le susurró, mirándolo a los ojos aunque la oscuridad era lo único que los rodeaba –. Si yo no hubiera aceptado ser tu supplier, ¿no me hubieras sometido hasta que estuviera suplicándote por mi vida?
– Eso es… egoísta…
– Pero, ¿no es amor? Aún con ese egoísmo, ¿no es amor? Tú mismo me lo has dicho, Yuya. Que me quitarías el título de supplier si me iba con Ryo. Es porque no querías que me sucediera nada. Preferías alejarme de tu lado a que me pasara algo malo. Creo que lo de Ohkura-san fue lo mismo. Él no quería que Ryo se enterara de la canallada que mandó hacer a Maru.
– Pero, Tada-chan no logró evitar que se fueran.
– ¿Eh?
– Sí, es probable que quizás haya querido evitar que llegaran a destino, pero, la razón de su desmayo, fue porque sí, liberó una gran descarga de energía, pero él mismo se encargó de absorberla. Quizás a último momento se arrepintió, y por ese mismo arrepentimiento es que comprometió con Kiritani-san…
– ¿Kiri…? Ahhhh… ¿La mujer que estaba a su lado?
– Sí… No preguntes de dónde salió, porque ni yo lo sé – Dijo el rubio, hincándose de hombros.
– Qué raro… ¿Qué querrá esa mujer…?

Volvió a revisar su reloj una vez más, las reuniones lo aburrían sobremanera, siempre lo habían hecho, así que estaba sentado tomando café, en la cafetería, hasta que una muchacha se le acercó, extendiéndole un teléfono.
– Para usted.
– ¿Para mí? – Preguntó, bebiendo rápido el café que recién había tomado.
– Usted es Murakami Shingo-san, ¿verdad?
El aludido asintió con la cabeza y atendió el llamado, comprendiendo la muchacha que esa era la señal para dejarlo solo.
– Bu… Buenos días… Habla Murakami…
– “Hina…”
– Yokoya—
– “Shhh… No me menciones, por favor.”
– Ah… Está bien…
– “¿Cómo estás?”
– Bien – Hizo una pausa antes de seguir hablando –. ¿Usted?
– “Digamos que bien. Hina…”
– ¿Sí?
– “Quisiera pedirte dos favores…”
– ¿A mí? – Preguntó Shingo, riendo.
– “Quiero que vigiles a Subaru, por favor. Me temo que es posible que esté haciendo un mal manejo de mis bienes.”
– Pero, ¿lo has hablado con Erika-san? Es extraño que…
– “Confío en ti. Ya no puedo sentir eso por Subaru. Me retracto, la verdad es que nunca he confiado en él. La razón por la que lo contraté como secretario fue por su fortaleza tanto física como mental.”
– Yo…
– “¿Puedes hacerme un informe detallado y estudiarlo al pie de la letra? Tu especialidad también son los detalles, ¿no es así? Me he dado cuenta que observas todo con mucho detenimiento. Incluso mi cuerpo desnudo.”
– Yoko – Mencionó Shingo su nombre en voz baja, sintiendo un leve ardor sobre sus mejillas.
– “Te sonrojaste, ¿verdad?”
– ¿Me estás espiando? – Preguntó el aludido, mirando para todos lados.
– “¡Claro que no! Pero te conozco demasiado bien como para darme cuenta que lo estás.” Shingo chistó. “Hina, una vez que tengas el informe, memorízatelo y quémalo.”
– ¿Eh…?
– “No quiero que Subaru se entere de esto. Si te llega a suceder algo, yo sería capaz de morir…”
– No digas eso.
– “Quiero verte.” You no obtuvo respuesta del otro lado. Aunque débilmente podía oír el murmullo de las personas que estaban en el mismo lugar que Shingo, podía oír su respiración con más claridad. “Cuando tengas hecho el informe, ven a verme a mi casa de verano.”
– ¿Eh? ¿Qué? ¿No estás en tu casa?
– “No. Me estuve sintiendo un poco mal, así que quise tomarme un descanso. ¿Puedes hacerme también ese favor?”
– Lo haré – Suspiró Shingo.
– “Gracias. Te esperaré. ¡Ah! ¿Hina?”
– ¿Mh?
– “Te amo.”

La reunión había terminado. Maldijo internamente a quién abrió las cortinas de la sala, dejando que el sol entrara. Sentía que había pasado mucho tiempo desde la última vez que vio la luz del sol. Luego de saludar a todos con una reverencia, intentó huir despavorido, para dirigirse a la oficina de Tadayoshi.
– ¡Maruyama-san! – Reconoció su voz, por lo que se giró unos noventa grados. De entre el tumulto de gente en el pasillo, vio a Shota saliendo del mismo –. Maruyama-san, ¿tiene algo que hacer?
– Ahora… debería revisar unos informes que me pidió Ohkura-san.
– Oh, ya veo. ¿Le molestaría que desayunara con usted mientras lo hace?
– ¿Eso es una excusa para hablar de algo conmigo? – Le sonrió el secretario.
– Para nada. Sólo quiero hacer justo lo que dije.
Ambos hombres, se dirigieron a la oficina de Tadayoshi, la cual no sólo estaba vacía sino, también, con las persianas bajas. Ryuhei levantó el tubo telefónico y pidió el desayuno.
– Ya está – Le dijo a Shota, quien lo miró algo extrañado cuando encendió la luz del pequeño velador que estaba sobre el escritorio –. ¿Sucede algo?
– ¿No crees que en vez de encender la luz debería abrir las persianas? – Preguntó el aludido –. Afuera hay un sol hermoso – Agregó, siendo él mismo quien levantó las persianas notando, al hacerlo, que hacía bastante que nadie se disponía a limpiar el lugar. La reacción de la otra persona allí presente, fue la de cubrir sus ojos rápidamente. El rubio se acercó y se sentó frente a él. Rozó una de sus manos para llamar su atención. Al sentir aquel cosquilleo, Ryuhei lo miró –. Como lo imaginaba. ¿Hace cuánto que no duerme?
– Entonces, ¿tu invitación fue por lástima? – Susurró el morocho –. Realmente no te importo, ¿cierto?
– Claro que no, Maruyama-san. Lo hice porque me preocupo por usted. Pero si no lo hacía de esta forma, jamás iba a poder hablarle. Últimamente, lo único que hace es huir constantemente de mí.
– ¿Huir? ¿Yo…?
– Maruyama-san, ¿se encuentra bien? – Le preguntó Shota al notar que mantenía la cabeza gacha en todo momento, oyendo sólo varios susurros de su parte –. Maruyama-san – Volvió a llamarlo, esta vez meciendo su brazo.
– Déjame en paz – Musitó, sintiendo Shota, cómo su cuerpo en una fracción de segundos, quedó pegado a la pared, sosteniéndolo Ryuhei del cuello, fuertemente.
– M… Maruyama-san – Intentó volverlo en sí el rubio, queriendo zafarse del agarre con sus propias manos, pero el morocho le cortó el aire al darle un fuerte golpe sobre la boca del estómago, impidiendo que lo lograra –. Suél… te... me…
Con la misma mano que golpeó al rubio, Ryuhei despojó a Shota de sus ropas de un tirón. Saladas lágrimas de dolor e incomprensión empezaron a salir a borbotones de sus ojos. En ese momento deseó que el tiempo pasara lo más rápido posible, para desaparecer de ahí para siempre.

No supo cuándo llegó, lo que sí supo fue lo que había sucedido. Sabía que lo había hecho estuvo mal, quería detenerse, pero era como si su cuerpo no le hiciera caso a lo que su corazón o mente le pedía.
Entró a la casa, cruzándose a Tadayoshi saliendo del comedor.
– ¿Recién llegas?
– Me surgió algo, lo siento mucho. ¿Me necesitabas para algo? – Le preguntó, viéndolo subir las escaleras.
– No, para nada – Respondió, sin siquiera darse vuelta para saludarlo –. Que descanses, Maru.
– Que pases buenas noches, Tacchon.
Sus pasos lentamente terminaron dentro de la habitación perteneciente a Shingo y Shota. Cerró la puerta a su paso y encendió la luz de la pequeña lámpara de la mesa de luz del rubio. Se lanzó a su cama y cerró los ojos cubriéndoselos con su brazo, dejando que su pecado pasara por su mente una y otra vez sin poder ser capaz de conciliar el sueño.

Suspiró antes de entrar. Estaba por golpear la puerta, pero se dio cuenta que ese lugar era su propio hogar, por lo que abrió la puerta con lentitud. Apenas la cerró y dio dos pasos en dirección a su cuarto, una voz lo interrumpió.
– ¡Ah! ¡Yasu! – Lo llamó Yuya, acercándose corriendo a él –. Te estábamos esperando.
– Lo siento, Tegoshi-san, hoy… Estoy algo cansado – Le dijo el recién llegado, evitando mirarlo a los ojos.
– Pero, Erika quiere que nos reunamos todos para decirnos algo importante – Musitó el vampiro.
– Lo siento… ¿Pueden hacerlo sin mí? Buenas noches – Dijo Shota, rápidamente, subiendo las escaleras.
– ¿Y Yasuda-kun? – Le preguntó Erika a Yuya, quien volvió al comedor con la mirada perdida.
– ¿Sucedió algo malo? – Agregó Toma, mientras el rubio se sentaba a su lado y negaba con la cabeza.
– No… Dijo que estaba cansado, eso es todo – Respondió, sonriendo forzadamente.
– Ya veo… Bueno, él se lo pierde. Los he reunido aquí porque dado a que hemos solucionado todos los problemas que se nos han presentado, se me ocurrió felicitarlos a todos por su labor, organizando un baile de máscaras.
– ¿Baile de máscaras…? – Preguntó Hiroki.
– ¡Sí! ¿No será divertido? – Preguntó la mujer con una enorme sonrisa.

Escaleras arriba, Shigeaki se había quedado dormido por cuarta vez en el día, y por cuarta vez, oyendo a Keiichiro leyendo un libro en voz alta. Le pareció oír un sollozo a lo lejos y, guiándose por el sonido, llegó hasta el cuarto de Shota, donde podía escuchar claramente el llanto desgarrador del muchacho.

Entró a la habitación y cerró la puerta a su paso. Se lanzó a la cama y suspiró. Hacía mucho tiempo que había dejado de sentir la diferencia entre el día y la noche. Se sentía un esclavo. No, eso era, es sólo que ni quería reconocerlo ni se daba cuenta de ello. Oyó el chirriante sonido de la puerta del baño abriéndose. La persona que salió de aquel cuarto, se despojó de la bata que cubría su cuerpo y se sentó en cuclillas sobre él, abrazándolo luego.
– ¿Me amas? – Le preguntó Mirei a Tadayoshi, en voz baja.
– Sí… Te amo…