[Supplier] Capítulo 09 - Baile de máscaras

 No tengo ganas de ir a buscar mis anteojos, PIENSO ATENERME A LAS CONSECUENCIAS xD
 Los Backstreet Boys....... Mi vecin@ está escuchando eso .___.
 En casa ^^

Ciaossu~!!
El día de hoy les traigo el 9 de Supplier :3
Como siempre, a quienes siempre tienen un tiempito para escribir algo, gracias por sus comentarios~ ♥

Enjoy~ ♥

Título: Supplier.
Fandom: Johnnys.
Pairing: Ohkura Tadayoshi x Nishikido Ryo.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, smut, violento.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Cantidad de palabras: 2524.
Sinopsis: Shota se sincera a medias con Keiichiro y Shingo pide la ayuda a Erika para el pedido que le hizo You. Ryo va a ver a Tadayoshi sólo para darse cuenta que él ha cambiado mucho más de lo que había pensado.

Nota: En el episodio anterior, cuando Hina habla por teléfono con Yoko, habrán notado que a veces lo tutea y a veces, no. Eso es porque como es Yoko, a veces se olvida de no tratarlo de usted. Así que no es que yo le pifie, sino que él como loco enamorado (? lo hace sin darse cuenta xD

( 01. Unnamed )

( 02. Supplier )

( 03. Disculpa tardía )

( 04. Plan )

( 05. Escape )

( 06. Buscando la muerte )

( 07. Reviviendo recuerdos )

( 08. Bienvenida )

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Capítulo 09: Baile de máscaras.

– ¿Cómo es eso que hoy no irá a la empresa, Koyama-san? – Le preguntó Shingo, en medio del desayuno.
– Tengo otros asuntos que requieren de mi presencia, Murakami-kun, pero Shige me suplantará. Si tienes alguna duda, puedes preguntarle a él.
– Oh… Está bien…
Keiichiro acompañó a sus amigos hasta la puerta de entrada, lugar donde los despidió con su mano en alto. Subió las escaleras y entró al cuarto de Shota, quien estaba poniéndose el saco.
– Ah, Koyama-san…
El mayor, cerró la puerta a su paso y se sentó sobre la cama del rubio.
– ¿Podrías sentarte a mi lado? – Le pidió –. Por favor.
El aludido hizo caso a las palabras de Keiichiro y se sentó.
– ¿Qué sucede?
– Es lo que me gustaría saber…
– ¿Eh?
– Desde hace unas semanas que estás encerrado aquí. Sé que Murakami-kun y hasta Ryo han venido a verte. He venido respetando tu silencio, pero algo me dice que quieres sacarte eso que llevas dentro. Sabes que puedes confiar en mí, Yasuda-kun.
Shota suspiró. Estaba por hablar, pero llevó su rostro al techo, largando un largo y lastimoso suspiro, sintiendo como su cuerpo empezaba a temblar poco a poco. Este temblor terminó cuando Keiichiro posó sus manos sobre las suyas y levantó su rostro para encontrarse con su pacífica mirada.
– Algo le pasa a Maru… Algo muy grave le está pasando – Dijo, finalmente.
– ¿Qué sucedió? ¿Te dijo algo?
Shota negó con la cabeza.
– Él está… culpándose por algo… No sólo por lo de Nishikido-san. Ese fue el… detonante…
– ¿A qué te refieres…? – Inquirió el mayor.
– Me temo que… es probable que parte de la especialidad de Ohkura-san haya quedado dentro suyo, que no haya desaparecido – Keiichiro frunció el ceño, sin llegar a entender sus palabras –. Quizás… Maru tenga una parte suya que lo lleva a hacer cosas que en realidad él no desea y que lo está consumiendo por dentro.
– Bueno… Es verdad que Maruyama-kun está muy raro… además de que está llevando una mala alimentación. Y puedo jurar que Tadayoshi-kun también, pero… de ahí a pensar que aún mantiene las habilidades de shadow…, ¿no crees que estás exagerando? – El aludido no respondió, atinando sólo a desviar su mirada –. O es que… ¿tienes seguridad en lo que estás diciendo…?
– No quiero hablar de eso, Koyama-san… Por favor – Sollozó el rubio.
– Está bien – Dijo Keiichiro, ofreciéndole al menor su hombro para apoyarse y llorar con más facilidad, que sintiera que no estaba solo.

– Oh, vaya que se nos hizo tarde – Le dijo Erika a Ryo, ambos en la biblioteca, tras ver el cielo nocturno a través de la ventana –. Lo mejor será que nos vayamos, Nishikido-kun.
– Tendré que llamar a Koyama-san para que mande a alguien a buscarme…
– Olvídalo, yo te llevo.
– Será la primera vez que una mujer me lleve a casa – Dijo el mortal, juntando los libros que estaban sobre la mesa, al igual que Erika.
– ¿Siempre has sido igual de caballero?
– La mayoría de las veces, supongo.
– Es bueno saber que tu esencia no ha cambiado, Nishikido-kun.
– Puedes decirme Ryo, nos vemos prácticamente todos los días…
– Es cierto. Pero sólo si tú me llamas por mi nombre de pila – Le dijo, extendiéndole la mano derecha.
– Está bien. Trato hecho – Accedió el morocho a su pedido, estrechando su mano.
– Ahora, vamos a devolver estos libros a su lugar.
Ambos fueron a cada uno de los distintos estantes donde debían guardar la gran cantidad de libros que estaban cargando.
– Hace tanto que venimos a este lugar que ya conozco los lugares de casi todos los libros – Suspiró Ryo, generando la sonrisa en Erika.
– Eso es bueno, además, te sirve para lo que estás buscando – Agregó, subiéndose a una pequeña escalera para dejar uno de los libros en su lugar correcto –. A propósito, ¿has tomado alguna decisión al respecto? Recuerda que no te queda mucho tiem—
La mujer se enredó con su vestido al intentar bajar los escalones, pero fue Ryo quien la salvó de caer al suelo, sosteniendo su cuerpo con sus brazos.
– Cuidado – Le dijo el mortal, sonriendo –. Oye… ¿Alguien te dijo alguna vez que eres hermosa…? – La aludida no podía salir de su asombro ante sus palabras –. Realmente… Eres hermosa – Susurró, todavía sosteniendo el cuerpo de la mujer entre sus brazos, y acercándose a su rostro para besar sus labios.
– Erika-sama…
El llamado de uno de los usuales sirvientes de Erika, hizo que la housekeeper se zafara del mortal.
– E… Enseguida vamos… Antes..., vamos a llevar a Ryo a casa de Kei-chan.
– ¿Ryo?
– Nishikido-san – Se corrigió la mujer.
– Entonces, los espero abajo.
– Por favor.
– Erika – La llamó Ryo una vez el sirviente salió de la biblioteca –, usted me preguntó si ya había tomado una decisión – La mujer lo miró, oyendo con atención sus palabras –. Ya lo hice. Y me gustaría transmitírsela al comienzo el baile de máscaras, ¿está bien?
– Como gustes.

En el viaje hasta la mansión de Keiichiro, el diálogo entre las personas dentro del automóvil era nulo. Recién cuando Ryo debió bajar del mismo, ambos se miraron. Erika extendió su mano derecha mientras que Ryo atinó a estirar su cuerpo hacia adelante para darle un beso en la mejilla. El resultado final, fue que ambos estrecharon sus manos, dándose un beso en la mejilla.
– No digas nada – Le ordenó la mujer a su sirviente una vez el mortal bajó del vehiculo.
Al entrar Ryo a la mansión, halló un joven enmascarado saliendo del comedor que lo hizo asustar.
– Ryo-chan, ya estaba pensando que no ibas a regresar esta noche.
– Hiro…
El muchacho llevaba puesta una máscara blanca con detalles en azul y celeste.
– Nos estamos preparando para el baile de máscaras de Erika-san.
– ¿Cuándo es que era? – Suspiró el mortal, subiendo las escaleras mientras se desanudaba la corbata.
– Mañana a la noche – Respondió Hiroki, siguiéndolo hasta su habitación –. ¿Sucedió algo en la empresa?
– ¿Mh? ¿Por qué preguntas? – Preguntó Ryo, lanzando su saco sobre la cama, antes de acostarse sobre ella.
– Te veo raro – Dijo el muchacho, sentándose a su lado –. Estás… apagado…
– Dime, Hiro… ¿Se vería muy raro si me pongo a salir con Erika?
– Te diría que estás loco… Si Erika-san ha sido la persona que te ha dado inmunidad, el hecho de que seas su novio, será todo lo contrario. Todos los enemigos de Erika-san se mostrarán ante ella y te atacarán a ti al considerarte su punto débil. Pero, ¿por qué estuviste pensando eso?
– Hoy la besé – Dijo, después de una pausa.
– ¿Qué…?
– Fue algo… imprevisto… y… mágico…
– ¿Estás seguro de lo que estás diciendo? – El morocho lo miró –. ¿Estás seguro que no estás diciendo eso sólo para encontrar otra forma de sobrevivir?
– ¿De qué estás hablando? – Preguntó Ryo, sonriéndose.
– Sólo espero que lo que vayas a hacer, no sea un error, amigo mío – Le dijo, palmeando su pierna varias veces antes de salir del lugar.

En la mansión de Tadayoshi, sólo la luz de las velas iluminaba el comedor. Ryuhei estaba sentado en su lugar de siempre al igual que el dueño de la mansión, mientras que Mirei estaba sentada a su derecha.
– Ah, Tadayoshi-kun, me había olvidado de decirte, que ha llegado una invitación a nuestro nombre.
– ¿Invitación de qué?
– Para un baile de máscaras en la mansión de Toda-san.
– ¿De Erika-san? – Preguntó Tadayoshi.
– Sí. Aquí tienes – Le dijo, entregándole un sobre abierto, el cual el hombre devoró con la vista.
– ¿Cuándo es? – Preguntó Ryuhei.
– Mañana en la noche – Musitó el vampiro.
– Si quieren, mañana puedo encargarme yo de buscar las máscaras – Dijo Mirei, mirando en forma alternada a ambos.
– Te lo agradecería mucho – Dijo Tadayoshi, tomando su mano izquierda con dulzura, siendo observado por su secretario, quien desvió su vista cuando se dio cuenta que la mujer le dirigió una mirada fugaz.

Tadayoshi entró a su oficina, cerrando los ojos con fuerza por un momento al entrar. Miró a su secretario, buscando una explicación.
– Lo siento, no puedo controlar que no entren a la oficina todo el tiempo – Bufó.
– ¿Irás a la reunión?
– Creo que ya que te dignaste a venir, deberías ser tú quien vaya. Digo, para que la gente se deje de preguntar si estás vivo o no.
– Oye, ¿te levantaste de mal humor o qué? – Preguntó Tadayoshi, sonriendo, a Ryuhei, quien estaba de espaldas a él –. Está bien, está bien, yo iré. Nos vemos más tarde.
El vampiro salió de su oficina y se dirigió a la sala de reuniones, donde solo halló a Erika y Ryo riendo por un asunto ajeno a él. Al principio se sorprendió, pero optó por seguir sus pasos hacia el interior del lugar, en vez de huir.
– No puedo creer que haya dicho eso – Rió Erika.
– Sí, la verdad que a mí también me sorprendió – Agregó el morocho.
– Buenos días – Los saludó el vampiro.
– Buenos días – Susurró Ryo, casi para sus adentros, notando por primera vez que Tadayoshi estaba igual o todavía más flaco de lo que estaba Ryuhei.
– Tadayoshi-kun, tanto tiempo – Lo saludó Erika, con una sonrisa –. Pensé que ya no te veríamos por aquí.
– Lamento haberme ausentado tanto tiempo. Ryuhei ha hecho una buena labor como secretario de todos modos.
– Hablando de Maruyama-kun, ¿él se encuentra bien? – Preguntó Erika.
– Sí, ¿por qué lo preguntas?
– Es que… Lo veo algo mal alimentado. Pero, quizás sea solo mi imaginación.
– Seguro que lo es.
– Me imagino que vendrás hoy al baile de máscaras – Dijo la mujer, con un tono alegre en su voz.
– Sí, de hecho, Mirei-chan se está haciendo cargo de los arreglos.
– ¿Mirei-chan…? – Preguntó Ryo, sin darse cuenta, en voz alta, frunciendo el ceño.
– En la noche te la presentaré apropiadamente, Ryo.
El aludido se sentó en forma correcta en la silla y atinó a asentir con la cabeza. Erika se lo quedó mirando, sin decir absolutamente nada, hasta que el resto de las personas que debían presentarse en aquel lugar, entraron a escena.

– Erika-san, ¿puedo hablar con usted? – Le preguntó Shingo a la mujer, quien estaba rodeada de personas ocupando tres cuartas partes del ancho del pasillo.
– Claro – Respondió la mujer, alejándose del tumulto tras haberles dedicado una reverencia –. ¿Qué sucede?
– Necesito que me ayude.
– ¿De qué se trata?
Shingo se acercó a Erika y le dijo algo al oído. La mujer alejó su rostro al terminar de oír sus palabras y lo miró, sorprendida por su pedido.
– Por favor – Le suplicó.

Cuando se dio cuenta, ya había golpeado a su puerta. Algo más fuerte que el odio y la decepción lo llevaron a aquel lugar. Al abrirse la puerta, fue Ryuhei quien lo recibió. Sin mediar palabras, el secretario se hizo a un lado y salió de la oficina, cerrando la puerta a su paso. Al dirigir su mirada al interior de la oficina, la encontró a oscuras, viendo al dueño de la misma leyendo unos papeles con suma dificultad. Encendió una de las luces, por lo que Tadayoshi volvió su mirada a él, reparando en su presencia.
– Si no enciendes las luces, dudo mucho que puedas alcanzar a leer algo.
– Gracias, pero no lo necesitaba – Suspiró, sacándose los lentes de lectura y masajeándose el tabique nasal.
– No lo parecía – Dijo el muchacho, sentándose en la silla frente al escritorio del vampiro.
– ¿Cómo estás?
– ¿Dejando de lado el hecho de que quisiste asesinarme? Bastante bien. ¿Tú? ¿Cómo es eso que estás comprometido?
– ¿No te has dado cuenta? – El mortal lo miró –. ¿Todavía necesitas que te dé una respuesta a por qué cometo tantas locuras por ti? – Tadayoshi vio cómo su oyente tragó saliva, sin omitir sonido. Lanzó una suave risa mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a él. Pudo ver una mezcla de miedo y curiosidad cuando lo miró a los ojos. Giró su asiento unos noventa grados y agarró suavemente su cuello, subiendo su mano suavemente hasta terminar sosteniendo su mentón, levantándolo para terminar besando dulcemente sus labios –. Porque te amo – Susurró sobre sus labios, antes de darle un suave beso.
Ryo mantuvo sus ojos cerrados en todo momento, sintiendo cómo su piel se erizaba ante aquel contacto. Cuando pudo reaccionar, se zafó del agarre y le dio la espalda, llevándose una mano a sus labios.
– No sé por qué rayos vine aquí…
– Porque querías verme, querías oír una respuesta de mis propios labios… Porque querías que te convirtiera en mi supplier – Le susurró, tomando su muñeca derecha por detrás y rozándola con sus propios dientes, ocasionando que Ryo se zafara y sostuviera su muñeca con fuerza. Se giró y lo miró seriamente.
– No vuelvas a atreverte a hacer eso…
– No te quedan muchas opciones.
– Te equivocas. Sí me queda una opción – Le dijo el mortal, antes de irse. Con pasos presurosos entró a su oficina, cerrando la puerta de un golpe y deslizándose sobre la misma.
– ¿Ryo-chan…? ¿Qué sucedió? – Preguntó Hiroki, acercándose rápidamente a él.
– ¿Qué rayos he hecho, Hiro…? No sé qué demonios estaba pensando yendo tras él – Sollozó, con la cabeza gacha. Su amigo lo estrechó entre sus brazos. Sabía que estaba demasiado confundido como para preguntarle qué le sucedía, pero al mismo tiempo, sabía que necesitaba aquel abrazo.

La noche estaba templada y estrellada. Era simplemente perfecta. Muchos de los invitados pensaban que por ser una fiesta organizada por Erika, el clima estuvo de acuerdo con ella. La mujer apareció sobre el descanso de la escalera, llevaba una máscara blanca, con detalles negros alrededor de los ojos, y violetas sobre los bordes de la misma, con detalles en color plata. Su vestido fue elegido para hacer juego con la máscara elegida.
– Sean bienvenidos a mi hogar – Saludó, rompiendo los presentes en una fuerte aplauso –. En esta ocasión, el motivo de festejo es simplemente la amistad, el amor y los nuevos lazos que he forjado con varias personas en este corto tiempo. Espero que pasen una hermosa velada – Uno de los sirvientes que secundaban a la mujer, la interrumpió, acercándose a ella. Erika dudó un poco en hacer caso a sus palabras, pero terminó haciéndolo –. Ryo, ¿puedes acercarte? Casi había olvidado que el día de hoy ibas a hacer un anuncio.
El aludido subió las escaleras. Estaba vestido con un saco y pantalón color negro, con detalles en un ocre muy oscuro. Mientras que su máscara era de un color dorado con detalles en azul. El hombre se hincó y besó su mano derecha con dulzura, generando que la mujer debajo de la máscara se sonrojara y sonriera.
– Realmente no sé si es una buena ocasión para hacer un anuncio como este – Se sinceró el hombre, con un tono de vergüenza en su voz –. Para aquellos quienes no me conocen, mi nombre es Nishikido Ryo. Aunque mi aparición en este mundo, al principio la consideré fuera de lugar, creo que me he dado cuenta el por qué de mi presencia aquí, en esta casa, frente a ustedes – Hizo una breve pausa, antes de seguir hablando. Giró su cuerpo hacia Erika y volvió a hincar su rodilla, sosteniendo su mano derecha –. Erika…, ¿me concede el placer de ser mi prometida?