7 de febrero de 2015

[Star] Capítulo 02: Fe


A dormir, a dormir~ (?
NEWS6人 - Bambina
En casa, aunque me gustaría más estar en el polo norte -__-;



Ciaossu~!!
Acá el segundo episodio de Star (sí, al final queda abreviado así por opinión popular (? ok, no, quizás no tan popular xD sólo de una persona xD).
Enjoy~ ♥


Título: So you think you can be a star.
Fandom: Johnnys.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, Romance, Smut, Violento.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Sinopsis: Tadayoshi comienza trabajando en la parte de vestuario y tras los dichos de Yuya, Ryuhei y Shota (ex-compañeros de Ryo cuando formaba parte de una banda de idols), ellos le confiesan que confían en sus habilidades incluso para sobrepasarlo.


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Capítulo 02: Fe.

Tadayoshi volvió a su casa con cierta incertidumbre. Pero no quiso renunciar a su trabajo actual, quiso optar por tener a la cafetería como un respaldo por si no lograba aguantar mucho tiempo, y menos estando bajo amenaza.
— Buenas noches — Saludó a su madre, entrando al comedor, suspirando.
— Buenas noches — Repitió la mujer sus palabras, pero a los pocos segundos reparó en su mirada dubitativa —. ¿Sucedió algo en la entrevista de trabajo?
Tadayoshi resumió todo en un sonoro suspiro, mientras se sentaba en torno a la mesa y estiraba su cuerpo sobre la misma.
— Digamos que... no me siento bien recibido... Es como si... Tegoshi-san creyera que llegué para arrebatarle su trabajo.
— ¿Vas a trabajar con Tegoshi-kun? — Preguntó la mujer, sentándose frente suyo.
— No lo sé. La verdad, no lo sé. Nishikido-san sólo me dijo que me presente mañana a las siete... y nada más.
— Por algo debe ser —Dijo su madre, levantándose luego.
— ¿Eh? — Preguntó Tadayoshi, siguiendo con la mirada a la mujer.
— Que Tegoshi-kun se siente amenazado con tu presencia — Le sonrió —. Tacchan..., sólo has lo que te dicte tu corazón. Siempre quisiste estar en el mundo del espectáculo y yo estoy bien, los remedios funcionan, no tienes de qué preocuparte. Si quieres intentarlo..., hazlo. Si no lo logras, habrá sido una linda experiencia para recordar, pero no te niegues la oportunidad de acercarte a tu sueño. Sólo... inténtalo.

 Al día siguiente, estaba de pie en la oficina de Ryo, donde él caminaba de un lado a otro, sin despegar su teléfono de su oído.
— Nishikido-san — Llamó su atención.
— Ah, sí. Ve... Puedes ir al décimo piso. Yasu va a necesitar de tu ayuda — Le dijo, con una sonrisa.
— Yasu — Repitió el muchacho, antes de salir de la oficina y dirigirse al ascensor, donde contó uno a uno los pisos que lo separaban del número diez, hasta que llegó a él —. Yasu... Yasu — Un estrepitoso sonido proveniente de una de las salas del lugar, lo quitaron de su ensimismamiento, obligándolo a entrar a la misma y rescatar a una persona de entre un par de cajas —. ¿Se encuentra bien?
— Ay, ay, ay... Sí. Muchas gracias — Le respondió un menudo muchacho de cabello azabache, atado en una pequeña cola de caballo, con unos enormes anteojos con un marco blanco y ropa un tanto extravagante.
— Disculpe, pero, ¿puede llevarme con Yasu?
— Hablas con él — Le sonrió el aludido, levantándose y acomodando las cajas.
— ¿De nuevo durmiendo entre las cajas, Sho-chan? — Preguntó un segundo sujeto, entrando a la sala para ayudarlo a acomodar lo que, en un descuido, había terminado en el suelo.
— Sho-chan — Repitió Tadayoshi, sin dejar de mirar al par.
— Oye, Okura, sí que te has ganado el aprecio de Tegoshi — Dijo el recién llegado.
— Ah... Sí — Admitió el aludido, apenado.
— No te preocupes, él tiene ese tipo de personalidad — Dijo el más bajo de los tres, arreglándose sus anteojos.
— Como dicen, la fama se le subió a la cabeza — Agregó el segundo hombre.
— Una pregunta — Ambos sujetos lo miraron —, no es que vaya a subestimar su trabajo ni mucho menos, pero..., ¿qué tiene que ver esto con ser un idol?
— Bueno, por más idol que seas, debes tener un buen vestuario. La ropa es lo que termina de hacer al idol. Hasta que encuentres tu propio estilo, tanto en la ropa, como con el maquillaje y el peinado, pasarás por un par o por miles de ellos. 
— A Tegoshi, por ejemplo, le sienta mejor un par de jeans y unas botas. Con eso él se siente a gusto, y le queda bien. 
— Ahhh...
— ¿Cómo decirlo...? Sin un vestuario acorde, no brillarás. Y un idol debe brillar — Ambos se llevaron una mano a la altura de la cabeza, rodeando su propio rostro, e hicieron el símbolo de la paz.
— ¡Ah! ¡Ustedes son MaruYasu!
— Tardó bastante en darse cuenta — Le dijo quien respondía al apodo de Yasu.
— No hemos cambiado mucho en este tiempo..., ¿o sí? — Preguntó Maru, mirándose al espejo.
— Perdón, la verdad en que con tanto nerviosismo... Pero, ¿el resto de los KanBoys también están aquí?
— Bueno..., es natural... 
— Pese a querer ser la cabeza de una productora musical, Ryo-chan no iba a dejar que nos alejáramos mucho de él.
— Guau... No puedo creerlo — Dijo Tadayoshi, sin poder salir de su asombro —. Pero, ¿qué es lo que hace los demás aquí?
— Digamos que... a su manera... todos han cumplido lo que se han propuesto. 
Kansai Boys nos ha cambiado la vida, ¿no, Sho-chan? — El aludido asintió con la cabeza, sonriendo.
— Hora y media para la salida — Los interrumpió una mujer del personal, asomándose dentro de la habitación, segundos después de golpear la puerta.
— Entendido — Dijeron al unísono los mayores.
— Bueno, Okura, bienvenido a KB Productions

Los tres se dirigieron al subsuelo con dos percheros enormes cada uno, donde cinco personas los esperaban con una camioneta abierta de par en par. Con el vestuario en su lugar, se dirigieron a toda prisa a un estudio de televisión, donde Yuya, junto con varios aprendices, grabarían una presentación que se transmitiría el fin de semana. 
Los percheros llegaron al estudio de grabación con la misma rapidez con la que se los llevó. 
— Yo me hago cargo de Tegoshi — Dijo Yasu —. Ustedes encárguense de los pequeñines.
Y la tarea que le había dejado a sus acompañantes no representaba menos responsabilidad de la que él tenía haciendo brillar a Yuya. Los aprendices que quizás, en algún futuro, llegarían al nivel de Yuya o hasta de lo que ellos mismos fueron en una época como Kansai Boys, debían brillar casi de la misma forma. Ellos debían encandilar al público que los vería al otro lado del televisor.
Más de dos docenas de niños, se atiborraron alrededor de los percheros, pero fue Maru quien, al aplaudir dos veces, calmó a la horda de niños emocionados.
— Chicos, el día de hoy vamos a tener a un amigo que va a ayudarlos con el vestuario. Su nombre es Okura Tadayoshi. Recuerden bien este rostro, ¿eh?
— ¿Y tú quién eres? — Bromeó uno de los niños.
— Mi nombre es Maruyama Ryuhei, jovencito — Respondió Ryuhei —. Y aquel que está allá es mi compañero, Sho-chan, pero ustedes deben llamarlo Yasuda Shota-san, o se puede enojar mucho. 
— Tegoshi-san también se enoja si no lo llamamos Tegoshi-san — Dijo otro niño.
— ¡Maru, miente! ¡Podemos decirle Sho-chan! — Vociferó un tercer niño, riendo luego.
— Bueno, niños, ya basta de risas, a trabajar. 
Con paciencia y dedicación, Ryuhei y Tadayoshi se encargaron de vestir a cada uno de los niños. Cuando no faltaban más de cinco para preparar, Shota regresó de ayudar a Yuya y terminó de arreglar a los niños en un santiamén.
— Sí que se te da bien esto del vestuario, Yasuda-san — Dijo Tadayoshi.
— Está bien si me dices Yasu. Y sí, después de todo, esto es lo que siempre quise hacer — Dijo el aludido, con una sonrisa. 
Detrás de Shota, Tadayoshi vio que, aunque un tanto alejado de ellos, Ryo había llegado al lugar y hablaba de algo con Yuya. 
— Parecen... una pareja — Soltó Tadayoshi. Shota se giró para ver a quienes se referían.
— ¡Shh! No lo digas ni en broma — Le dijo al menor, con cierta seriedad y terror repentino, lo cual lo hizo sorprender un poco.
— Tegoshi-san, a escena — Pidió alguien del personal, a lo que el aludido con una sonrisa que Tadayoshi jamás había visto, asintió, no sin antes darle a Ryo un beso en la mejilla. No puso descifrar la forma en la que miró a Ryo luego de haberlo hecho, sobre todo porque al sentir el contacto de sus labios sobre su piel, el mayor giró su cabeza y no le fue posible ver su reacción.
Apenas empezó la grabación, Tadayoshi quedó ensimismado viendo cuanto brillaba todo, tanto Yuya, como el resto de los niños.
— Buenos días —  Los interrumpió un muchacho de no más de 25 años, de cabello azabache y tez blanca. Estaba vestido con una remera roja con un texto en inglés en medio, con letras negras, un pantalón de jean, un par de zapatillas algo gastadas y con los cordones desatados y una gorra azul sobre la cabeza. Sobre uno de sus hombros, llevaba un bolso igual o más gastado que sus zapatillas —. ¿Han visto a Tegoshi?
— ¿No lo oyes? —  Preguntó Tadayoshi, sin poder salir de su estado de trance.
— Ah. Ja, ja. Ahí está — Dijo el recién llegado, cruzándose de brazos.
— ¿Quién lo busca? — Preguntó Shota.
— Disculpen. ¿Dónde han quedado mis modales? —  Se preguntó a sí mismo, limpiándose la palma de la mano derecha sobre su propia ropa —. Fui contratado como asistente para Tegoshi. Mi nombre es Ikuta Toma. 
— Empezaste mal, Ikuta — Dijo Ryuhei, negando con la cabeza —. Nunca, pero nunca, llames a Tegoshi sin el "-san", o va a dejarte de patitas en la calle.
— Tampoco le lleves el jugo tarde — Agregó Shota.
— O le tires el jugo encima por haberte dado cuenta que no llegas a tiempo — Finalizó Tadayoshi.
— Un jefe difícil, ¿eh? — Preguntó Toma —. Pero, no importa, me encantan los retos — Sonrió ampliamente el muchacho, frotándose las manos.
— Dos semanas — Dijo Ryuhei.
— Eres demasiado positivo, Maru...
— Le tengo fe, me agrada el chico — Reconoció el aludido, hincándose de hombros.
Toma le pidió a Shota que le indicara dónde estaban las cosas de Yuya, o dónde podía conseguir alimento y bebidas lo más rápido posible para su nuevo jefe.
— Yo creo que va a pasar los tres meses de prueba — Dijo Tadayoshi, viendo como Toma, al igual que un corredor espera el sonido del silbato para empezar a correr, esperaba la primer orden de Yuya, para cumplirla al pie de la letra.
— Eso ya es tenerle demasiada fe — Dijo Ryuhei.
— Algo me dice que Ikuta-kun va a quedarse con el puesto.
— ¿Qué te parece? — Le preguntó Ryo, en referencia a la presentación que estaban terminando de grabar —. ¿El trabajo que hacen Maru y Sho-chan?
— Es increíble — Respondió el aludido —. Realmente brillan.
— Sí, ¿no? Bueno, después de todo, Sho-chan estuvo a cargo de nuestro vestuario casi desde el comienzo.
— Así fue, así fue.
Tadayoshi se quedó mirando unos instantes a Ryo, volviendo su mirada luego a Yuya.
— Okura, cuando llegues a la empresa mañana, quiero que vayas al piso diez, ¿de acuerdo? — El aludido asintió lentamente con la cabeza —. ¿Sucede algo?
— No, no. Nada.
Ryo sonrió y tras despedirlos agitando su mano en alto, se fue de la sala.
Cuando la presentación terminó, la voz que resaltó del barullo, fue la de Yuya pidiendo una bebida fresca. Como si lo llevara el demonio, Toma llegó a su lado rápidamente, llevando consigo también una toalla.
— ¿Y tú quién eres? — Le preguntó el rubio, frunciendo el ceño.
— Soy su nuevo asistente. Mi nombre es Ikuta Toma.
— Toma, ¿eh? — Yuya bebió el contenido del vaso mientras con la otra mano agarraba la toalla que el morocho le extendía —. Gracias — Dijo, mirándolo escasos segundos.
— No puede ser — Dijo Shota.
— Se los dije — Soltó Tadayoshi.
— ¿Eres vidente o algo? — Preguntó Ryuhei.
— Es cuestión de sentido común. Se notaba que Ikuta-kun quería este trabajo, y es capaz de hacer lo que sea por obtenerlo.
— ¿Eso quiere decir que tú no quieres este trabajo?
— Yo no vine aquí para ser asistente de Tegoshi-san — Respondió, con una sonrisa.
— Cómo brillas — Dijo Ryuhei, llevándose una mano al rostro, como si quisiera cubrirse del brillo que irradiaba Tadayoshi, generando su sonrisa.
— ¿Quieres venir a tomar unos tragos con nosotros cuando terminemos? — Le preguntó Shota.
— Lo siento, no puedo. 
— ¿Toque de queda a tu edad? 
— Algo así.

Tadayoshi quería despedirse de Ryuhei y Shota antes de volver a su casa, por lo cual, los esperó en su usual sala de vestuario. Sin siquiera golpear la puerta, Yuya cruzó la misma, llevando una bolsa con traje sobre su hombro.
— ¿Y Yasuda-san?
— No lo sé. Los estoy esperando para poder irme.
— Ah. Bueno, diles que les dejo aquí lo que me prestaron hoy. No los alcancé para dárselo en el estudio.
— Está bien. Gracias — Dijo Tadayoshi, incorporándose y colgando el traje en uno de los percheros vacíos que estaban a su alrededor —. Yuya había girado para salir del lugar, pero volvió sobre sus pasos y se quedó mirando al muchacho —. ¿Se le ofrece algo más?
— No creas que vas a durar mucho tiempo aquí, novato.
— ¿Por qué dice eso? ¿Acaso me tiene miedo?
— Por supuesto que no.
— La verdad es que yo tampoco sé qué rumbo va a tomar todo esto, pero quiero tomar el riesgo. Quiero saber hasta dónde llego. Lo que sí puedo decirle, Tegoshi-san, es que usted sigue brillando.
— Por supuesto que sí. No por nada soy la única cara de esta empresa. 
Ryuhei estaba por entrar, pero Shota detuvo sus pasos. Sabía que Tadayoshi estaba ahí, y le interesaba saber qué palabras estaba cruzando con Yuya.
— ¿Pero no cree que es raro? 
— ¿Qué cosa?
— Justamente eso, que usted sea la única cara de la empresa. Debe ser estresante tener el peso de la fama y el destino laboral de miles, por no decir un millar de personas, sobre sus hombros.
— A mí el resto no me importa. 
— Pues debería. ¿Y si un día Nishikido-san decide echarlo? 
— Ryo-chan no me haría eso. No a mí...
— ¿Y si un día usted decide irse? ¿Lo haría? — Yuya no respondió —. Y dejaría a muchas personas en la calle.
— Si eso sucede, Ryo-chan se las empañará para hacer algo. Incluso intentaría juntar de nuevo a los Kansai Boys, esperando un milagro.
— ¿Un milagro?
— A todos les llega su momento en el mundo de la fama — A medida que siguió hablando, acompañó sus palabras con sus manos —. Un día estás en la cima, y al siguiente, estás de nuevo en el suelo. Y dicen que la caída es dolorosa.
— ¿Dices que Kansai Boys están en el suelo?
— ¿Acaso ellos no decían que estarían juntos cantando hasta que se volvieran viejos? Sin embargo, después de tanta palabrería, terminaron separándose y haciendo cada uno lo que quería.
— Yo creo que lo lograrán, si se lo proponen. Estoy seguro de que si se juntan a cantar otra vez, ellos podrían lograr un milagro.
Afuera, Ryuhei y Shota sonrieron. Las palabras de Tadayoshi fueron su campana de entrada. 
— Buenas noches — Saludó Shota.
— Les dejé el vestuario que me dieron para la entrevista — Dijo Yuya.
— Perfecto.
— Nos vemos mañana.
— Hasta mañana — Lo saludó Ryuhei —. Vaya sermón que le diste, Okura.
— ¿Eh? ¿Estaban escuchando?
— La verdad es que Maru quería entrar, pero después fue el más interesado en escuchar. ¿Sabes algo? Yo creo lo mismo que tú — Dijo Shota, sentándose a su lado —. No estoy arrepentido de haber detenido a Kansai Boys cuando estaba en la cresta de su fama. Probablemente, todos hayamos estado de acuerdo al respecto quizás por lo mismo que dijo Tegoshi, por el miedo a la caída.
— En pocas palabras, preferimos irnos por nuestros propios medios y no quedarnos hasta que nos echaran.
— O hasta que nos reemplazaran.
— Ese es el miedo que tiene Tegoshi. Por eso te detesta tanto. Okura, tú eres la primera persona que Ryo deja entrar a la empresa sin que pase el proceso de aprendizaje. Claro, eso no quiere decir que no vayas a aprender nada con nosotros, pero lo haces en forma... más directa, ¿me explico? Hasta lo más probable es que termines yendo con Tegoshi y él en alguna gira.

Cuando la jornada laboral terminó, Tadayoshi salió de la empresa y esperó el autobús en la parada usual. Se había levantado algo de viento y él no había llevado abrigo. Sus propias manos frotando la
piel de sus brazos eran su única fuente de calor. Un vehículo se detuvo justo frente a él y la ventanilla del asiento del acompañante se bajó.
— Nishikido-san...
— ¿Quieres que te alcance a casa?
— No, no se preocupe. El autobús no debe tardar en llegar.
— Vamos, no voy a dejar que te resfríes por mi culpa.
Movilizado por las miradas de los curiosos ante un automóvil de lujo estacionado frente a una parada de autobús, Tadayoshi entró al mismo.
— Gracias.
— No es nada. Enséñame el camino, ¿sí? — El muchacho respondió asintiendo con la cabeza —. ¿Vives con tu familia?
— ¿Eh?
— Lo siento, es que teniendo en cuenta que vamos a compartir juntos varias de nuestras horas laborales, me parece correcto saber algo más de ti. ¿Vives solo, con tu familia...?
— Vivo con mi madre. Mi padre nos abandonó cuando yo era pequeño.
— Ohhh, ya veo. ¿Tienes hermanos?
— Soy hijo único.
— ¿Tu madre trabaja?
— Mi madre padece de una enfermedad que le va desgastando las articulaciones. Hace ya varios años que ha dejado de trabajar a la fuerza. Aunque está en casa, tampoco puedo vigilarla todo el día.
— Debe ser terrible.
— Intento no pensar en ello cuando estoy trabajando, sino me sentiría peor por dejarla sola.
— ¿No hay alguna amiga o vecina que pueda ayudarla?
— Mi madre nunca ha sido de tener muchos amigos, y dialoga poco y nada con los vecinos, así que, no.
— ¿Hay algún tratamiento que pueda mejorar su calidad de vida?
— Lo hay, pero... No es barato...
— Dime cuál es y yo lo costearé.
— Por supuesto que no. No le estoy pidiendo eso.
— Tómalo como un préstamo.
— ¿Un préstamo...?
— Exacto. El monto total más los intereses, me los devolverás conforme vayas obteniendo fama y popularidad.
— ¿Tanta fe me tiene? Tegoshi-san ya me ha dado la espalda.
— ¿Y qué con eso? El que tiene la última palabra aquí, soy yo.
— Hablando de eso... ¿Puedo preguntarle algo?
— Dime.
— ¿Yo estaré en la gira de Tegoshi-san?
— ¿Quieres ir?
— No, no es eso. Es que... como le dije, mi madre está enferma y...
— Si quieres ir, puedo contratar a una persona para que la ayude y la cuide o incluso podemos llevarla con nosotros en la gira.
— ¿Por qué dice las cosas con tanta facilidad?
— ¿Eh? — Preguntó Ryo.
— A la derecha, a mitad de cuadra de esta acera. Dice cosas como que va a pagar un tratamiento costoso o que llevemos a mi madre a una gira de conciertos de una estrella famosa.
— Si lo digo, es porque puedo hacerlo. Y tarde o temprano, tú también lo dirás. Tarde o temprano, Okura, tendrás que pensar en mudarte. ¿Crees que cuando las fanáticas se enteren que vives aquí no van a venir a acosarte a ti e incluso a tu madre sólo para verte? Después saldrán chicas que te rechazaron en primaria preguntándote si te acuerdas de ellas, diciendo lo arrepentidas que están por haberte negado la oportunidad de salir con ellas. 
— ¿A usted le sucedió?
— A todos los idols les pasa. Hasta aparece gente que dice conocerte de niño y sin embargo tú no tienes idea de quiénes son. Es la vida de un idol, el trasfondo. Lo que no se ve. Pero, siempre y cuando no te hayas visto en algún escándalo, nada saldrá a la luz.
— Es extraño, ¿no? La amabilidad que irradian desde la pantalla del televisor y sin embargo algunos son tan...
— ¿Lo dices por Tego? Él es encantador, a su manera. 
— ¡Pero ustedes sí lo son! — Lo interrumpió —. Los Kansai Boys son iguales a como se los veía en las entrevistas.
— Es que nosotros no nos dejamos llevar por la fama. 
— En esa época, querrá decir.
Ryo sonrió.
— En esa época. Nosotros siempre fuimos transparentes. Tanto para las personas que nos entrevistaban como para los fanáticos. Pero, quieras o no, el mundo de la fama termina corrompiéndote...
— ¿Como Tegoshi-san?
— Algo así — Respondió, sonriendo —. Bueno, creo que hemos llegado.
— ¿Quiere... cenar?
— Es una linda invitación, pero tengo planes.
— Ah, claro. No se preocupe — El muchacho se bajó del automóvil y Ryo volvió a bajar el vidrio del lado del acompañante para hablarle —. Buenas noches. 
— Que descanse. Nos vemos mañana.
Tadayoshi asintió y esperó que, a toda velocidad, el vehículo desapareciera de su vista.
— Oh, me olvidé el tofu — Volviendo sobre sus pasos sobre la oscura calle, el muchacho se dirigió a una tienda de conveniencia a unas cuadras de su hogar.

Llegó cansado a su apartamento. Se deshizo de su saco, lanzándolo sobre la silla que siempre estaba para ese propósito en la entrada, y se desanudó de corbata, reparando en el calzado ajeno al suyo, que descansaba antes de ingresar al living. Sonriendo se dirigió a su habitación donde, efectivamente, estaba su amante, sentado cómodamente sobre la cama mientras, con el mando a distancia, buscaba algo de su agrado en la televisión.
— Al fin llegas, me estaba cansando de esperarte — Le dijo, lanzando el mando a distancia lejos de su alcance, y acostándose sobre la cama, abriendo sus brazos. 
Ryo se acercó y besó sus labios.
— Que sea la última vez que intentas besarme en público, Tegoshi.
— Lo siento, fue la costumbre — Le sacó la lengua el rubio, mientras lo observaba despojarse de todas sus prendas y agarrar su bata de baño —. ¿Quieres que te ayude a enjabonarte la espalda?
— No, gracias. Puedo solo — El aludido sonrió —. Háblame de tu nuevo asistente.
— ¿De Toma? Es lindo.
— Lindo..., ¿cómo?
— Lindo... Tierno... Y atento. 
— Lo que ti te gusta.
— Lo que tú no eres, Ryo-chan — El morocho no dijo nada. Tras oír el sonido de la ducha abriéndose, Yuya se levantó de la cama y entró al cuarto de baño —. ¿Y el novato?
— ¿El novato? ¿Cuál novato?
— Sabes de quién hablo...
— Ah. De Okura-kun. No entiendo por qué esa forma de referirte a él. 
Yuya corrió la cortina de la ducha para mirarlo.
— Ni se te ocurra reemplazarme.
Ambos se quedaron un rato mirándose, hasta que Ryo lo atrajo hacia él, haciéndolo entrar a la ducha.
— Nadie dijo que iría a reemplazarte. Nadie podrá hacerlo, nunca — Le susurró al oído, besando luego sus labios, apasionadamente.
— Sólo lo haces para que esté feliz un rato, me quede y tengamos sexo. No es justo.
— No lo sería si en este momento te fueras.
— Pero estoy todo mojado.
— En ese caso, habrá que sacarte la ropa y dejarla secar por un buen rato...
— ¿Cuánto tiempo?
— Toda la noche...

No pensaba que la tienda estaría tan llena a esa hora, pero su madre le dijo que necesitaría el tofu para la cena y no le podía fallar. Cruzó el umbral de entrada a su hogar y cerró la puerta a su paso.
— ¡Llegué! — Exclamó, pero no recibió respuesta. Le pareció raro ya que su madre tenía terminantemente prohibido salir de la casa y podía oír con claridad que el televisor de la cocina estaba encendido. Cuando llegó a la misma, halló a su madre en el suelo, inconsciente. Como un rayo, se arrodilló a su lado y la llamó, pero no reaccionaba. Jalando el tubo telefónico, lanzó a su lado el aparato y vació su mochila en busca de algún teléfono. Una tarjeta apareció de entre sus cosas, y decidió hacer uso de ella. Marcó el número y esperó un momento a que alguien respondiera al otro lado —. ¿Nishikido-san? Soy yo, Okura Tadayoshi. ¿Puede venir a mi casa, por favor? Mi madre... está inconsciente y no responde. Por favor — Susurró la última frase, en forma de súplica, conteniendo el llanto.
— Espérame ahí. Voy enseguida.

2 comentarios:

  1. Anónimo3/3/15, 1:24

    iiiiiiiiiiiiiiiiiih~
    Por que le hablo a Ryo?
    Tatsu no tiene amigos ?
    Ryo dejo a Teshi todo alborotado!?!?

    que mal por la mami de Tatsu ... pero el lograra ser un supah idol *pateada¨* y lograra pagar su tratamiento ... Yo lo sé!

    Que bueno que Maru Sho-chan no le agarraron odio a Tatsu como Teshi d=

    ¨*-* Muchas gracias por el cap 2 ~
    *se va al 3 *

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    1. Hiii~ Antes que nada, gracias por leer y comentar (*^-^*)

      Segundo, paso a responder tus preguntas xD
      1) Porque sí (? Mi mente quiso que fuera así xD
      2) No tiene amigos (? Sobre todo después de que prácticamente una de sus ex-compañeras de trabajo lo vendiera a Ryo prácticamente en bandeja de plata xD
      3) Es el efecto Nishikido :v

      Mh... Me reservo el comentario a lo otro :v

      Es que alguien tiene que quererlo, pobre Tatsu xD
      Ok, la espero en el 3 :) <3

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