24 de abril de 2015

[Star] Capítulo 07: Verdaderas intenciones

Ciaossu~!!
A punto de engriparme -___- me duele la garganta ;AAAAA; les dejo el séptimo de Star :D
En este epi vamos a ver mucho amor y varias confesiones :v
Espero que lo disfruten (#^___^#)
Enjoy~ ♥



Título: So you think you can be a star.
Fandom: Johnnys.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, Romance, smut, violento.
Rating: NC-17.
Cantidad de palabras: 3288. 
Estado: Finalizado.
Sinopsis: Yuya se promete a sí mismo dar el mejor de los recitales, sea cual fuere su final dentro de la empresa. Ryo le hace una propuesta a Tadayoshi que será imposible de rechazar.


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Capítulo 07: Verdaderas intenciones.



Ryuhei y Shota miraban televisión pero, de reojo, también a Tadayoshi, que dormía tranquilamente en el sillón.
— Pobre — Susurró Ryuhei.
— Fue fuerte todo el día de hoy…
— ¿Por?
— Llamé a Ikuta-kun y me dijo que Tegoshi quería hablar con Okura-kun. Cuando llegaron al hospital..., Ryo los acompañó hasta la habitación de Tegoshi. Yo no sé qué haría… si tengo que volver a ver a la persona que… me violó — Dijo, soltando la última frase en un suspiro —. Voy a salir un rato — Dijo, después de estar un rato mirando la nada, levantándose de su asiento.
— ¿Estás bien?
— Sí.
— No vayas a hacer nada raro.
Ryuhei se volvió para mirarlo y le sonrió. Salió del hotel y respiró aire fresco. Dejó que sus pies lo llevaran hasta donde ellos pudieran. Quería alejarse por un tiempo de allí, de los problemas que apenas parecían asomar. No supo por qué llegó al hospital, o quizás, inconscientemente desde que pensó en salir de su habitación había querido terminar ahí. Subió hasta la habitación de Yuya, y entró a la misma sin ser visto por nadie. Acercó una silla al lado de la cama y se sentó. Estaba dormido. Quizás porque él quiso hacerlo o por efecto de algún medicamento. No supo cuánto tiempo estuvo allí, sólo mirándolo. Cuando sintió su teléfono vibrar dentro de su bolsillo, se dio cuenta que seguro era Shota preocupado por su accionar. Suspiró. Se incorporó apenas y depositó un suave beso sobre los labios de Yuya. Se acercó a la puerta, pero al girar el picaporte, algo lo detuvo.
— Esto no va a gustarle a Yasuda-san.
Ryuhei se sonrió y se giró.
— Yo no voy a contarle, ¿y tú? — Le preguntó, sonriendo.
— ¿A qué viniste? — Preguntó el rubio, intentando acercarse una frazada que estaba a los pies de la camilla.
  ¿Qué le dijiste a Okura-kun? — Repreguntó el mayor, abriendo la frazada que el rubio quería, para tapar su cuerpo.
— Gracias — Le dijo —. La verdad. Le dije lo que pasó con Ryo-chan.
— ¿Para qué?
— Para evitar que haga lo mismo que yo. Es verdad que tiene talento, pero no tiene que someterse para conseguir lo que quiere. Puede hacerlo por sus propios medios.
— Pero Ryo ya lo violó.
— Ya lo sé. Vino y me lo dijo.
— ¿Ryo vino a verte? No pensé que lo haría.
— Yo tampoco. Se ve que algo le importo — Ryuhei sonrió, recordando que él había dicho una frase parecida —. ¿Y Toma? ¿No estaba afuera?
— No. Cuando llegué, no había nadie, así que entré.
— ¿Puedes servirme algo de agua?
— Claro —Le dijo el morocho, sirviéndole luego un vaso de agua de la jarra que estaba al lado de la camilla.
— Espero que el aire acondicionado no haga estragos mañana…
— ¿Estarás recuperado para la gira?
— Voy a decirte lo mismo que le dije a Okura — Dijo, después de beber un gran sorbo de agua —: no sé qué va a hacer Ryo conmigo, pero si esta gira es la última, que sea la mejor de todas.
— Estás de buen humor de nuevo — Se sonrió su oyente.
— Una vez que te das cuenta que eres talentoso… no hay nadie que te pare.
— Así debe ser.
— Oye, Maru… ¿Qué crees que hubiera sucedido si no hubiera ido a la casa de Ryo esa noche?
— No te hubiera ultrajado.
— Y al día siguiente…, ¿habría ido a la empresa aceptando su oferta?
— Si hubieras ido a la empresa, Ryo no te habría acosado hasta el punto de tenerte en su cama. Pero lo dudo, Ryo es de esos que no paran hasta conseguir lo que quieren — Ryuhei se lo quedó mirando —. Tegoshi — Lo llamó, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja, ocasionando que el rubio girara la cabeza para mirarlo —…, si Ryo no hubiera hecho lo que te hizo, ¿nosotros estaríamos juntos en estos momentos?
— No lo creo — Se sinceró el aludido, sonriendo —. Hasta hace un par de semanas, quizás, sí, pero ahora, te habría abandonado.
— Eso fue demasiado sincero — Dijo el aludido, llevando ambas manos rápidamente a sus rodillas.
— Así está bien, Maru —Dijo, terminando con el silencio —. Que me ames de esa forma, está bien. Aunque yo no pueda corresponderte, siempre voy a estarte agradecido por la forma que tienes de amarme — Ryuhei tragó su sollozo y negó con la cabeza, sin decir nada más —. ¿Por qué no vuelves al hotel? De seguro, Yasuda-san debe estar preocupado por ti.
— Sí… Lo más probable es que piense que fui a cagar a palos a Ryo —Dijo, levantándose y corriendo la silla a un lado.
— Deja la silla ahí nomás. Seguro que Toma enseguida viene.
Toma, Ryo, Maru… Yuya sólo llamaba por su nombre o su apodo a personas con las cuales tenía una relación cercana.
— Lo quieres, ¿verdad?
— ¿Mh?
— A Ikuta-kun.
— Toma es muy bueno conmigo. Él… me comprende.
— Que te mejores.
— Gracias. Te aseguro que mañana escucharás el mejor de mis ensayos.
— Eso espero.
Ryuhei salió de la habitación, encontrándose con Toma, quien volvía con un vaso de café.
— Maruyama-san…
— ¡Ah! Ikuta-kun.
— ¿Qué… está haciendo aquí…? — Preguntó, extrañado por su presencia en aquel lugar.
— Vine a preguntarle a Tegoshi qué había hablado con Okura-kun, pero estaba dormido.
— Ah, ya veo.
— Bueno, nos vemos mañana.
— Nos vemos — Dijo el muchacho.
— Ikuta-kun —El aludido lo miró —…, cuídalo bien.
— Seguro...
Toma subió el ascensor y entró a la habitación de Yuya. Estaba dormido, por lo que encendió la luz de la lámpara sobre la mesa de luz al lado de la cama.
— ¡Buu! — Lo asustó Yuya, dentro de las cobijas, después de haber visto que dejaba el vaso de café sobre la mesa.
— Yuya, casi me matas de un susto — Reconoció Toma, llevándose una mano a la altura del corazón.
— Lo siento. Me tenté — Bromeó el rubio, sentándose lentamente.
— ¿No vas a dormir?
— Me desvelé.
— Maruyama-san estuvo aquí — Su oyente lo miró —. Dijo que quería saber qué le dijiste a Okura-kun, pero estabas durmiendo.
— Sí, pero el muy maldito hizo ruido para despertarme. Sólo por eso, seguí haciéndome el dormido.
— Ya veo — Dijo el aludido, soplando el café para enfriarlo un poco —. Pero…, hubo algo que me dijo que me dejó pensando… ¿Ustedes se conocen de antes?
— ¿De antes?
— De antes de entrar a la empresa.
— La verdad es que sí —Suspiró Yuya —. Pero es una historia triste… Él fue mi superior en la secundaria, tuvimos una relación, pero nos separamos cuando él terminó el tercer año. Nos reencontramos en KS Productions muchos años después, y él reconoció que en todo este tiempo no pudo olvidarse de mí — La cara de asombro de Toma lo hizo estallar en carcajadas —. ¡Lo creíste! ¡Es broma! Pero…, tengo ese efecto en la gente, ¿no?
— ¿Cuál?
 — Eso que me hace inolvidable.
— ¿Es para aumentar tu ego o lo preguntas en serio?
— Te lo pregunto artísticamente.
— En ese caso, sí, eres inolvidable. No me di cuenta hasta verte en el escenario, saltando y bailando.
— Todo eso, Toma, quiero hacerlo mil veces mejor en las próximas presentaciones.
— Estoy seguro de que lo lograrás — Lo alentó el muchacho, apoyando su mano sobre la del rubio.

Tres días más tarde, comenzaron en Nagoya los ensayos para las próximas presentaciones de Yuya. Ryuhei, Shota y Tadayoshi subían al escenario del lugar de conciertos encontrándose con Shingo en medio del mismo, aplaudiendo al son de una canción que estaba siendo interpretada por la banda. Al final de la plataforma que se extendía desde el escenario, pudieron divisar a Yuya, quien empezó a bailar y cantar al ritmo de la canción, con sus bailarines detrás suyo.
— Parece otro — Reconoció Shota, sin poder creerlo.
— Ni que lo digas — Dijo Shingo, de brazos cruzados —. Hasta habló con Subaru para incluir canciones suyas en su próximo sencillo.
— Estar al borde de la muerte…, ¿cómo decirlo sin que suene mal…? Le sentó bien — Dijo Ryuhei, dirigiéndose al otro lado del escenario donde, detrás del telón, aún descansaban algunos de los otros bailarines.
— Eso fue algo bastante duro — Reconoció Shota.
 La jornada pasó sin mayores contratiempos. Tadayoshi no vio a Ryo en todo el día, así que su mente estaba tranquila. Aunque Shota se dio cuenta que cada vez que el magnate de la música era nombrado, el cuerpo del menor tiritaba, y sus ojos instintivamente buscaban su presencia en el lugar.
— ¿Vamos a cenar cuando terminemos, Yasuda-san? — Le preguntó el muchacho.
— Claro — Respondió el aludido.
— ¡Ah! Okura-kun, Nishikido-san quiere hablarte — Dijo uno de los bailarines de Yuya. El dúo que había estado charlando y Ryuhei que también estaba allí, se lo quedaron mirando. A espaldas del muchacho, Yuya, quien había llegado a oír sus palabras, pasó a prestarle atención a aquel chico.
— ¿Nishikido-san? — Repreguntó Tadayoshi.
— Sí, eso dije.
— Toma, ¿puedes prestarme tu celular? — Le pidió Yuya a su asistente.
— ¿Eh? ¿Le sucede algo malo al suyo?
— No tiene señal.
— Ah, aquí tiene — Le dijo el aludido. Automáticamente, el rubio le dedicó una sonrisa y arrebatándole el aparato de las manos, se dirigió al final de la plataforma. Cuando volvió junto con Toma, Tadayoshi ya no estaba allí.
— Oye, Sho-chan — Llamó su atención Ryuhei.
— Dime.
— ¿Quieres ir a cenar conmigo esta noche?
— Eh, pero… Okura-kun dijo que quería que fuéramos a cenar los tres…
— No creo que eso sea posible — La mirada inquisidora pero a la vez, inocente de su oyente, lo hizo sonreír —. ¿Es que aún no conoce a Ryo? Lo más seguro es que se lo lleve a cenar.
— Igual es raro…
— ¿Qué cosa?
— Que me pidas eso… Aunque ya hace mucho tiempo que estamos saliendo, es la primera vez que me preguntas si quiero que salgamos a algún lugar.
— Bueno… Supongo que… Ya era hora que lo hiciera, ¿o no? — Intentó justificarse el morocho, con una sonrisa nerviosa.

Ryo lo esperaba en el pasillo del Nagoya Dome, atestado de gente como siempre cuando se acercaba una presentación del nivel de Yuya.
— ¿De qué quería hablar conmigo? — Le preguntó Tadayoshi, fríamente, interrumpiendo la atención que el mayor mantenía sobre la pantalla de su teléfono.
— ¡Ah, sí! — Reaccionó el aludido, guardando el aparato en el bolsillo de su pantalón. Una vez más, estaba vestido informal, con una remera negra con finas rayas verticales color blanco, una campera de jean, y pantalones y zapatillas negras —. Bueno — Ryo miró para todos lados y se rascó la nuca —..., la verdad es que me gustaría que charláramos en un lugar... un poco más tranquilo...
— Todavía no he cenado...
— Hay un restorán a dos cuadras de aquí, ¿quieres que vayamos para allá?
— Por favor — Respondió el muchacho, sin siquiera dirigirle la mirada. No fue sino hasta tener el primer plato enfrente suyo y probar un poco de lo pedido que Ryo habló.
— ¿Qué tal?
— ¿Qué cosa?
— La comida. ¿Está bueno?
— Sí... No lo sé... Supongo que sí — Respondió el menor.
— Esta es la primera vez que estamos solos... después de lo sucedido en Osaka, ¿verdad?
Internamente, Tadayoshi esperaba que no se atreviera a mencionar aquella noche pero, indudablemente, lo sucedido no se borraría tan fácilmente de su mente.
— Ya cumplió con su cometido — Dijo el menor, dejando ambos cubiertos alrededor del plato para mirarlo fijamente —. Ahora, ¿qué? ¿Qué quiere de mí?
En los minutos que tardó Ryo en responder, su emisor creyó que su corazón estaba por escapársele del pecho por la forma furiosa en que latía. No podía dejar de estar nervioso ya que le había hablado de una forma agresiva a su superior.
— Es verdad — Dijo Ryo, bebiendo luego un poco de vino —. Tienes razón. Ni siquiera tuve algo de consideración por ti. ¿Quieres que te lleve al médico cuando salgamos? — Su oyente lanzó una risa en forma de susurro —. Para constatar que no hayan daños internos.
— No hace falta. Le aseguro que salvo el trauma por haber sido violado por mi superior, por alguien a quien admiraba, no hay otro tipo de daño — Soltó.
— Lo siento.
— ¿Y bien? — Preguntó Tadayoshi, interrumpiendo la disculpa del mayor —. ¿De qué quería hablarme? Si era por el asunto de Osaka…, despreocúpese, no levantaré cargos contra Usted o algo por el estilo. Estoy esperando a volver a Tokio para renunciar a la empresa.
— No, no, no. Por favor, no lo hagas. De lo que quiero hablarte…, es justamente tu futuro en KS Productions — El silencio de Tadayoshi  le indicó a Ryo que era el momento oportuno para seguir hablando —. Quiero volver a formar a los KS Boys… contigo.
— ¿Eh…?
— Sí. Durante la pequeña presentación que hicimos, me di cuenta que los siete podemos volcarnos como artistas que tocan instrumentos. Además, ya no tenemos veinte años como para seguir bailando y saltando. A todos nos gustaban las sesiones acústicas de nuestros recitales, y a los fanáticos siempre les agradó vernos detrás de nuestras guitarras, pianos, o el instrumento que sea que tuviéramos en la mano. Quiero demostrarle esta nueva faceta a los fanáticos y aunque muchos de nosotros somos capaces de tocar más de un instrumento, ninguno tiene la pasión que tienes cuando tocas la batería. Okura-kun, por favor, ¿me acompañarías en este nuevo proyecto?
Al instante en que sintió el leve contacto con la mano de Ryo, Tadayoshi alejó la suya con rapidez. Cualquier leve roce con aquel sujeto, lo perturbaba.
— Deme un tiempo para pensarlo. Por favor.
— Está bien. Cuando regresemos a Tokio, espero tu confirmación. Ya sea la de que seguir en la empresa como la de irte de ella.

Toma entró al cuarto de Yuya y se sentó a los pies de la cama a comer un pote de helado. Sentado sobre la cabecera, el rubio respondía todos y cada uno de los mensajes que sus fanáticos le dejaban en su página personal. Recibir tantos buenos comentarios por haber asistido a alguna de sus presentaciones, lo hacían sentir feliz. Se dio cuenta que su asistente estaba comiendo algo, así que dejó su computadora portátil a un lado y se acercó a él gateando.
— No es justo… ¡Yo también quiero helado!
— No puedes, tienes que recuperarte.
— Nada me impide tomar helado. El helado no es alcohol ni droga. ¡Dame!
— Ni lo sueñes — Se negó el morocho, levantándose de un salto y sosteniendo el pequeño pote en alto —. Me lo compré para mí y desde ayer que lo estoy guardando.
— Entonces, ¿por qué lo abriste aquí? Lo hiciste a propósito para hacerme sufrir — Yuya se acostó en la cama y abrió grande la boca —. Dame. Aquí — Su oyente sonrió. Agarró un poco de helado con la cuchara y lo dejó en su boca. Acto seguido, se arrodilló a los pies de la cama y, junto con un dulce y frío beso, lo dejó entre los labios de Yuya —. ¿Ves? No es tan complicado — Dijo el rubio, girando su cuerpo para quedar boca abajo y acariciar las facciones de Toma. Suspiró —. Aunque a veces quiera entender qué me ves…, no puedo… Soy de lo peor… y lo sabes mejor que nadie, pero aún así… me quieres.
— No, Yuya — Se apresuró a decir Toma, dejando el pote de helado sobre el pequeño sillón que se encontraba a los pies de la cama —. Yo no te quiero — El morocho besó con ternura los labios del menor y agarró su rostro. Pegando su frente a la suya, lo miró a los ojos —. Yo te amo con el alma. Eres… mi vida. Desde aquel día en que fuiste mío. Aunque sólo querías que te consolara, para mí, hacerte el amor fue como tocar el Cielo con las manos. Desde ese día, te convertiste en todo para mí. Te convertiste en… mi vida.
— Dices cosas tontas como él — Susurró el rubio, abrazándolo.
— ¿Eh?
— No, nada — Depositó un suave beso sobre una de sus mejillas y volvió a su posición original, pero cuando posó su portátil encima suyo, lo hizo para apagarla —. Ve a guardar ese helado. Quiero que esta noche duermas conmigo — Agregó, palmeando el lugar vacío a su lado.

Apenas entró a la habitación, no llegó siquiera a encender la luz, puesto que su amante no dejaba de besar sus labios apasionadamente.
— Espera…, Maru — Jadeó Shota, intentando agacharse para agarrar la llave que se le había caído de las manos, pero Ryuhei lo acompañó, entrelazando la mano que, en medio de la oscuridad aún buscaba su llave —. Mhhh…  Maru…
Aunque intentaba zafarse, sentía que cada vez que se alejaba, Ryuhei lo atraía todavía más hacia él, como si fueran imanes con polos opuestos.
— ¿Por qué quieres que me detenga… si tú tampoco puedes soportarlo…? — Sosteniéndolo de las piernas, hizo que rodeara su cintura y lo levantó del suelo, ocasionando que los lentes de Shota también cayeran al suelo.
— ¿Podrías… dejar de… hacerme tirar las cosas? — Preguntó, mientras su cuello era besado por Ryuhei.

— …-san… Nishikido-san — Su jadeante voz no quería despertar. Aquella fantasía lo excitaba, aunque no se asemejaba en nada a la realidad. Su cuerpo se tensó, relajándose a los pocos segundos. Se giró y se quedó unos instantes mirando el techo. Despegó de su frente los cabellos que, producto de la excitación, habían quedado pegados sobre la misma. Cerró los ojos con fuerza y mordiéndose luego el labio, se levantó de un salto, llegando al cuarto de baño del mismo modo. Bajo el agua, intentó quitar una mancha invisible de sus manos, pero no logró hacerlo —. ¿En qué me ha convertido…? — Susurró, mirando la imagen que le devolvía el espejo.

Ryuhei se quedó en silencio, simplemente mirando la espalda de Shota. No se atrevía a extender su mano y acariciarlo. Le daba vergüenza. ¿Cómo se atrevía a hacerle el amor, a dejar que de sus labios se escapara la frase más hermosa que podía decirle, cuando él no podía corresponderle de la misma forma? Se sentó en la cama y suspiró, mirando el suelo. Aunque Yuya le dijo de mil y un formas distintas que jamás correspondería a sus sentimientos, le dolía. Aunque jamás pudiera ser suyo, le dolía. Por eso sabía lo que estaba sintiendo Shota. Porque él estaba sintiendo exactamente lo mismo y porque, si Yuya le decía que sólo serían amantes, él estaba dispuesto a hacerlo. Igual que Shota lo estaba haciendo con él. Aún así se sometía, porque lo amaba.

Estaba demasiado cansado. Después de casi cuatro horas entre la llegada al aeropuerto y el viaje, sumado al nerviosismo que tenía, lo habían dejado de ese modo. Le dijo a Tae que llevara a su madre a casa, que él iría luego de pasar por la empresa a solucionar un asunto. Llegó al lugar en taxi y dejó que el ascensor lo llevara a destino, una vez lo abordó. Saludó a Sayuri con una reverencia y entró a su oficina. Extrañamente lo encontró frente a su computadora, sosteniendo la cabeza con su mano.
— Ah… Okura-kun — Lo saludó, saliendo de una especie de trance —. ¿Ya has tomado una decisión?
— Lo haré. Lo acompañaré en la formación del nuevo KS Boys.






 

2 comentarios:

  1. Ahora sí me deja comentar aquí :D

    Fue un gran capítulo...

    Sigo en shock con Maru jamás lo imaginé de él xD, ahora sí no me queda duda de que en tus historias todo puede suceder xD.

    Ikutego como me gustan, queriéndose *3*.

    Ryokura *O* , Tacchon siendo traicionado por sus sueños(de repente tuve duda si fueron sueños de él o de Ryo :S) xD no quiero ni imaginarme su próximo encuentro pasional ajshdñkasjlk

    Y para cerrar los Kansai Boys *O*

    Gracias por compartir...

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    Respuestas
    1. ¿Por qué no te deja comentar? D:
      Blogger malo ><

      Si te shoqueó lo de Maru... Con lo que sigue, vas a quedar un par de horas en estado catatónico xD

      El IkuTego es para remediar todo el quilombo que hay atrás xD

      Fue el sueño de Tacchon :P Ryo no creo que siga teniendo esa clase de sueños (? ya es un señor grande (en el fic, y en la realidad también xD)

      KS Boys... Al principio eran Kansai, sí, pero... resulta que ya hay un grupo en la JE que se llama o llamaba así xDDDDDDDDD así que le deje las iniciales namás u____u

      De nada ^3^
      Gracias a vos por tomarte el tiempo de comentar~ Y disculpá que haya tardado tanto en responder ;AAAAAAAAA;

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