27 de marzo de 2015

[Star] Capítulo 05: Trampa

Se me congela un pie xD
Spice Girls - Say you'll be there
En casa~



Ciaossu~!!
No puedo no spoilearles nada, así que, acá va el spoiler... Léanlo bajo su propio riesgo, ¿eh...? Este capítulo es decisivo (aunque quizás el que viene también... mhh...). Nada más, no más spoiler xD
La verdad es que no sé qué más escribir u___u; Los dejo con el quinto capi de Star :)
Enjoy~ ♥


Título: So you think you can be a star.
Fandom: Johnnys.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, Romance, Smut, Violento.
Rating: NC-17.
Cantidad de palabras: 4312. 
Estado: Finalizado.
Sinopsis: Osaka se volverá en sinónimo de problemas para Ryo, Yuya y Tadayoshi. Para Ryo, porque su principal estrella no hace casi a su agenda. Para Yuya, porque ve cómo poco a poco Tadayoshi se está ganando el cariño de todos y reconoce que va a reemplazarlo si así se lo piden. Y Tadayoshi, porque allí se llevará a cabo el preludio de su propia perdición.


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Capítulo 05: Trampa.

— Bueno, ya ha pasado un mes desde aquel incidente con Tegoshi, así que — Ryo miró a su oyente y tomó aire antes de seguir hablando —..., formarás parte de su gira musical por los cinco domos de Japón.
Tadayoshi simplemente pestañeó.
— ¿Eh? Pero...
— Tu madre también está invitada, por supuesto — Agregó el mayor, sentándose en su cómodo sillón.
— Pe...
— Tae-chan también. Después de todo, es su enfermera.
Aquel sujeto no estaba dispuesto a recibir un no por respuesta, así que, suspiró.
— Está bien... Debo darle aviso a mi madre...
— De acuerdo. Ve — Ryo se quedó mirando el andar del muchacho, acercándose a la puerta de su oficina —. Y asegúrate de dormir bien, que mañana nos vamos temprano a Osaka.
— Ni... ¡Nishikido-san...! ¡¿Cuándo iba a decírmelo?! — Exclamó Tadayoshi, más que sorprendido.
— En serio, no sé dónde tienes la cabeza, Okura-kun. Trabajas aquí y sabes menos de las fechas de los recitales de Tegoshi que la gente que está afuera — El aludido se sonrió —. Paso a buscarlos a la madrugada — Finalizó, saludándolo con la mano.
Luego de dedicarle una reverencia a Sayuri, Tadayoshi abordó el ascensor y se cruzó de brazos, refunfuñando cuando las puertas se abrieron en el piso de abajo, dando paso a Shota. 
— Qué tipo — Murmuró Tadayoshi.
— ¿Sucedió algo con Ryo?
— Me dijo que tengo que ir a la gira de Tegoshi... con mi madre y Tae-san.
— Pero eso es bueno — El aludido lo miró —. ¿Qué mejor manera de entender lo que sucede en el mundo del entretenimiento que formando parte de él?
— Pero..., ¿llevar a mi madre...?
— Creo que lo que quiere Ryo es que te centres en tu trabajo. Si estás pensando en el bienestar de tu madre... no vas a estar concentrado en un cien por ciento. Creo que será lo mejor.
De alguna manera, la sonrisa de aquel sujeto, lo tranquilizaba. Se percató que lo estaba siguiendo cuando bajaron del ascensor.
—¿Adónde va...?
— Es mi momento de descanso, ¿está bien si tomamos algo por ahí?
— Voy a mi casa... Tengo que avisarle a Tae-san y a mi madre lo del viaje...
— De acuerdo, te acompaño.
— Persuadirlo será imposible, ¿no, Yasuda-san? —  Mientras ellos salían del edificio, en sentido contrario, llegaban Toma y Yuya. Aunque ambos saludaron al dúo, fue sólo Toma quien devolvió el saludo, con un movimiento de cabeza y una sonrisa —. Tegoshi... aún sigue furioso conmigo, ¿no? — Le preguntó, camino al automóvil del mayor.
— No le des importancia. Además, tú eres el que debería estar ofendido.  Lo que hizo Tegoshi, no tiene perdón, Okura-kun.
— Bueno... Eso es verdad.
Ambos abordaron el vehículo de Shota, pero no fue sino hasta detenerse en un semáforo que el mayor sacó a relucir sus verdaderas intenciones para acompañarlo hasta su casa.
— Okura-kun, quiero decirte algo... como amigo, claro está.
— Claro, dígame — Dijo el aludido, sorprendido por sus palabras.
— Ten cuidado.
— ¿De qué? — Preguntó, sonriendo.
— De Ryo.
— ¿De... Nishikido-san? ¿Por qué?
— ¿Recuerdas cuando en la grabación de la presentación de Tegoshi yo te dije que guardaras silencio cuando dijiste que Ryo y Tegoshi parecían una pareja? — Preguntó, siguiendo con su recorrido al advertir el color verde del semáforo.
— Sí...
— La verdad es que ambos son amantes.
— Pero..., ¿no son...?
— ¿Hombres? — Prosiguió su pregunta el rubio, sonriéndole —. ¿Qué tiene que ver eso?
— Bueno, es que — Al no saber cómo seguir la oración, Tadayoshi prefirió interrumpirse a sí mismo —... ¿Por qué me está diciendo que tenga cuidado?
— No lo sé. Pero..., tengo un mal presentimiento, eso es todo.
— Sus palabras no me tranquilizan demasiado — Suspiró el muchacho, mirando el techo.
— Lo siento. Quizás sólo sea mi imaginación, pero Ryo jamás se le ocurrió promover a alguno de los chicos que están como practicantes, y mucho menos reemplazar a Tegoshi. Es como si... algo se trajera entre manos. Así que, por favor, ten cuidado, ¿sí?
Su mirada estaba cargada de preocupación, ante lo cual, sólo atinó a asentir con la cabeza.
Decirle a su madre lo del viaje la llenó de felicidad pero, aunque ella dijera que era por él, sentía que era más por estar cerca de su mimado Tegoshi-kun que por él. Le dio ternura verla tan feliz y llena de energía.

Era la madrugada cuando abordaron el avión que los llevaría a Osaka. Aunque el trayecto no duraba más de una hora, Tadayoshi no pudo con el cansancio que llevaba después de no haber podido pegar un ojo en lo que Ryo llegó para llevarlos hasta el aeropuerto. Yuya había salido en un vuelo anterior junto con Toma. Era obvio que ni siquiera quería compartir el mismo avión que él.
Ryo, en cambio, no iba a dormir. Les dedicó una reverencia a Ryuhei y Shota, a quienes encontró charlando cuando pasó al lado de sus asientos. Shota se lo quedó mirando acercarse al asiento de Tadayoshi.
— ¿Ocurre algo? — Le preguntó Ryuhei.
— Tengo una mal presentimiento... No creo que haya sido correcto que Okura-kun venga con nosotros.
— ¿Por qué lo dices?
— Olvídalo. Quizás... sólo sea mi imaginación.
Ryuhei lo miró y acarició su mano, la cual fue automática entrelazada a la del rubio.
Sigilosamente, Ryo se asomó a los asientos donde estaban Tae y la madre de Tadayoshi. Ambas estaban profundamente dormidas. El asiento ocupado por Tadayoshi estaba separado sólo por un pasillo. Al encontrarlo también dormido, se acercó a él y se sentó a su lado. Lentamente levantó el apoyabrazos que los separaba y se quedó mirándolo, sin percatarse de la atenta mirada de su madre, quien había fingido estar dormida al verlo acercarse a su asiento.
Ryo no quería que despertara. Es más, quería que el vuelo jamás llegara a destino. Ver dormir pacíficamente a Tadayoshi generaba en él un sentimiento que jamás había tenido. Con sólo mirarlo, de esa forma, era más que suficiente. Levantando apenas su cuerpo del asiento, se acercó a su rostro y lo admiró de cerca, evitando que su cálida respiración lo golpeara y lo despertara. Uno de sus dedos acarició suavemente los labios del menor. Levantó su vista, pero ni siquiera aquel roce lo había hecho despertar. Volviéndose esclavo de sus deseos, se acercó a él y lo besó en los labios con dulzura. Respiró contra su piel, deseó todo de él, pero allí debía detenerse, no quería tomarlo dormido, y mucho menos que despertara. Sin volver a mirarlo, se levantó  y se alejó del mismo modo en que se había acercado. En su asiento, Tae se despertó al oír la suave risa de su paciente.
— ¿Ocurre algo, Okura-san?
— No, no sucede nada, Tae-chan. Puedes seguir descansando.

El hotel reservado para su estadía fue el Hotel Nikko Osaka, que aunque estaba ubicado a casi una hora del aeropuerto, llegar al mismo valió la pena. A Ryuhei le daba ternura el rostro de niño sorprendido de Tadayoshi, lo cual no era para menos, ya que jamás había pisado un hotel como ese.
— Okura-kun estará en el mismo piso que Yasu, Maru y Tegoshi — Le informó Ryo, acercándose el grupo a la recepción del hotel.
— ¿Y mi madre?
— En el piso de abajo, junto con Tae, por supuesto. Pero no te preocupes, estará a un cuarto de distancia del mío, no tienes por qué preocuparte — Le dijo el mayor —. Mañana será un largo día, así que les sugiero a todos que apenas lleguen a sus respectivas habitaciones, se dispongan a dormir de inmediato.
— Me pregunto cuántas habitaciones fueron alquiladas — Preguntó Tadayoshi, mientras, junto con Ryuhei y Shota, abordaban el ascensor que los llevaría a su piso.
— Se reservaron casi cuatro pisos — Respondió Shota.
— ¿Eh...?
— Ryo nunca escatima en gastos.
— Pero..., ¿no es demasiado?
Los tres bajaron en el piso que se le había asignado, encontrándose con un rostro familiar saliendo de una de las habitaciones.
— Ikuta-kun — Llamó su atención Shota.
— ¡Ah! Bienvenidos — Los saludó —. ¿Llegaron recién?
— Sí, pero..., ¿qué haces despierto a esta hora?
— Tegoshi-san..., quiere agua —Respondió el aludido, pesadamente.
— ¿Tegoshi?
— ¿No puede pedirlo al servicio al cuarto?
— No le gusta el agua que sirven aquí.
— Un día de estos lo mato con mis propias manos — Aseguró Ryuhei.
— Cálmate, Maru — Le pidió Shota —. ¿Aún no está durmiendo? — Inquirió el vestuarista.
— Ha... pasado el rato practicando sus coreografías. No ha podido conciliar el sueño debido al nerviosismo por el día de mañana.
— Ya veo — Susurró Shota, casi para sí. Tadayoshi vio un deje de curiosidad en sus palabras, pero no agregó nada.
— ¡Ikuta-kun, espera! — Le dijo el menor de los presentes, recordando algo. Cuando Toma se giró para mirarlo, su emisor le estaba extendiendo una botella de agua llena —. La compré para el camino, pero terminé durmiendo durante el vuelo.
— Gra... Gracias — Dijo el muchacho, aceptando el gesto del menor —. De todas maneras..., quisiera ir a tomar algo de aire libre.
El trío se quedó mirando a Toma hasta que abordó el ascensor.
— ¿No lo notaron un tanto desganado? —Preguntó Tadayoshi.
— Hay que seguirle el ritmo a Tegoshi — Bromeó Shota —. Vamos a descansar. Me caigo de sueño.
— Es verdad. Mañana será un día complicado — Dijo Ryuhei —. Te mando mensaje cuando estemos yendo para el domo, Okura-kun. Puedes pasar el día con tu madre mientras tanto.
— De acuerdo — Dijo el aludido —. Que descansen.
— Tú también — Le dijo Shota.
Al verlos alejarse, estando uno de los brazos de Ryuhei rodeando el cuello de Shota, Tadayoshi recordó las palabras que le había dicho la noche anterior, que qué tenía que ver que fueran hombres para ser amantes. Sonrió. Se dio cuenta que había hablado de él mismo.

Tadayoshi se despertó temprano y decidió llamar a Tae para saber si su madre estaba despierta. Estaban yendo a desayunar, por lo cual decidieron encontrarse en el restorán japonés Benkay, ubicado en el tercer piso del complejo. El paisaje de la ciudad y el verde de los arbustos y plantas que decoraban su vista, lo hacían perfecto.
— Después queremos ir con Tae-chan al piso de moda White Avenue — Se apenó la mujer, generando una sonrisa en su hijo.
— No te preocupes, puedo pasar solo el resto del día — Dijo Tadayoshi —. Además, estoy esperando la llamada de Maruyama-san para ir al Kyocera Dome a ayudar.
— Ya veo.
— Fue un lindo gesto el de Nishikido-san el invitarnos también a nosotras para que Okura-kun no esté preocupado por su bienestar.
— Sí... Es muy amable — Dijo la mujer, mirando de refilón a su hijo.
El celular de Tadayoshi sonó, llamando su atención.
— ¡Ah! Debo irme — Dijo el muchacho —. A la noche paso a verte, mamá.
El muchacho se levantó de su asiento, saludó a ambas mujeres y salió disparado de allí.
En la puerta del Kyocera Dome, lo esperaba Ryuhei con un pase de personal para poder ir y venir dentro del lugar como se le diera la gana.
— Bienvenido — Lo saludó el mayor —. Aquí tienes.
— Gracias — Dijo el muchacho, colgándose el pase por el cuello —. ¿Me esperaban?
— En realidad..., también estamos esperando a Tegoshi — Reconoció el aludido, entrando junto con el recién llegado, al inmenso lugar. Un pequeño vehículo los esperaba apenas entraron, el cual los llevó a lo que parecía ser la parte trasera del escenario. Al cruzar el gran telón, Tadayoshi se dio cuenta que no estaba errado. El lugar donde estaba parado era un escenario. El brillo proveniente de las luces sobre su cabeza lo cegaban y lo hacían acalorarse. Se dio cuenta que una estúpida sonrisa se había dibujado en el rostro. Las mejillas le dolían de tanto estirar inconscientemente sus comisuras hacia ambos lados.
— Maru, ¿puedes ayudarme con esto? — Lo llamó Shota, al otro lado del escenario.
— Por supuesto — Dijo el aludido, acercándose con pasos rápidos a quien lo estaba llamando.
— Ahhh... Pero..., Maruyama-san..., ¿yo qué hago?
— Podrías preguntar si alguien necesita ayuda. No creas que te he traído para pasear — Le respondió un sujeto que tocaba unos acordes en una guitarra acústica en medio del escenario.
— Eh... Disculpe, pero, ¿usted quién es? — Preguntó Tadayoshi al guitarrista, quien levantó la vista con una pícara sonrisa —. Nishikido-san... ¡Ah! ¡Disculpe! Es que... Con esa ropa...
— A veces, el traje cansa, ¿sabes? — Se burló el hombre, corriendo un cabello rebelde de su rostro con un movimiento de cabeza. Efectivamente, con una remera blanca con una frase en letra cursiva, en inglés, un par de pantalones negros, zapatillas de lona y una gruesa campera negra, no parecía ser el Nishikido Ryo que él había visto desde que entró a KS Productions. Ryo volvió a mirarlo al darse cuenta que su oyente no había omitido palabra —. ¿Quieres escuchar algo? — Volvió a sonreírle, sintió que lo hizo volver a Tierra de esa forma.
Issho — Respondió el aludido, después de dudar unos instantes.
— Muy bien. Issho será — Dijo Ryo, antes de empezar a tocar los acordes de la canción pedida. A la lejanía, el muchacho podía oír las voces de Shota y Ryuhei cantándola, por lo que sonrió —. ¿Quieres tocar?
— No. No — Dijo el aludido, negando también con las manos —. Se me da mucho mejor tocar la batería.
— ¿Quieres que hagamos un dúo? Tocar solo es aburrido — Reconoció el hombre, dejando de tocar la guitarra para apoyar ambos brazos sobre la caja del instrumento.
— ¡Oye! — Le gritó Ryuhei, sonriendo —. ¿Por qué dejaste de tocar?
— Si te molesta, ven a tocar tú — Le recriminó Ryo, sonriendo igual que él.
— ¿Está bien si lo hago? — Preguntó Tadayoshi.
— Claro, los instrumentos ya están puestos para que vengan a tocarlos cuando la estrella se digne a aparecer.
Tadayoshi asintió con la cabeza y se subió a la tarima donde estaba dispuesta la batería. Agarró los palillos y miró el majestuoso domo frente a él. Le parecía estar en el Paraíso, aún sin gente, sentía que el nerviosismo hacía que su corazón latiera a mil.
— Cuando quieran — Dijo Ryuhei, con el bajo colgado frente a él, esperando que Tadayoshi iniciara la canción. Shota se había sentado cerca de Ryo y había agarrado el micrófono que estaba sólo sobre su soporte.
El menor del grupo sonrió e inició la canción. Escuchar aquellas voces juntas otra vez, le daba un nuevo significado a la canción. Era como si el tiempo no hubiera pasado para ellos. Sus voces juntas volvían a despertar en él la misma sensación que la primera vez que los oyó entonar aquella canción dedicada a sus fanáticos, la canción que marcaba la despedida de KS Boys y su gratitud para con todas las personas que les habían brindado su apoyo y los habían seguido hasta ese momento. Cuando se dio cuenta, Subaru se había sumado tocando la guitarra eléctrica al inicio de la segunda estrofa, y tanto su voz como las de los integrantes faltantes, Shingo y You, comenzaron a sonar al inicio del segundo estribillo. En el solo instrumental a cargo de Ryo, Ryuhei y Subaru, Tadayoshi miró a Ryo, quien le hizo una seña con la cabeza, quizás, cediéndole su parte del puente para que él la cantara. Y así fue, Tadayoshi la cantó con una voz que ninguno de los presentes sabía que tenía. Mucho menos Yuya, quien recién había pisado el escenario para encontrarse con aquella escena que sólo lo fastidió más de lo que estaba. Issho terminó después del estribillo final y los presentes rompieron en aplausos.
— ¿No sintieron una sensación extraña? — Preguntó Shota mirando a cada uno de sus ex-compañeros de banda, después de dejar en su lugar el micrófono que había estado usando. Los aludidos, sin acotar nada, simplemente sonrieron.
— Muy bien, ya llegué — Dijo Yuya, acercándose al grupo con pasos fuertes.
— Tego, ¿me acompañas? — Le preguntó Ryo, levantándose del suelo y sacudiéndose los pantalones.
— ¿Eh? Pero tengo que ensayar, Ryo-chan — Respondió el rubio.
— Para ensayar... hace dos horas que tendrías que haber estado aquí — Agregó el morocho, dejando la guitarra sobre su soporte. Apenas Yuya sintió la mirada de Ryo atravesándolo, no le fue difícil deducir que el resto de los presentes también lo estaban mirando del mismo, hablando de él por lo bajo —. Tegoshi — Volvió a llamarlo, esta vez, a un costado del escenario.
Siendo preso de un torbellino de sentimientos, antes de seguirlo, Yuya lanzó el micrófono, con soporte y todo al suelo, generando un horrible estruendo que resonó en todo el lugar. Acto seguido, siguió los pasos de Ryo hasta su camerino.  
— ¿Me quieres decir que rayos te sucede ahora? — Le preguntó Ryo, cerrando la puerta a su paso —. Subaru me dijo que ni siquiera viniste para ver la distribución de los escenarios.
— ¿Y qué tiene? Puedes reemplazarme cuando se te dé la gana. ¿O acaso crees que no me di cuenta de lo que acabaste de hacer?
— ¿Eh? Eso sólo fue el pedido de un fanático.
— La era de los KS Boys ya pasó, Ryo-chan.
El aludido no respondió a eso. Quiso hacerlo, lo miró, pero no encontró las palabras exactas para cerrarle la boca.
— ¿Qué tengo que hacer para que salgas al escenario y actúes como una persona normal, Tegoshi?
— Sabes lo que tienes que hacer — Le respondió el rubio, sensualmente, acercándose a él y rodeando su cuello con ambos brazos. Ryo desvió su mirada y agarró sus manos —. Quiero que me hagas el amor, sino, no saldré — El morocho lo miró, deteniendo sus propias acciones —. Si lo haces, salgo, doy el mejor recital de todos los tiempos y no oirás más quejas saliendo de mi boca.
— "No oirás más quejas saliendo de mi boca..." Ojalá puedas sostener esa mentira al menos por una semana — Dijo Ryo, sonriendo. Sus manos lentamente acariciaron el cuerpo de Yuya hasta encontrarse sobre su cintura. El rubio acaparó sus labios con desesperación.
Afuera del camerino, Toma oyó cómo el cuarto pasaba a estar cerrado bajo llave, por lo cual, con pasos lentos, salió de allí. Se sentó en una escalera y sacó un cigarrillo de su paquete, el cual encendió, y dejó que el humo se escapara hacia el cielo nublado.
— Ikuta-kun...
Al girar su cabeza, se encontró con Tadayoshi, a quién le dedicó una reverencia.
— ¿Puedo...?
— Claro, está vacío — Dijo el muchacho, en referencia al escalón sobre el cual estaba sentado —. ¿Fumas?
— No, gracias — Negó el aludido —. ¿Por qué Tegoshi es así?
— ¿Mh?
— Tan... déspota y... egoísta.
— Supongo que esa es su naturaleza — Respondió Toma, levantando sus hombros al mismo tiempo.
— ¿No te hace acordar a un cachorro?
— ¿A un cachorro...?
— Sí... Es como si Tegoshi temiera que los demás lo lastimen.
— Supongo...
— Nunca voy a perdonarle lo que le hizo a mi madre. Si Nishikido-san cree que yo soy la mejor persona para reemplazarlo, lo haré, no voy a dudarlo.
Toma empezó esbozando una sonrisa, para terminó riendo a carcajadas.
— Perdón, es que... Eres demasiado inocente.
— ¿Inocente?
— A veces, Okura-kun, las personas no son lo que aparentan. Yuya es débil, por eso hace lo que hace. Más que un cachorro..., yo creo que es un niño pequeño que busca la atención de una persona — Bajo la mirada de Tadayoshi, Toma se puso de pie y miró al cielo —... Me gustaría que fuera a mí a quien busca — Susurró para sí.
— ¿Qué? — Preguntó Tadayoshi, quien no había alcanzado a oírlo.
— No, nada. ¿Entramos?

Tal y como lo había prometido Yuya, su presentación fue un éxito, pero Ryo estaba molesto por haberse dejado chantajear cuando el trabajo del rubio sólo consistía en bailar, cantar y generar ventas para su agencia. Estaba tan molesto que casi dejó escapar a Tadayoshi cuando la gente del personal empezaba a acomodar y guardar poco a poco las cosas para disponerlas en camiones con destino a Nagoya, donde Yuya tenía una presentación tres días más tarde.
— Okura-kun, esta noche habrá un banquete no muy lejos de aquí, ¿me acompañarías?
— ¿Yo?
— Sí. Así como te estás relacionando con lo que es estar sobre el escenario, me gustaría que las personas del medio te vayan conociendo, ¿qué te parece?
— Ah... Eh... Pero..., no tengo ningún traje elegante ni nada de eso — Se apenó el muchacho.
— Puedes pedirle a Maru o Sho-chan que te presten uno. Estoy seguro de que tendrán algo que te quede.
Aunque estaba algo cansado, no podía decirle que no a ese sujeto, después de todo, casi le debía la vida.
— Está bien — Terminó aceptando Tadayoshi, generando la sonrisa en el hombre.
— Genial. Avísame para enviar a la limusina a buscarte.
— De acuerdo.
No del todo de acuerdo en que Tadayoshi participe de aquella fiesta de peces gordos de la industria de la música, Shota dio con el traje perfecto para el muchacho: era negro con detalles en un azul oscuro que casi pasaban desapercibidos. Cuando llegó al lugar fue recibido por un muchacho que lo acompañó a la entrada. Desde allí una larga galería lo condujo hasta un entrepiso, donde, en la parte de abajo la gente estaba amontonada en pequeños grupos a lo largo del buffet o la barra de bebidas. En el último lugar vio a Ryo, quien llamó su atención con una mano en alto. El recién llegado sonrió, bajo unos pocos escalones y caminó hacia él.
— Bienvenido.
— ¿Me retrasé mucho?
— No, no te preocupes.
Una copa de martini y una bebida de un pálido color rojo se posaron frente a ellos.
— No, no, no. Yo no bebo.
— Anda, bebe algo. Yo me haré cargo de dejarte frente a la puerta de tu habitación en una sola pieza — Dijo el hombre, bebiendo luego un martini seco.
Dudando, Tadayoshi miró la copa frente a él, a Ryo y al cantinero que, con una seña, sonriendo, también lo incitaba a probar el trago. Finalmente, tomó coraje y lo bebió. En el primer sorbo saboreó el contenido, el cual le pareció dulce.
— Está rico...
— Le dije a John que no eres de beber y que preparara algo que fuera de tu agrado. Me incliné por pedirle algo dulce, me alegra que te haya gustado — Reconoció Ryo.
— Sí, muchas gracias.
Pese al interés que había tenido Ryo en llevar a Tadayoshi a aquel lugar no fueron más de cinco personas ante las cuales fue presentado. Conforme el tiempo pasaba, Tadayoshi se percató que estaba perdiendo el sentido del equilibrio poco a poco.
— ¿Sucede algo, Okura-kun? — Le preguntó Ryo, mirándolo de reojo.
— Creo que me siento un poco mal... Quiero volver a casa — Reconoció el aludido, intentando levantarse de la banqueta donde estaba sentado, pero tras perder el equilibrio, terminó sostenido de la barra, mientras que la silla terminó cayendo al suelo —. Ay.
— Yo la levanto — Dijo Ryo, rápidamente, dedicándole una rápida mirada al cantinero —. Bueno, creo que nos vamos. Gracias por todo — Agregó, dejando sobre la barra unos cuantos dólares, los cuales John aceptó de buen grado.

Rondaban las tres de la mañana cuando Ryo llegó al piso donde estaba su cuarto, sosteniendo el cuerpo de Tadayoshi de la cintura para que no se cayera, pero la torpeza en el andar del menor, le dificultaba seguir su ruta en forma recta.
— Esta no es mi casa — Dijo el menor.
— Claro que no. Estamos en Osaka. Viniste a presenciar la gira de Tegoshi.
— Ahhhh... Sí... Ese rubio pretencioso... ¿Sabe algo? Voy a superarlo. Yo lo sé. Pero no tengo ese mismo problema que Tegoshi que se cree dueño de todo.
— Tus palabras no tienen sentido...
— Es probable — Dijo Tadayoshi, arrastrando la letra r. Ryo sonrió y abrió la puerta de su cuarto —.  Este no es mi cuarto...
— No, es el mío — Reconoció el aludido, entrando con el muchacho, y llevándolo hasta la cama, donde lo sentó a los pies de la misma.
— ¿Por qué no me llevó a mi casa? — Ryo no pudo evitar sonreír ante su pregunta. Era más que claro que el trago le había hecho un tremendo efecto en su mente. Lo hacía parecer más ingenuo y vulnerable. Se acercó a él y desanudó su corbata, se deshizo de su saco y lentamente fue desprendiendo uno a uno los botones de su camisa, la cual lanzó al suelo al finalizar. Acarició su desnudo torso, mordiéndose el labio, como quien mira a una presa antes de devorarla. Después de tantos esfuerzos, estaba ahí, lo tenía como a él más le gustaba, y no iba a desaprovechar esa oportunidad. Levantó su rostro con la mano y acarició sus labios con su dedo pulgar. La mirada de Tadayoshi estaba perdida, pero por un segundo se encontró con la suya —. Nishikido-... ¿san...?
Sin poder contener sus deseos, nuevamente, Ryo acaparó los labios del menor, succionándolos, mordiéndolos, gimiendo sobre ellos.
— Te deseé tanto — Reconoció, besando sus labios entre cada frase —. Todo este tiempo... siempre soñé con tenerte aquí... así... sólo para mí. Todo para mí.
El hombre tomó el rostro de Tadayoshi entre sus manos y lo besó de una forma apasionada, posesiva, como si no quisiera que aquel beso se acabara.
— Nishikido-san — Mencionó su nombre Tadayoshi mientras él lo despojaba de sus pantalones y lo ayudaba a acostarse en medio de la cama.
— Esta noche, vas a ser mío. Sólo mío.


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Notas
* Los cinco domos de Japón: Ryo hace referencia a los cinco de los estadios de béisbol construidos con forma de domo en todo Japón. Suelen utilizarse tanto deportes como para recitales. Los más famosos, y puedo equivocarme, los que más capacidad de espectadores tiene son: el Kyocera Osaka Dome (capacidad total de 36.477 personas), el Fukuoka Yakuoku! Dome (38.561 personas), Nagoya Dome (40.500 personas), Sapporo Dome (53.796 personas) y el famoso Tokyo Dome (55.000 personas).
* Issho: El nombre de la canción que Tadayoshi le pide a Ryo significa "juntos" en japonés.